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Las fuentes energéticas del cuerpo humano

Rocío Cabrera

Publicado el 14/01/2022 13:01

Las fuentes energéticas del cuerpo humano

Todos lo seres humanos necesitamos de la energía para poder vivir. Cualquier proceso que realicemos como caminar, pensar, moverse o simplemente respirar requiere energía para poder llevarse a cabo. Esta la obtenemos a partir de los alimentos que, al transformarse en sustancias nutritivas, producen la misma.

Es indispensable que cualquier ser humano mantenga un equilibro energético, es decir, que haya un balance entre aquella energía obtenida y aquella que se gasta. Por ello, debemos conocer qué cantidad de energía producen los alimentos, ya que cada uno varía según sus componentes, y poder equilibrar la misma en función de lo que cada persona gaste, para evitar así el sobrepeso o, por el contrario, la desnutrición.

Para eso, debemos tener en cuenta, que existen tres fuentes energéticas que provienen de la dieta: Los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas.

Los hidratos de carbono son la principal fuente energética del organismo, sin embargo, no todos son iguales, ya que depende de por lo que estén formados (almidón, fructosa, glucosa…) van a tener una capacidad de asimilación diferente, por lo que en función del momento del día en el que te los tomes, serán más o menos aconsejables. Estos hidratos podemos encontrarlos en alimentos como, por ejemplo, la fruta, los lácteos, los arroces, o cereales, entre otros.

Las proteínas son la energía menos usada por el organismo. Se encuentran formadas por unidades más pequeñas llamadas aminoácidos, que se pueden combinar de diversas formas para dar lugar a un tipo de proteína diferente. Esto va a dar lugar, a que haya algunas proteínas esenciales (no son producidas por nuestro propio cuerpo por lo que son necesarias obtenerlas del exterior) y no esenciales (no es necesario obtenerlas del exterior ya que nuestro propio cuerpo las produce). Las encontramos en la carne, el pescado, los vegetales, etc.

Las grasas que resultan indispensables para un correcto funcionamiento del organismo ya que son necesarias para realizar diversas funciones. Pero igualmente, existen diferentes tipos de grasas, entre las que distinguimos: las saturadas, las insaturadas, que a su vez se clasifican en monoinsaturadas o poliinsaturadas, y las grasas trans. Algunos de los alimentos buenos en las que las encontramos son las nueces o el aceite, mientras que algunos de los alimentos malos serían los ultraprocesados o la bollería.

Para poder calcular la energía necesaria en cada individuo se deben tener muchos factores en cuenta. Entre ellos nos encontramos, con la edad, el sexo, la actividad física realizada, el estado fisiológico, etc.

Adquiriendo esa cantidad de alimentos reales necesarios, seleccionando aquellas fuentes consideradas por ser más buenas para nuestro cuerpo, y, por tanto, manteniendo un correcto equilibrio, potenciaremos la energía que obtenemos. Así, podremos disfrutar de una buena salud conllevando una mayor calidad de vida.

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