Imagen generica
¿Aún no estás registrado?
Regístrate ahora, son 2 minutos

E.M.A.R.A: Cinco claves para potenciar el talento de nuestro alumnado.

ROSA MARÍA PALOMARES LÓPEZ

Publicado el 01/04/2020 17:04

“Si en ese momento en el que estamos impartiendo una clase, apareciera una jirafa detrás nuestro, ¿a dónde se dirigiría la atención de nuestro alumnado?” – Preguntó Francisco Mora, doctor en Neurociencia por la universidad de Oxford, en el primer congreso de Neurociencia aplicada a la educación. No esperé mucho tiempo para responderme a mí misma: “a la jirafa, sin dudarlo”. Cuando acabó esa jornada, salí de allí con un claro objetivo: convertirme en esa jirafa.

 

A partir de aquel día empecé a leer sobre nuevas metodologías que podrían ayudarme a mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje de mi alumnado. La variedad que encontré fue abismal. Hay un universo abrumador de nuevos métodos, tantos que necesitaríamos un par de años académicos para llevarlos a cabo. Además no todo funciona y muchas veces somos científicos experimentando con estas nuevas herramientas y con nuestro alumnado. Y de algún modo lo somos, porque nos dedicamos a desarrollar cerebros, o por lo menos lo intentamos. Empecé a leer sobre los últimos estudios de neurociencia aplicados a la educación donde se nos dice que entendiendo al cerebro potenciamos el aprendizaje del alumnado. Decidí experimentar.

Así nació E.M.A.R.A: Cinco claves para potenciar el talento de nuestros alumnos. Las siglas responden a los 5 principios básicos que todo docente deberíamos tener en cuenta a la hora de impartir nuestras clases: Emoción, Motivación, Atención, Repetición y Aprendizaje. Y el proyecto está resultando un éxito.

EMARA requiere una reinterpretación de nuestra manera de enseñar puesto que nuestras clases giran en torno a estas claves y a un alumnado del siglo XXI con necesidades, motivaciones y aptitudes muy diferentes a las cuales hay que adaptar nuestras metodologías.

Estas claves son unas fases que hay que pasar para llegar al objetivo primordial de todo docente: transmitir conocimientos a nuestro alumnado y que por supuesto, los adquieran. Las fases en las que consiste este proyecto son las siguientes:

  • 1. EMOCIÓN.
  • Francisco Mora define la emoción como “el motor que mueve el mundo”, factor esencial para crear procesos mentales, tomar decisiones y anclar nuevos contenidos. Se aprende a través de las emociones y las percepciones que nos llegan de nuestro alrededor, así se adquieren nuevos conocimientos desde la infancia. Mora afirma en su libro Neuroeducación (2017) que “nada se puede conocer, más que aquello que se ama, aquello que nos dice algo”. Por lo tanto, el primer paso para conseguir una clase de éxito, es emocionar al alumnado. La pregunta que surge es, ¿cómo emocionar a unos adolescentes que están constantemente recibiendo estímulos del exterior a través de las nuevas tecnologías? Esta es la tarea más ardua. Hay una serie de técnicas a las que podemos recurrir a la hora de empezar nuestras clases, por ejemplo, usar un comentario provocador, una anécdota, un dibujo, relacionar el nuevo contenido con situaciones de la vida cotidiana o incluso disfrazarse. Y os hablo desde la experiencia, estas técnicas funcionan. Entendamos la emoción como una ventana abierta hacia el nuevo conocimiento y por lo tanto no puede faltar en nuestras clases. Subrayar que no se pretende empezar todos los días las sesiones con frases motivadoras o chocantes, o con dibujos o anécdotas porque entonces se perdería el efecto de la emoción ya que se volvería algo rutinario. Pero sí, ir sorprendiendo de vez en cuando al alumnado.

     

  • 2. MOTIVACIÓN.
  • Al encender la emoción, la motivación viene sola. Sin ella no podemos estimular al cerebro para que aprenda. ¿Cuántas veces se han escuchado en las sesiones de evaluación comentarios como “le falta motivación”? Pero motivar al alumnado no es tarea fácil puesto que vivimos en un mundo donde crear nuevas motivaciones es difícil. Por lo tanto, en esta fase, será necesario aplicar una serie de estrategias y técnicas que enlacen el nuevo contenido y las nuevas metas con las motivaciones de nuestro alumnado. Un alumno motivado es un alumno curioso y la curiosidad pone al cerebro en modo aprendizaje. De nuevo,  hay que trabajar mucho y tener imaginación y creatividad para diseñar sesiones que motiven a los discentes.

     

  • 3. ATENCIÓN.
  • Para que el alumnado nos preste atención, no vale solo con decirle que nos escuche y amenazarlos con partes disciplinarios si no lo hacen. Sin atención, no hay aprendizaje y si no están emocionados y motivados, la jirafa seguirá siendo el foco principal de sus miradas.  

    Se debe trabajar la atención ejecutiva, aquella que permite al alumno resolver un problema, seguir una explicación o analizar un texto. Es la atención del pensamiento lógico. La atención requiere concentración y autocontrol para frenar toda la información ajena a nuestras clases. Pero, ¿cómo alejar a nuestro alumnado de todo aquello que les distrae para que su tiempo atencional sea el 100%? Uno de los primeros estudios sobre la atención concluyó que una persona mantiene su foco atencional unos 20 minutos y a partir de ese momento su capacidad de atención comienza a disminuir. “Más vale 50 conferencias de 10 minutos, que 10 conferencias de 50 minutos”- Afirmaba Mora. Y tenía toda la razón. Es en ese momento donde se debe hacer un pequeño descanso, dirigir la atención del alumnado a otro tema o aplicar alguna estrategia de descansos activos. No más de cinco minutos y volver a los contenidos de clase. Ya que no podemos reducir el tiempo de las sesiones, sí podemos reducir el tiempo de atención hacia esos nuevos contenidos. Y reducir no significa malgastar tiempo, porque con esos descansos, al final, su atención será más productiva. Cierto es que las primeras veces suele costar redireccionar al alumnado a lo que se estaba impartiendo pero una vez que se consigue, volveremos a tener su atención y seguir la clase. Y de nuevo os hablo desde la experiencia. Este tipo de descansos, donde contar un chiste puede valer, funciona.

    Francisco Mora dice:

     “La atención crea conocimiento. Eso es aprender. Grabar lo aprendido es memorizar. Para memorizar bien y aun aprender bien requiere repetición de lo que se aprende y con ello también se corrige y rectifica aquello que se aprendió”  

    Esta cita nos lleva a la fase 4 de nuestro proyecto.

  • 4. REPETICIÓN.
  • Con la repetición se afianza en nuestra memoria el contenido y se llega al conocimiento. La reiteración de los nuevos conceptos debe hacerse desde una perspectiva, con ejercicios y  ejemplos diferentes a lo largo de las sesiones puesto que no debemos aburrir al alumnado con los mismos ejercicios. El aburrimiento es un hándicap que hace que el cerebro se bloquee y no aprenda.

    En esta fase del proyecto se aplican diversas metodologías para dar respuesta  a la atención a la diversidad en nuestras aulas. Cada uno de nuestros alumnos y alumnas tiene una manera de aprender diferente y debemos ser conscientes de ello. Debemos estimular, apoyar e identificar las capacidades más destacadas de nuestro alumnado y diseñar actividades que las fomenten.

    Para ello, este proyecto tiene cuenta La teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner junto con los estudios más recientes de Amparo Escamilla sobre esta teoría. En su libro Inteligencias Múltiples: Claves y propuestas para su desarrollo en el aula (2014),  propone diferentes técnicas para trabajar contenidos y a la vez incluir todos los tipos de aprendizaje que hay en nuestras clases. La Gamificación, tema muy de moda actualmente, es otra metodología que afianza los contenidos de una manera divertida. Gamificar es aprender, no es perder tiempo y los resultados son muy positivos.

  • 5. APRENDIZAJE.
  • Fase final en la cual nuestro alumnado adquiere nuevos conocimientos. Esta fase solo tendrá éxito si hemos aplicado las estrategias metodológicas y técnicas de cada punto anterior. No es nada fácil llegar a este punto, requiere mucho trabajo por parte del profesorado, un compromiso de cambiar las clases que se imparten. Debemos hacer una autocrítica y pensar si hemos evolucionado en nuestra manera de enseñar o seguimos enseñando de la misma forma que solíamos hacer. Nos enfrentamos a un alumnado del siglo XXI con nuevas metas, expectativas, motivaciones incluso maneras de relacionarse y la enseñanza debe ir acorde a las nuevas necesidades de nuestro alumnado. Hay que adaptar nuestra metodología a ellos, aunque sin olvidar exigirles siempre un trabajo y esfuerzo por su parte.

    En conclusión, con EMARA se intenta hacer que las emociones sean el principal “motor” para llegar a adquirir conocimientos. No es un proyecto de fácil ejecución porque requiere mucho trabajo y un constante diseño de actividades y técnicas pero los resultados son muy positivos y animo a los docentes a emocionarse en sus clases como paso principal para llegar al aprendizaje.

    Rosa María Palomares López.

  • Bibliografía

  • Mora, F. (2017): Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama. Madrid. Alianza Editorial.
  • Escamilla, A (2014): Inteligencias Múltiples. Claves y propuestas para su desarrollo en el aula. Barcelona. Grao.
2
“¿Te ha parecido interesante este artículo? ¡Dale a me gusta!