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Educación de última generación: Actuaciones reales frente al COVID19

Miriam Sánchez Rubio

Publicado el 02/04/2020 20:04

La sociedad actual está inmersa en un proceso de innovación constante, a veces sin previo aviso. En España desde hace unos 10 años el mundo educativo, ya ha sufrido varios cambios desde la legislación hasta en el perfil de docentes y discentes. Por ello, no es nada nuevo esta afirmación, pero si lo es la preocupación sobre cómo afrontar nuevas situaciones en el entorno educativo. El aula es actualmente el lugar físico donde los docentes son capaces de instruir, observar, analizar y por tanto, su campo de batalla. Pero, ¿qué pasaría si ese aula se convierte en la habitación, salón o incluso terraza de cada uno de los alumnos/as? No todos los alumnos/as tienen las mismas posibilidades socioeconómicas, por ello, esta situación se convierte en un escenario digno de una película de ciencia ficción.

Igualdad, es la palabra por excelencia del siglo XXI.Todo el ámbito educativo ansía poder disfrutar de las diferentes oportunidades que ofrece la educación en igualdad de condiciones, pero aún se está lejos de haber alcanzado ese objetivo común. También es cierto, que los docentes “robot” ya van desapareciendo afortunadamente y se imponen grandes profesionales líderes en educación. Estos últimos apuestan por herramientas educativas inclusivas y que alcanzan eso que llaman “educación de calidad”.

Una vez identificados dos de los componentes clave como son la igualdad y la educación de calidad, se debe hacer un análisis de la realidad a la que se enfrenta un docente y alumno si su lugar de encuentro ya no es el centro educativo.

Habitación del alumno/a, salón de la familia del alumno/a o incluso la terraza del alumno/a pueden ser los nuevos escenarios de aprendizaje donde la simbiosis docente-discente tendrá lugar. Es una situación donde ambos componentes aprenden a aprender y, por ello, entran en juego las competencias que rigen la legislación educativa actual española. ¿Acaso se ha planteado cómo se valorarán las nuevas competencias que adquirirán los discentes sobre concienciación, autonomía, saber hacer o el riguroso y obligatorio uso de las tecnologías? Ciertamente, el sistema educativo no responde a esta pregunta de forma concisa.

Los alumnos deben ser conscientes que el estudio a distancia no es algo nuevo. No son los primeros que aprenden inglés, o física y química a través de una pantalla y haciendo videoconferencias. Por ello, la concienciación de la calidad de la educación a distancia es un primer hándicap que puede surgir en el proceso de enseñanza. Sin embargo, es fácil de suplir, a través de herramientas tecnológicas que permitan hacer ver las ventajas que ofrece frente a la enseñanza presencial (Kahoot, Edpuzzle, Genially etc.).

La legislación educativa ha cambiado mucho en España durante los últimos años, y quizás se olvidó de la inversión en tecnología en educación. De todas formas, no se puede negar el intento realizado, si se tiene en cuenta la existencia de Ítaca, Séneca…, que permiten tener contacto con las familias y alumnos. En cambio, ¿cómo se pueden dar sesiones en directo o “streaming” (si se tiene vocabulario innovador)? Los alumnos deberían tener una respuesta clara y homogénea, sin embargo, se basa en la buena caridad del profesorado.

Demostrado queda que el Sistema Educativo Español no está preparado ni formativa ni mentalmente para enfrentarse a situaciones como las desarrolladas durante los meses de marzo-abril 2020, debido a una crisis sanitaria. A todos los docentes, de todos los departamentos, de todos los centros, sea de la comunidad autónoma que sea, les ha supuesto un reto continuar con su labor docente desde casa.

Es necesaria una buena dirección del timón por parte de las administraciones, las cuales, pese a ser una situación excepcional, no son capaces de resolver las dudas e inquietudes que los profesores, por medio de las direcciones de sus centros, les comunican. Además, existe una gran dificultad para adaptar los materiales, las metodologías y los modos de evaluación preestablecidos en esta situación. Por ello, más allá de que esta situación requiera un confinamiento de toda la sociedad, los docentes deben liberar su creatividad y contribuir activamente en el nuevo sistema de enseñanza-aprendizaje que se nos ha aparecido.

Faltas de asistencias, llamadas de familiares preocupados y un sinfín de correos electrónicos bombardean a los institutos y con ello, equipos directivos y profesorado quedan desbordados en una situación que aunque no lo parezca también les afecta a ellos.El gobierno comienza a poner restricciones sobre horarios en los supermercados y los docentes no pueden compaginar trabajo y vida personal. Por lo tanto, se deben tener medidas extraordinarias o “comportamientos gentiles” entre los propios compañeros de profesión.

Es en este momento cuando las clases, los exámenes… pasan a un segundo plano.

Humanidad, solidaridad y el tan “innovador” trabajo cooperativo y multidisciplinar se deben poner a trabajar de la mano. Google Teams, Webex, Skype, Discord deben convertirse en los protagonistas de la educación y ser familiares a todos los docentes y, por supuesto, saber cómo funciona.Tizas por punteros, bolígrafos por colores digitales, pizarras por ordenadores o tablets, la última moda en educación sin previo aviso.

Docentes, discentes, en definitiva todo el ámbito educativo debe ser consciente de que el aula no es determinante en el proceso de aprendizaje. Para conseguir una educación de última generación, en el menú diario de nuestra sociedad deben coexistir múltiples valores para alcanzar una educación de calidad y no de cantidad.

 

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