CAUSAS DE LA DELINCUENCIA JUVENIL
La delincuencia juvenil puede ser provocada por diversas causas o circunstancias que llevan al menor a delinquir, los datos de los últimos años han manifestado una problemática latente alrededor de este tema.
¿Pero, qué lleva realmente a un menor, a plantearse este tipo de actos? Principalmente existes una serie de factores de riesgos que puede producir que el niño/a, actúe a partir de una acción destructiva, entre ellas podemos destacar:
1. Familia desestructurada: pertenecer a un núcleo familiar donde las relaciones se conforman como destructivas, genera un entorno y clima de malestar continuo en referencia a la educación de los hijos. Esta carencia conduce a veces a que algunos jóvenes traten de compensar esta falta de afectividad mediante el ingreso en bandas o pandillas entre cuyos componentes se dan circunstancias de afinidad de muy distintos signo, pero unidos habitualmente por sus actitudes transgresoras.
2. La marginación socioeconómica: esta dificultad provoca un mal progreso de socialización del menor, provocando desafortunadamente una desadaptación social en un entorno de aprendizaje donde las carencias forman parte de una necesidad latente.
3. El absentismo y el fracaso escolar: desde las bases escolares ya se producen etiquetados sociales que en muchos casos facilitará el camino hacia comportamientos anticívicos.
4. El desempleo: muchos jóvenes se encuentran muy frustrados debido a las altas tasas desempleo que sufren, imposibilitando una búsqueda activa de empleo cultivando así una conducta desviada.
5. La transmisión de imágenes y actitudes violentas: los medios de comunicación, se han convertido en uno de los medios más influenciables de movilidad de masas, en este sentido, mostrar al público valores donde la violencia prima, contribuye a inculcar en los menores un sistema donde la violencia es un recurso aceptable.
6. El consumo de drogas y sustancias tóxicas: que en muchos casos da lugar a que el menos tenga necesidad de delinquir para conseguir este tipo de sustancias.
7. Desarrollo de trastornos de la personalidad y del comportamiento: los jóvenes impulsivos o irreflexivos, sin dejarse motivar por las normas de conducta s socialmente aceptadas, suelen manifestar a su vez grandes problemas.
El papel de las familias para evitar este tipo de conductas es indispensable por lo que recomiendo:
- Tratar de pasar más tiempo con los hijos, realizando actividades familiares.
- Provocar climas de confianza, donde el menor pueda sentirse libre de contar sus preocupaciones, manteniendo un buen hilo de comunicación.
- Evitar discutir con la pareja delante de los hijos.
- Construir vínculos familiares.
- Intentar no sobreproteger a los hijos.
Saber actuar a tiempo y desde bases muy tempranas, es a su vez una de las medidas más claras para prevenir este tipo de actos, además no debemos de olvidar que existen infinidad de programas desarrollados a los que podemos acceder. Finalmente decir, que es posible que quede mucho camino por recorrer, pero facilitar el camino por el cual caminar, fomenta que los obstáculos que se puedan plantear queden fuera de un núcleo mayor de problemas.
