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La disfonía: ejercicios para su rehabilitación

Disfonía
Rocio Cabrera

Rocio Cabrera

Mar, 07/11/2023 - 09:55

Quedarnos sin voz es un problema que hemos sufrido casi todos en algún momento de nuestras vidas, y es justo ahí cuando somos conscientes de la importancia que tiene al ver que no somos capaces de poder decir ni una sola palabra.

Qué es la disfonía

La patología de la voz tiene un estudio multidisciplinar en la que intervienen desde médicos, expertos en otorrinolaringología, hasta logopedas, profesores de canto… Con el paso de los años se ha dado un incremento en el número de personas que sufren disfonía. Es decir, la pérdida del timbre normal de la voz por trastorno funcional u orgánico de la laringe (Fernández, 2019) o incluso afonía, tratándose esta de la alteración máxima de la disfonía con la pérdida total de la voz. Este incremento no se debe a que no haya habido un aumento de personas con alteración vocal, sino a que tenemos una mayor consciencia de la importancia de la voz y porque contamos con mejores medios para diagnosticar y tratar a estos pacientes, así como le damos la misma importancia a los trastornos del lenguaje.

Los síntomas más habituales que se encuentran asociados a esto son: ronquera, dolor de garganta, tos, variaciones de la intensidad de la voz, episodios de afonía o ausencia de voz… Pero además, un paciente que presenta disfonía también puede presentar otros síntomas como picazón, necesidad de carraspeo para aclarar la voz, sensación extraña al tragar…

Tratamiento de la disfonía

Conocemos tres formas a través de las cuales tratamos la disfonía. La primera es con tratamiento médico: con reposo y, en ocasiones, antiinflamatorios. La segunda, con tratamiento rehabilitador, para tratar los nódulos y el edema de las cuerdas vocales. Por último, está el tratamiento quirúrgico, en el caso de haber probado los dos anteriores y que siga persistiendo. Todas estas forman de tratamiento dependerán del grado de gravedad en el que se encuentre el paciente. Principalmente, encontramos dos tipos de disfonía, la aguda, que habitualmente es autoeliminada, o la crónica, que es más compleja.

Algunas causas de las que puede provenir serían trastornos neurológicos, malformaciones de la laringe, papilomas en la laringe por infecciones virales, reflujo, tabaquismo o por forzar demasiado la voz, entre otras. Esta última es la que más complicaciones conlleva, ya que si no se trata correctamente puede llegar a producir otras patologías como nódulos o pólipos en las cuerdas vocales.

Cuando se opta por una terapia, tenemos que tener en cuenta que esta va a durar dependiendo de la frecuencia de las sesiones, de la gravedad del caso, de la colaboración por parte del paciente, que suele ir en función de lo motivado que se encuentre, y de la capacidad del terapeuta. Existe una enorme variedad de técnicas de rehabilitación vocal, entre las cuales se elegirá una en función de la patología que se vaya a tratar y el conocimiento que tenga el terapeuta. A pesar de ello, se recomienda no basarse en un único tipo de terapia, sino de buscar lo más idóneo y conveniente para cada paciente. Hablamos de terapia vocal sintomática, psicológica, etiológica, fisiológica o ecléctica.

La rehabilitación vocal debe tener como objetivo lograr el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo, haciéndose a través de una función respiratoria y vocal correcta, enriquecimiento de la voz con armónicos, mejora de la articulación… Esto debe cumplir varios pasos como la relajación, rehabilitación de la función respiratoria, resonancia, emisión vocal, articulación y modulación (Coll, Mora & Cobeta, 2015).

Ejercicios de rehabilitación

Uno de los ejercicios que podemos escuchar para esto es “la vox”, que se realiza con un tubo de nivel de unos 30 cm de largo y sobre 7 mm de diámetro, y una botella de 1.5 L que estará llena de 3/4 partes de agua. Se sumerge el tubo separado de unos 3 dedos de la base de la botella. El ejercicio consiste en realizar burbujas debajo del agua y de forma constante. Se puede jugar utilizando el mismo tono o realizando escalas musicales, incluso podemos imitar canciones. Con este ejercicio se busca alargar u ocluir el tracto vocal, generando de esta forma una modificación en el patrón de vibración de las cuerdas vocales. Además, también se produce la resistencia del tracto vocal.

Otro ejercicio es la relajación de la respiración. Se comienza con series de ejercicios de respiración que nos van a ayudar tanto a relajarnos como a aprender el correcto patrón respiratorio, abdominal y nasal. De forma gradual se irán incrementando la duración de los ejercicios, teniendo cuidado, ya que pueden llegar a marear. A aquellas personas que no consigan relajarse se les ayudará con masajes en las zonas del cuello y laringe (Redondo, 2014).

Por último, un ejercicio muy utilizado, es a través de la realización de lecturas en voz alta. A través de este, nos hacemos conscientes de la necesidad de pausas, de una correcta respiración o una buena postura (Redondo, 2014).

La disfonía no es algo a lo que no debamos hacerle caso, ya que aparte de incómoda, si lo dejamos, puede llevarnos a una situación de empeoramiento. Cuando tengamos los primeros síntomas es importante acudir a nuestro médico para saber a qué nivel nos encontramos y cuál es la mejor forma de darle solución, pues esta depende de cada persona.

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