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¿Cómo estamos educando a nuestros hijos?

Olga Jiménez

Publicado el 18/03/2019 12:03

Este texto será publicado en unos meses en el libro "Conectados", donde se tratarán aspectos humanos y ambientales de actualidad.

Conectados es una búsqueda del despertar de esta forma de vida en la que estamos sumidos y que nos está llevando a la destrucción de nuestra salud y del planeta, aportando consejos prácticos en hábitos de vida saludables y en educación. 

Cómo estamos educando a nuestros hijos?

La educación es el futuro del mundo y creo que no le estamos dando la importancia que se merece.

Si aún no tienes hijos te contaré algo que pocas madres relatan, aquí se cuenta la verdad a medias, es algo maravilloso, una experiencia única, por supuesto que esta parte es cierta, pero no te han contado que en muchos embarazos se pasa por un periodo penoso donde se vive entre el wáter y tus quehaceres diarios, donde te comentan, “claro se nota que estás embarazada se ve en el brillo de tus ojos", y tu sabes que ese brillo viene de las vomitonas donde a veces parece que estos van a salirse de sus cuencas. Yo recuerdo que mis compañeros me decían durante mis primeros meses de embarazo: "pero chica ¿qué te pasa?", porque me veían apagada; "¡pero si tienes que estar súper feliz!", y yo pensaba, si sí estoy feliz, pena no tener energía para expresarlo, en este primer periodo perdí unos kilos de peso. Vivía en un cansancio continuado, me iba durmiendo por las esquinas. Es cierto que cada embarazo es un mundo y que quizás no tengas que pasar por esto, pero creo que es bueno que alguien te lo cuente por si pasas por aquí y te sientes culpable por no estar cumpliendo los patrones impuestos. A medida que el bebé crece lo normal es que los vómitos se vayan distanciando y tengas más energías. Los últimos meses aunque la tripa es enorme ya estás completamente adaptada. Ahí vendrá luego una nueva adaptación, una nueva aventura que te relataré más tarde. Siempre nos dicen que los niños son un regalo para el matrimonio y es cierto, pero nadie te cuenta el tsunami que se produce tras su nacimiento y los años que tardas en volver a poner orden, si es que se coloca, no esperes en absoluto que tu estabilidad de pareja sea la de antes, hay muchos divorcios que se desencadenan desde aquí.

 

Después de haber fabricado aquella criatura maravillosamente perfecta entendí que los miedos están en nuestras cabezas y que la sabiduría de la naturaleza lo abarca todo. Las madres y siento hablaros así, somos meras vasijas, somos un envoltorio en el que la madre naturaleza ejerce su magia. Tiempo después se lo sigo diciendo a las mujeres con profunda admiración. No habéis pensado que no hacemos nada, le fabricaste tú las cejas, los huesos, los ojos, le pusiste el corazón y los pulmones, no sabríamos por dónde empezar. Somos el recipiente donde esa sabiduría trabaja. Con este principio empecé a desarrollar un profundo respeto hacia la humanidad, somos seres mágicos, cargados de vida y a la vez completamente insignificantes, ignorantes y torpes. Una paradoja que nos hace sufrir.

 

Así concibo al cuerpo como un templo, no hace falta que seas creyente para que te maravilles de estos milagros. Un templo capaz de generar nuevas formas de vida. Ese templo debe ser respetado, debe ser cuidado. No existe un mejor trato que darle alimentos puros, alimentos frescos, no adulterados, debemos evitar al máximo las sustancias tóxicas, los químicos. En mi vida he tenido también la fortuna de poder trabajar con niños, bastante pequeños a partir de los 5 años. A ellos les explico este comportamiento hablándoles de sus juguetes: "Os han regalado un juguete maravilloso, frágil, que necesita de vuestro cuidado, si queréis ser agradecidos, si apreciáis de verdad ese juguete, ¿cómo le vais a tratar? ¿No le cuidaréis el resto de vuestra vida si de verdad le tenéis aprecio y no queréis que se rompa?" Bajo estos parámetros debemos cuidar nuestro cuerpo. El agradecimiento es también una de esas palabras muy empleada, pero yo diría muy mal usada. Todos somos agradecidos, si, si yo soy una persona agradecida y quizás estamos fumando o tomando alcohol o drogas peores, siento decirte que eso es pura hipocresía y que tienes que empezar a tomar medidas drásticas. A los niños también les hablo de químicos y de su comida, en ellos esta educación es más importante aún que en los adultos, sus cuerpos van a estar más años acumulando toxinas que en algunos casos no se pueden eliminar y como nos descuidemos pueden acabar como nuestros pobres salmones, de los que te hablaré cuando me refiera al tratamiento de los alimentos.

 

El problema es que tal y como estamos educando  a los niños los juguetes ahora les duran unas horas hasta que se cansan de ellos y los tiran sabiendo que vendrá un juguete nuevo. Si no les enseñamos lo que es el agradecimiento y el respeto sus vidas se irán llenando de objetos y sus corazones se irán vaciando de sentimientos. Ahora existe una gran polémica con lo que se ha venido a denominar “El Bullying”, ¿cómo nos estamos tratando unos a otros? ¿De verdad piensas que el problema está en los niños?, pues siento decirte que no, enfréntate a la realidad, el problema somos los padres y nuestra falta de tiempo, ¿cómo los estamos educando?. Te pondré un caso real. Mi hija sufrió Bullying de muy pequeña en el colegio, por aquel entonces no había una palabra para describir lo que pasaba, el resultado es que salía a diario del colegio llorando porque las niñas no se relacionaban con ella, como yo veía que mi hija era sociable, simpática y no le detectaba ningún problema, le quitaba importancia y siempre le decía, “hija no te preocupes ya irá cambiando”. Cuando quise reaccionar habían pasado dos años y todo estaba igual. Un día como tantos llegó llorando y me dijo que una de las compañeras había invitado a su cumpleaños a todas las niñas de clase menos a ella, se habían pasado todo el día con las invitaciones y los planes, aquello me partió el corazón y decidí ir a hablar con la madre. Entonces eran niñas de 11 años. Cuando le comenté a la madre que me parecía que aquello no estaba bien, la madre con mucho despecho me contesto, “las niñas eligen”. Yo le comenté a mi hija y siempre lo he hecho, “no hagas nunca a nadie aquello que no te gustaría que te hicieran a ti”, he reflexionado tiempo sobre aquella situación y he pensado cómo habría actuado si hubiera sido mi hija la que hubiera hecho así las invitaciones dejando a una de las niñas fuera, creo que los padres estamos para educar y para marcar límites, yo le hubiera dicho que si no iban todas las niñas el cumpleaños no se celebraría, le habría hecho ponerse en la piel de la niña marginada a ver como se sentía. Pero los padres estamos cansados, tenemos poco tiempo y generalmente pocas energías y nos dejamos llevar por la inercia de las situaciones, va total si son niños, ahí es cuando perdemos la perspectiva, la reflexión debe ser al revés, como son niños tengo que estar más alerta pues es el periodo en que puedo influir y cambiar sus hábitos, para cuando hayamos parpadeado un par de veces, se habrán convertido en monstruitos indomables.

 

Los tiempos de adolescencia son también hoy pasto de la agresividad. Yo suelo decir: “tomando comida de lobos no queráis tener corderos”. Cuando los niños llegan a esta etapa el tema se complica y los brotes agresivos se intensifican. Yo he tenido varias experiencias a esta edad que quiero compartir. Mi hija en periodo adolescente es tranquila y muy razonable, en ocasiones viene con amigas y pasan algún fin de semana en casa. Después de una de estas visitas me llamó la madre, me preguntaba muy sorprendida qué le había hecho a su hija gritona. El temperamento de la niña en su casa era muy irritable y se comunicaba casi siempre con gritos, me dijo que llegó a casa y que le pidió por favor a su madre que no le gritara. Yo le comenté que pensaba que le había podido influir la dieta vegetariana de esos dos días y que probara a darle menos carne. He tenido otros casos bonitos con niñas muy jóvenes, al pasar días con nosotros comentaban sentirse muy ligeras. Alguna de las niñas confesó que quería hacerse vegetariana, que se lo iba a decir a sus padres.

 

Sobre este tema hay pocos estudios científicos y es una pena que así sea. Pero desde mi experiencia estoy convencida que muchas pautas incorrectas de comportamiento podrían corregirse simplemente cambiando hábitos alimenticios. Ahora se medica mucho a los niños, no digo evidentemente que siempre sea incorrecto, pero pienso que muchas veces estos factores no se estudian o simplemente se desprecian, no se les comenta o pregunta a los padres. Comer bien no tiene efectos secundarios, ¿por qué no introducir pequeños cambios y observar? Con los niños entiendo que el tema del vegetarianismo es complejo, si nos da miedo como adultos, más miedo sentimos de equivocarnos con nuestros hijos. No digo que de primeras pensemos en esa dieta para ellos, pero si podríamos probar a reducir algo su ingesta de carne y ver las reacciones. Un dato que me llama mucho la atención son los menús escolares, seguimos con la dieta de los años 70, los cinco días de la semana el menú tiene carne o pescado y para cenar en la mayoría de las casas se alterna entre pescado y pescado y  nos atrevemos a fardar de dieta mediterránea, bien pues te diré de nuevo que es mentira.

 

Nuestros abuelos comían carne o pescado como mucho uno o dos días por semana y en ocasiones especiales como fiestas, celebraciones. Se alimentaban en forma de guisos, compuestos fundamentalmente de legumbres, patata y verdura, es cierto que podían añadir jamón o tocino pero no eran cantidades enormes. Abundaban las frutas y verduras y los platos precocinados y bollería no existían, así que piensa en ellos cuando hables de lo saludable de la dieta mediterránea. No existe prácticamente cultura en nuestra tierra sobre el aceite de oliva virgen extra. El 80% de los españoles consumen “aceite de oliva”, un producto refinado de escasas propiedades y exporta sus mejores aceites de oliva virgen extra.

 

Enséñales a tus hijos a comer siempre con agua, no importa que sea el día del restaurante, que no asocien fiesta a azúcar, las bebidas que se toman tan felices considero que deberían estar reguladas de otra forma, deberían estar señalizadas, como se hace con el tabaco, muchos padres no lo saben y claro sus hijos tampoco, las bebidas excitantes si tu hijo es hiperactivo tómatelo muy en serio y que no las tome jamás. Esto te puede parecer una exageración pero nos estamos colocando a la cabeza de los países con mayor número de población obesa, esto trae toda una lista de enfermedades asociadas que no son una broma.

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