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Castigos y refuerzos ¿qué es más efectivo?

Jonhy Perzes Setubal

Publicado el 28/11/2016 12:11

En numerosas ocasiones padres y madres utilizan castigos y refuerzos para disminuir o eliminar una conducta inadecuada de sus hijos. Muchos padres castigan a los niños sin consola, sin tele o sin su juguete favorito durante un tiempo. El castigo puede que no funcione y si funciona, es solo de forma momentánea, a largo plazo no producirá el efecto que esperamos y no se habrá conseguido corregir la conducta.
Hay dos tipos de castigo como el castigo positivo que consiste en disminuir o eliminar una mala conducta ofreciendo un estímulo desagradable para el niño. Por ejemplo si un niño pinta la pared, le obligas a limpiarla. El castigo negativo consiste en disminuir o eliminar una conducta quitándole algo al niño que es agradable para él. Un ejemplo de este tipo de castigo es el mencionado anteriormente de quitarle un juguete o que no vea la televisión.
Los niños pueden conseguir que te desesperes y pierdas los papeles. Es mejor serenarse y pensar qué hacer antes de actuar e imponer el castigo. Pienso que es más efectivo el refuerzo de conductas deseadas en lugar del castigo. Existe dos tipos de refuerzo: refuerzo positivo y refuerzo negativo. Cuando un niño realiza una buena conducta y lo premiamos con algo que al niño le gusta, se denomina refuerzo positivo. Un ejemplo de refuerzo positivo es felicitar al niño por sus buenas notas. Si el niño realiza una buena conducta y a cambio se le quita algo que es desagradable para el niño, nos referimos al refuerzo negativo. Por ejemplo si al niño no le gustan las judías verdes, le permites que coma menos cantidad si ha realizado una buena conducta.
Hay que hacer entender al niño cuáles son las conductas incorrectas que se deben evitar, que con ellas no van a conseguir nada y que con las buenas conductas van a conseguir un premio como un una alabanza o una felicitación. También se debe reforzar la conducta de forma inmediata y no demorarlo porque los niños pueden confundirlo con otras conductas que hayan sucedido después.
No obstante hay personas que prefieren emplear el castigo con sus hijos y quien prefiere los refuerzos. ¿Qué debemos saber si queremos que un castigo funcione? Los castigos deben emplearse en cuanto se produzca la conducta desagradable. No deben alargarse en el tiempo o producirán acomodación, es decir, si a un niño lo castigas mucho tiempo sin móvil, acabará acostumbrándose o lo sustituirá por otro medio y no habrá aprendido la lección. A la misma conducta siempre le debe seguir la misma consecuencia. Los castigos deben ser coherentes y proporcionales a la conducta. No dejar que tu estado de ánimo influya a la hora de castigar a tu hijo.
¿Qué debemos saber si queremos emplear refuerzos? Para premiar a un niño por una buena conducta, es mejor hacerlo con algo que no sea económico como elogios o demostraciones de cariño. Demostrarle tu aprecio y que se sientan valorados. Emplear el refuerzo de forma inmediata al igual que en el castigo. También han de ser coherentes y proporcionados. Si prometes al niño que le vas a compensar con algún refuerzo, debes cumplirlo o el niño se sentirá frustrado.
¿Vosotros qué opináis? ¿Preferís emplear castigos o refuerzos? ¿Qué consecuencias positivas o negativas creéis que pueden conllevar?

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