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De educador a educador

Andrea Rodriguez Riveiro

Publicado el 16/03/2021 15:03

Cada día nos encontramos con nuevas propuestas didácticas que pretenden ser innovadoras, ¿pero realmente lo consiguen? Quizás debemos partir, como muy bien refleja el ilustrador Frato en una de sus singulares viñetas, de que la formación de los/as maestros/as, profesores/es, pedagogos/as y demás profesionales de la educación sigue estando demasiado alejada del principio de innovación. Si bien es cierto que, sobre todo en los últimos años, la palabra “innovación” se ha convertido en uno de los ejes rectores de muchas programaciones, charlas y actividades, lo cierto es que su verdadera implantación requiere, en primer lugar, una verdadera cualificación de los nuevos docentes y una recualificación profesional para aquellos que ya han comenzado su camino en el mundo de la enseñanza.

No podemos pretender que la innovación educativa se convierta en una corriente aceptada por todos/as, puesto que sería utópico a la par que un desatino pensar que la educación será entendida de la misma manera cualesquiera que sean las variables que afectan a todas y cada una de las acciones formativas existentes, bien sean socioeconómicas, motivacionales o referidas al estilo de la intervención docente. Pero sí podemos y debemos luchar por abrirle las puertas a estas nuevas alternativas pedagógicas que nos ayuden a revalorizar socialmente la educación y que, a su vez, consiguen adaptar los procesos de enseñanza-aprendizajes a las demandas actuales. Es evidente que la sociedad en la que vivimos deja patente la necesidad de desarrollar programaciones vitalistas, participativas, transformadoras, significativas, dinámicas, flexibles, por supuesto transferibles a otros contextos con las adaptaciones pertinentes, y demás adjetivos que entendemos como característicos de la innovación. Sin embargo, hoy en día, nos seguimos encontrando a docentes que tienden a desarrollar acciones en las que el eje rector no es el destinatario de la formación, sino los propios contenidos que tienden a ser academicistas e incluso alejados de la realidad. En la otra cara de la moneda se sitúan los/as profesionales que, con escaso conocimiento y mucha iniciativa, ponen en marcha acciones que vagamente se relacionan con el verdadero significado de la innovación debido a la mala interpretación de este, a la falta de recursos o de participación docente, entre otros factores.

Una posible solución es, desde luego, la participación de los profesionales en cursos de formación o másteres especializados en innovación educativa que les ayuden a conocer y aplicar itinerarios innovadores, pero seamos realistas no todo el mundo puede permitírselo. Los problemas económicos pueden ser una de las principales causas, pero también la falta de ofertas disponibles o de tiempo para destinar a la formación pueden hacer retroceder a los/as posibles demandantes de fundamentos teóricos innovadores. Si atendemos a estas razones, y partiendo de la base de que en la mayoría de las facultades de educación la innovación se queda en meros aspectos conceptuales, ¿por qué no aprender a innovar innovando?

Los Proyecto de Aprendizaje-Servicio (APS) son métodos realmente eficaces para la comprensión y aplicación de contenidos de cualquier tipo y, además, fomentan otras competencias fundamentales de la ciudadanía como pueden ser la cooperación, la empatía, el respeto o la ayuda. Puede que su elemento más característico sea el hecho de que siempre se da un aprendizaje bidireccional, que aplicado al tema que nos acontece se traduciría en que aquellos profesionales que estén especializándose en innovación programen cursos y talleres gratuitos a nivel de iniciación dirigidos a docentes (empleados o desempleados). Claro está que existe una necesidad de reciclaje profesional en el campo educativo que debe cubrirse y que, por otra parte, el desarrollo académico para los integrantes del proyecto estaría asegurado al aplicar y explicar metodologías, recursos, planificaciones…que son objeto de aprendizaje para la materia en la que se están formando. Asimismo, lo ideal de esta propuesta es que no se quede restringida a un marco concreto, sino que se extienda mediante la acción en red de diferentes asociaciones, instituciones o empresas formativas. Para ello es necesario que su finalidad, sus objetivos de aprendizaje y su metodología estén bien definidas pero que, a la vez, sean lo suficientemente flexibles y dinámicas como para adaptarlo a las necesidades concretas de los demandantes. En primera instancia podemos pensar si este APS está dirigido a profesionales de la educación que utilizan prácticas demasiado tradicionales y conservadoras, las planificaciones podrán tener una estructura fija e inalterable. Sin embargo, debemos tener en cuenta que no todos/as poseen o poseerán el mismo bagaje profesional, ni conocimiento sobre la innovación y, desde luego, el colectivo al que estos participantes dirigirán sus acciones formativas es muy variado. Con respecto a esto último, me gustaría remarcar la importancia de no centrar la educación únicamente en las dimensiones formales o los ámbitos reglados, sino tener también en cuenta que la innovación educativa debe estar presente en acciones de voluntariado, de formación profesional, de animación sociocultural o cualquier otro área no formal o incluso informal de la educación. De igual manera, deben tenerse en cuenta todos los aspectos necesarios para la puesta en práctica de cualquier APS como pueden ser la media de edad de los participantes, la colaboración con diferentes organismos para obtener subvenciones, materiales o espacios, la promoción del proyecto y su repercusión, la calidad de los contenidos, la autocrítica de los integrantes y la evaluación de los participantes...

Puede que no sea la mejor forma de transformar la perspectiva actual del universo educativo y, desde luego, no pretende para nada ser un método único con el que asegurar la prosperidad de la innovación, pero no deja de ser un punto de partida sobre el que comenzar a escalar esa montaña tan alta, impredecible y, ¿por qué no decirlo? difícil, como es la educación del futuro.

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