Como indican los médicos y profesionales de la salud, la práctica de deporte y ejercicio físico nos aporta muchos beneficios y es fundamental en nuestra vida cotidiana. Pues bien, la natación es una de las actividades deportivas más completas y sanas que existen.
En la natación se trabajan y ejercitan los músculos, la coordinación motora y el sistema circulatorio y respiratorio. Estas clases son beneficiosas para el sistema cardiorrespiratorio del niño, es decir, para que crezca con el corazón y los pulmones más fuertes. Gracias a los ejercicios respiratorios, su oxigenación y traslado de la sangre es mucho más eficiente y, por tanto, se facilita tanto la respiración como la oxigenación.
Todo deporte es bueno para la salud, pero también para aprender. Con la natación, los niños pueden chapotear, bucear, flotar, sumergirse, explorar cosas nuevas dentro del agua y descubrir habilidades que, fuera, no pueden practicar. Las posibilidades que tenemos las personas de movernos en el agua superan a las que tenemos cuando estamos en la tierra. En los primeros años de edad, los niños experimentan sensaciones y momentos que enriquecen el área motriz. Una vez aprenden a nadar, los niños se sienten cada vez más seguros y aumenta su autoconfianza y autonomía, tanto en el medio como con los demás y con ellos mismos. El autocontrol y la confianza en ellos es esencial. El agua proporciona al niño una libertad y continuidad de movimientos mayor, haciendo que así aprendan conceptos básicos de desplazamiento y de distancia a una temprana edad.
Cuando practicamos actividades acuáticas y hacemos esfuerzo, mantenemos sano el sistema cardiovascular y nos ayuda a mejorar la condición física, tanto de mayores como de pequeños. Además, en niños y niñas puede prevenir enfermedades como la hipertensión arterial, regula el colesterol y proviene la obesidad. Pero esto no es todo. Los niños que padecen diabetes también pueden ver su metabolismo mejorado, ya que el hecho de nadar reduce el nivel de glucosa en la sangre y aumenta la eficacia de la insulina.
Igualmente, el ejercicio aporta una gran sensación de relax y bienestar en todas las edades, pero cuando son pequeños, es necesario dormir bien y relajados. El agua tiene propiedades tanto relajantes como antiestresantes, y esto llevará al niño a liberar el estrés y la tensión nerviosa que acumule. Con la natación, los más pequeños se relajan, se estimula el apetito y se come mejor, consiguiendo así que estén más descansados al día siguiente para afrontar un nuevo día y, por tanto, mejorando su carácter y comportamiento.
La natación también, como la mayoría de los deportes, favorece la socialización. Aunque algunas veces puede ser un deporte individual, también es grupal. El hecho de practicar en la piscina hace que los niños y niñas se sociabilicen con otros niños, y aprendan a compartir y realizar actividades junto a otras personas. Se desarrollan como personas en un ambiente lúdico y colaborativo, y se desenvuelven con el entorno de una forma natural. Debemos señalar que el uso del bañador es una forma de autoaceptación y, también, de respeto hacia los demás.
Y para terminar, uno de los beneficios extras más importantes: la diversión. Para los más pequeños el deporte debe ser algo divertido y, normalmente, la natación les estimula tanto que acaba siendo un juego más y esto les produce un sentimiento de felicidad pleno y satisfactorio.
Recordad... ¡los niños se lo pasan genial en el agua!
