Mejorar la alimentación en niños con síndrome de Down mejora su vida.

Seguro que conoces el síndrome de Down, e incluso, muy probablemente, conozcas a alguien que lo padezca. Pero sabías que llevando la atención necesaria, una buena alimentación y un estilo de vida sano pueden tener su día día a día igual que otra persona.

El síndrome de Down se trata de una alteración genética producida por la existencia de un cromosoma extra o parte de él. Los seres humanos poseemos 46 cromosomas que se unen por parejas, dando lugar a 23 pares, mientras ellos poseen 47 y su división queda por pares, excepto en el 21 que se juntan tres. Es por ello que también se conoce este fenómeno como trisomía 21.

Los niños con síndrome de Down pueden presentar, aunque no tiene porque, algunas complicaciones de salud, aunque la mayoría de ellas cuentan con un tratamiento eficaz. Algunas de las más destacables son: obesidad, leucemia infantil, Alzheimer, trastornos en el sistema inmune, trastornos digestivos, cardiopatías congénitas… La mayoría también tiene deterioro cognitivo que puede ir desde leve a moderado y grave, pudiendo presentar problemas en el desarrollo del lenguaje, y en la memoria, tanto a corto como a largo plazo. Presentan un aspecto facial definido, aunque no todos tengan las mismas características, las más comunes son: cabeza pequeña, rostro aplanado, flexibilidad excesiva, párpado inclinados hacia arriba, baja estatura o poco tono muscular, entre otras.

No se trata de una enfermedad, sino como ya hemos dicho, de una alteración. Es por ello que no es tratable con medicamentos, sin embargo, si se diagnostica pronto y se le da la atención necesaria, la calidad de vida de estas personas mejora significativamente.

Es por esto que a continuación vamos a hablar de aquellos alimentos recomendados para niños con síndrome de Down, no sólo para disminuir o mejorar esos problemas gastrointestinales, sino porque además se trata de un instrumento para favorecer el ejercicio de los músculos necesarios para el desarrollo del lenguaje, y porque constituye un pilar de su autonomía personal. Es decir, la alimentación y el estilo de vida tienen un papel fundamental para la salud de estas personas.

Los primeros meses de vida, como sucedería con cualquier otro niño, el mejor alimento que pueden recibir es la leche materna. Su importancia no solo queda en lo nutricional, sino que favorece el vínculo de la madre con el hijo.  Será a partir de los 6 meses cuando se debe empezar a introducir una alimentación complementaria. Esta se puede realizar de múltiples formas, pero lo más conveniente es convertirlo en experiencias agradables, sin forzarle a comer, ya que debe ser el niño el que controle su apetito. Por eso, es preferible que si rechaza algún alimento, no lo forcemos y selo volvamos a intentar dar pasados unos días. Con la introducción de esta alimentación aparecen diversas oportunidades para estimular el desarrollo psicomotor del lactante, procurando favorecer lo antes posible, la autonomía del niño (Down España).

Posteriormente, sería conveniente, que tuviesen un plan nutricional personalizado, teniendo en cuenta las necesidades personales del niño. Algunas recomendaciones que tendríamos que tener en cuenta serían: deben tener una alimentación variada, en la que se incluyan cereales, frutas, vegetales, carnes, leche y productos lácteos. Evitar alimentos ácidos y fomentar el consumo de agua y fibra para todos esos problemas intestinales. El consumo de grasas debe estar limitado. Se deben favorecer técnicas de cocina como el asado, el cocido, el horno, al vapor o a la plancha. En conclusión, debe tratarse de una dieta sana, equilibrada, moderada y variada.

No podemos olvidarnos de mencionar que todo esto, va acompañado de la enorme importancia de hacer ejercicio para prevenir muchas de las enfermedades que podrían poseer.

El síndrome de Down da lugar a que estas personas necesiten de una mayor atención, pero no tienen porqué llevar una vida diferente. Como hemos podido ver tan sólo necesitan llevar una alimentación y un estilo de vida sanos como cualquier otra persona, añadiéndoles, eso sí, algunos cuidados especiales para que tengan una buena calidad de vida.