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Absentismo escolar ¿Cómo ganar la batalla?

Tomás Ramírez

Publicado el 17/10/2019 11:10

En este artículo pretendo realizar un análisis de la problemática actual con respecto al absentismo escolar y de sus posibles soluciones mediante estrategias y metodologías en el aula que generen empatías, motivación y una comunicación fluida entre todas las partes implicadas en el ambiente familiar y educativo.

Definimos fracaso escolar cuando los estudiantes no consiguen alcanzar un título académico mínimo y obligatorio del sistema educativo del país. Los primeros datos de fracaso escolar que alertaban ya de un incremento en nuestro país surgen de los años setenta y en principios de los ochenta (Cardoso, 2001 y Herrero, 2001). Es desde esa época cuando se producían ya demandas sociales para que se previniese y disminuyese este problema en el ámbito educativo (Martínez, 2005).

En la actualidad, según las cifras de la OCDE, esto sigue siendo un problema con porcentajes cercano al 25% del alumnado que fracasa en sus estudios o no consigue finalizar la ESO (Lozano, 2003 y Ramo 2000).

Figura 1. Abandono educativo por comunidad autónoma. Fuente: INE

El fracaso escolar o abandono educativo temprano está intrínsecamente relacionado con la tasa de absentismo escolar lo que nos da información de cómo de importante es el desarrollo de las estrategias que propongo a continuación para disminuir estas tasas de abandono del sistema educativo obligatorio en edades tempranas. Como se puede observar en la gráfica del Instituto Nacional de Estadística (INE), Andalucía  debe de crear planes más efectivos en este sentido, ya que somos una de las comunidades con mayor tasa abandono escolar. Cada Comunidad Autónoma tiene sus planes de actuación entre los distintos niveles en el centro educativo, pero como hemos podido observar en la gráfica están siendo insuficientes para atajar el problema.

Mediante el siguiente esquema (Figura 2), pretendo mostrar de forma más visual cómo desde el aula y fuera de ella debe atajarse este problema. Tenemos que tener claro que hay muchos factores que están influyendo y que deben de intentar coordinarse para que los planes de actuación sean efectivos y se puedan conseguir los objetivos.

Figura 2. ¿Qué mejorar para frenar el absentismo escolar? Elaboración propia.

Como ya comenté anteriormente, nos encontramos ante tres pilares fundamentales: alumnado, familias y equipo docente. Por ello, debemos de reforzar y aplicar estrategias preventivas en todos los sentidos. Se fomentará una mayor implicación de las familias en este asunto, con talleres y sesiones donde tanto el equipo docente como los padres sean conscientes de la realidad a la que se están enfrentando o hasta donde podría llegar si los casos de fracaso escolar o las reiteradas faltas de asistencia a clase se siguen repitiendo.

Sin embargo, no todo queda ahí, es la labor del docente la de conseguir que nuestro alumnado esté motivado dentro del aula y que no considere una pérdida de tiempo asistir, sino todo lo contrario, una oportunidad de mejora de su futuro. Es en este caso, donde debemos entrar en metodologías atractivas y no encasillarnos en clases magistrales.

Otra parte importante en este asunto son las relaciones de los compañeros dentro del aula, algo que muchas veces obviamos, pero que es realmente importante. Para ello, propongo la utilización de actividades puntuales de inteligencia emocional, donde consigamos reforzar los vínculos entre los alumnos, para que todos los compañeros se sientan integrados en un clima de clase que fomente la asistencia diaria y una convivencia participativa y de trabajo en equipo.

El perfil profesional que el docente tiene dentro del aula es la de facilitar, mediar, apoyar y, sobre todo, acompañar al alumnado en su recorrido dentro del aprendizaje. No podemos olvidar que el centro escolar debe ser un lugar de apoyo, un sitio donde los alumnos colaboren en proyectos, que dialoguen y que aprendan.

El conocimiento es más útil cuando somos capaces de ponerlo en práctica y tenemos la obligación de intentar transmitirlo dentro de nuestras aulas, con un único motivo, el de construir una ciudadanía mejor, capaz de afrontar los problemas no solo de manera individual sino que también de forma colectiva, abstrayéndonos del afán competitivo entre nosotros que tanto puede dificultar la comprensión entre iguales para elaborar un futuro mejor.

A continuación, propongo una serie de actividades que puse en marcha en un aula donde había varios alumnos con conductas absentistas y con los que se consiguió revertir la situación de fracaso escolar y con la consecuente disminución de su tasa de absentismo.

Con respecto a nuestras unidades didáctica, tenemos que planificar programaciones donde el mayor peso de la evaluación de la asignatura no resida en una prueba escrita, sino en una evaluación continua del aprendizaje con una disposición a que las actividades sean en su mayoría desarrolladas en grupos de trabajo cooperativos.

Para ilustrar la idea que he expuesto, en la siguiente imagen, mostraré las actividades que se desarrollaron en una unidad didáctica de la asignatura de Biología y Geología en el curso de 3º de la ESO, en la unidad de “Salud y enfermedad”.

Figura 3. Cuadro ejemplo de evaluación de unidad didáctica. Elaboración propia

Como se puede observar el peso de la evaluación continua es superior al de la prueba escrita y donde las actividades grupales (10-15% cada una) tienen mayor peso que las individuales. Las nuevas tecnologías les hacen mejorar su motivación y con un buen uso de las herramientas dentro del aula podemos conseguir que las clases sean un éxito.

Las actividades de concienciación social, como la de campaña a favor de trasplantes y donaciones, que muestro en el cuadro anterior, tratan sobre problemas que ven en el día a día, y hacen que los estudiantes se impliquen de una forma más seria en el trabajo y le vean un sentido práctico en aquello que están estudiando.

Este sistema de evaluación, dista mucho, de lo que podemos encontrar en nuestro día a día en las aulas, es por ello que el docente debe fomentar y aplicar la evaluación teniendo en cuenta al alumnado y de cómo evoluciona el aprendizaje.

Para implicar y mejorar las relaciones del alumnado dentro del aula, desarrollé una actividad de inteligencia emocional que denominé “La caja de las emociones”, en ella los estudiantes tenían que escribir en un papel una virtud dentro del aula por parte del compañero de mesa y de algún otro de la clase, luego se depositaban en la caja y se fueron leyendo uno a uno. Esto hizo que ninguno se sintiese olvidado por el resto de la clase y sentirse importante en la convivencia dentro de clase.

Figura 4. Fotografía de la actividad de inteligencia emocional “La caja de las emociones”. Elaboración propia

Con todo lo expuesto en este artículo las conductas absentistas durante el desarrollo de esta unidad didáctica se mejoraron notablemente y con respecto al clima de aula se observaron respuestas muy positivas durante el curso.

El absentismo y fracaso escolar es un problema que nos afecta a todos los niveles ya que generan conductas disruptivas que entorpecen el ritmo de clase y que podemos hacer que mejore desde mi punto de vista con una metodología activa y enfocadas en el trabajo cooperativo y emocional.

En el siguiente esquema, pretendo dar una serie de soluciones conjuntas que involucran al equipo docente y que podemos realizar en el centro educativo. Debemos de atender esos casos con programas de ayuda y de acompañamiento del alumnado que en muchas ocasiones al sentirse solo termina desistiendo de sus estudios y abandona de forma temprana el sistema educativo.

Figura 5. ¿Cómo frenar el absentismo escolar? Elaboración propia

El profesorado debe ser consciente de que no trabaja para sí mismo, sino como un servicio para sus estudiantes y eso conlleva responder a su labor con humildad y con el máximo respeto hacia sus alumnos, porque la empatía favorece esa relación docente-alumnado, lo que podemos denominar “alianza educativa” (Pérez, 2011).

En definitiva, trabajemos en el aula con el alumnado de forma cooperativa, ensalzando los valores de sociedad y mejorando sus relaciones con metodologías atractivas y motivadoras que hagan que el aprendizaje sea efectivo. Todo ello mediante las estrategias anteriormente propuestas y con propuestas reales de atención a la diversidad harán que podamos ganar batallas a una realidad como es el absentismo escolar en nuestras clases.

Bibliografía

  • Cardoso, H.A. (2001). Fracaso escolar, violencia y absentismo en la escuela obligatoria, Revista de Estudios de Juventud, 52, 9-14.
  • Herrero, M. (2001). ¿Fracaso escolar o fracaso del sistema escolar? Revista de Estudios de Juventud, 2, 59-63.
  • Lozano, A. (2003). Factores personales, familiares y académicos que afectan al fracaso escolar en la educación Secundaria, Revista Electrónica de Investigación Psicoeducativa y Psicopedagógica, 1 (1), 43-66.
  • Martínez González, R. A.. (2005). Fracaso y abandono escolar en Educación Secundaria Obligatoria: implicación de la familia y los centros escolares. Aula Abierta, 85.
  • Pérez, V. M. O. (2011). La empatía en la educación: estudio de una muestra de alumnos universitarios. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 14(4), 174.
  • Ramo, Z. (2000). Éxito y fracaso escolar. Culpables y víctimas. Barcelona, CISSPRAXIS

 

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