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La metodología de las escuelas democráticas

Maria Pilar Garrido

Publicado el 13/05/2015 16:05

Durante los últimos años han salido a la luz muchos nuevos movimientos de renovación pedagógica en las aulas españolas y la gran mayoría se están llevando a cabo en casi todas las ciudades. Una de las más conocidas, y de las más antiguas, son las escuelas democráticas.

Tal y como dice el nombre de este tipo de metodología, en las escuelas democráticas la participación el alumnado y del personal docente es libre e igualitaria. En las escuelas democráticas no se sigue un curriculum obligatorio prefijado sino que se suele trabajar por medio de proyectos educativos girando en torno a los contenidos, procedimientos y actitudes que se quieren desarrollar en el alumnado.

Al no existir un curriculum oficial en las escuelas democráticas, tampoco existe una calificación de los estudiantes, es decir, no se les evalúa ni mucho menos con exámenes ordinarios en los que se evalúen una serie de conocimientos específicos al finalizar cada tema o cada bloque.

Ante un conflicto, se crea una asamblea para intentar superar dicho conflicto con la figura de un mediador que es el que intenta que ambas partes lleguen a un acuerdo. En estos centros hay asambleas para comenzar la jornada escolar donde cada uno de los niños presenta alguna noticia que haya sido de su interés y donde además pueden exponer problemas que le han surgido o temas que deseen tratar con sus compañeros y con sus docentes.

El espacio en el aula es distinto a como lo conocemos en las aulas tradicionales. Así, en las escuelas democráticas no encontraremos sillas y mesas para cada uno de los alumnos así como una mesa del profesor delante de todos los alumnos y al lado de la pizarra. Normalmente los alumnos se sentarán en forma de U de manera que todos puedan tener contacto visual con todos. No hay establecido un orden ni una organización del aula, ya que cada alumno es libre de dirigirse a donde desee y cuando desee.

El principal fin de este tipo de metodología, es el de formar ciudadanos participativos, haciéndolos críticos con la información proveniente de diversas fuentes y a la vez, responsables de sus propias decisiones haciéndolos consecuentes de las mismas.

Obviamente, este tipo de educación debe contar con el máximo apoyo de las familias que deben estar implicados en la educación de sus hijos y en contacto constante con el centro escolar para hacer de esta una educación posible.

En otros artículos hemos hablado de la escuela de Sumerhill, la cual muchos la consideran una de las principales escuelas democráticas de la historia. Al fin y al cabo, en ambos casos el principal foco de atención es el niño, el cual debe aprender a desarrollarse y aprende a su ritmo y marcando el las pautas, fomentando en él la creatividad y el interés por conocer nuevos conceptos.

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