Las diferentes capacidades que muestran los alumnos en clase, su distinta procedencia cultural y sus dispares condiciones físicas son algunas de las piezas que complican las tareas de los maestros. Nos hallamos ante una sociedad postmoderna caracterizada por una gran variedad de culturas en España.
El organizar una clase de niños con diferencias culturales, edades, capacidades físicas e intelectuales no es tarea sencilla. Los encargados de solucionar estos problemas son los pedagogos, que ensayan experiencias aisladas de irregulares resultados.
La posibilidad de introducir la diversidad étnica como área trasversal en el curriculum será algo beneficioso para todos los ámbitos, ya que, aún hoy día pareciese que la sociedad entiende la diversidad étnica en este país como un estorbo, como parte de la población que hay que socializar y hacerla española.
Además, no sólo es eso, la mayoría divisan a las otras etnias desde un punto de vista androcéntrico, con el cuál discriminan y observan a las demás culturas con inferioridad, sin entender nada sobre sus costumbres y creencias, viendo la nuestra como la mejor y la correcta.
La educación intercultural sitúa la cultura en el centro de reflexión sobre educación y considera las diferencias culturales como normalidad. Toda educación trasmite, modifica, elabora, constituye, se hace y deshace en una dimensión que es cultural.
Las diferencias culturales están siempre presentes en todo grupo que se educa sea cual sea el papel que cada persona desempeña en una situación educativa concreta. Sin embargo, ¿por qué actualmente siguen existiendo diferencias en el rendimiento académico y en la socialización de los alumnos en las aulas?
La educación es intrínsecamente un asunto político. La forma de educar a los ciudadanos se relaciona con el tipo de sociedad que deseamos con el modelo de convivencia que queremos alcanzar. Muchas veces se oculta tras la supuesta neutralidad de una pedagogía que pretende ser científica y objetiva, olvidando el contexto social y político en el que se desenvuelve el sistema educativo. La educación está siempre ligada a un proyecto político para el individuo y la sociedad.
La intención de este ensayo no es realizar una revisión exhaustiva del curriculum actual sino proporcionar claves y elementos para la reflexión en torno a algunas ideas contenidas bajo el concepto de políticas educativas. La educación es transmisión y construcción cultural ya sea formal o informalmente educar es siempre generar y trasmitir, fijar y modular universos simbólicos, significados, pautas de comportamiento, habilidades comunicativas, leguajes, visiones del mundo, etc. Sin embargo es poco frecuente que como educadores, si lo somos, seamos conscientes de ello o que actuemos en consecuencia. En ocasiones las diferencias culturales son convertidas en etiquetas y utilizadas como coartadas para justificar discriminaciones entre estudiantes procedentes de diversos orígenes y grupos sociales.
Proponemos la introducción de la diversidad étnica como materia trasversal en el curriculum desde la consideración de que las diferencias culturales están ahí, nos definen y modulan nuestras relaciones personales y sociales. La escuela atiende a las diferencias culturales en primer lugar por coherencia con los principios asumidos por sociedades que defienden la igualdad, equidad y participación social y también porque es la garantía que permite alcanzar objetivos educativos esenciales, como son la construcción de la propia identidad y el logro de igualdad de oportunidades en el acceso de todos a los bienes y recursos disponibles. Conseguir estos objetivos supone asumir que la educación o es intercultural o no es educación y reconocer la necesidad de adopta lo intercultural en educación como un modelo que contempla las diferencias como normalidad y que favorece el intercambio y la comunicación entre referentes culturales para lograr espacios donde nuevos significados se creen y sean compartidos por el grupo.