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Innovar, ¿por qué?

Janira León Méndez

Publicado el 21/10/2022 13:10

Innovar

Siendo el inglés uno de los pilares fundamentales de nuestra educación, hoy más que nunca, resulta imprescindible aprender este idioma. En esta época de globalización, el inglés se ha convertido en la lengua internacional y ha trascendido más allá de la simple educación escolar para convertirse, prácticamente, en una necesidad a nivel profesional. Desde esta perspectiva, la enseñanza de este idioma se ha convertido en una carrera de fondo, donde los docentes buscan continuamente la creatividad en sus clases y prueba de ello es la aclamada gamificación, pues está a la orden del día en los centros escolares. Las ansias de mejorar y proporcionar la mejor educación se convierten en un imperativo por explorar, crear y aplicar nuevas metodologías con el fin de promover unas clases más didácticas y amenas para que nuestros alumnos interactúen en la lengua meta.

No obstante, la búsqueda de lo nuevo, de lo original está ligado – la mayor parte del tiempo –, a las tecnologías del momento pues, de acuerdo con Ortega et at. (2020) buscan «la enseñanza interactiva, creativa y significativa para el aprendizaje» (p.283), y al mismo tiempo, estos nuevos avances ayudan a que los alumnos adquieran la autonomía suficiente para construir sus propios conocimientos. Esta metamorfosis educativa, a pesar de ser algo que se concibe en la actualidad como «novedad», ya se observaba en lo que se conoce como Escuela Nueva, la cual apostaba por teorías activistas, donde el conocimiento va mucho más allá de teorías simples y monótonas, convirtiendo al estudiante en el protagonista de su propia educación.

En esta época en la que vivimos, lo que prima son esas nuevas formas de pensamiento que se centran en el crecimiento individual con la ayuda de la tecnología. También, gracias a la innovación tecnológica y, especialmente, a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el aula es posible la creación de nuevos entornos tanto comunicativos como expresivos ya que estos posibilitan el desarrollo de nuevas experiencias formativas y educativas (García y López, 2011).

Se puede afirmar, por lo tanto y desde la perspectiva más general, que el uso de las herramientas TIC ha creado otro panorama a nivel educativo, «introduciéndose como un privilegio o un elemento innovador a formar parte de un hecho real e incluso una necesidad y un derecho que se ha de garantizar para todo el alumnado» (Pinilla, 2020, p. 5). Además, de acuerdo con Bonilla (2012), Balart y Cortés (2018), la sociedad está en un periodo en el que la tecnología forma parte de la vida cotidiana, por lo que las escuelas deben potenciar su conocimiento y uso, brindando a los estudiantes una mínima alfabetización informática.

Como indica Pinilla (2020), el uso de estas herramientas en el aula crea también una nueva comprensión de la educación en la que se debe promover el desarrollo de las «funciones cognitivas superiores» como es la resolución de problemas, la creatividad, comprensión, así como la adquisición de conceptos y procedimientos únicamente a través de la repetición. Por ende, las TIC también brindan la oportunidad de facilitar una atención más personalizada y personal, pues buscan ampliar la experiencia del aula más allá del entorno de aprendizaje virtual y esforzarse por desarrollar un aprendizaje integrado.

 

Esta autonomía de la que se habla está apoyada por los modelos constructivistas que permite al discente desarrollar la capacidad de buscar, indagar en los problemas o dudas que le puedan surgir, llevando a una reflexión y, posteriormente, a la selección de ideas y/o información que este crea importante para su desarrollo. Sin embargo, esta independencia de la que se habla casi siempre está ligada a estas nuevas tecnologías, pues son las que permiten la búsqueda de los conocimientos que desconocemos y, además todo ello lo podemos tener en un tiempo récord. Pero, ¿es realmente esta independencia educativa la que favorece su aprendizaje?

Este cambio en el sector educativo supone un reto para muchos docentes, lo cuales deben adaptarse al mundo tecnológico y crear un contenido innovador e interesante para favorecer la participación del discente y que no pierda la motivación en el aprendizaje. Cierto es que las herramientas digitales favorecen la adquisición de una segunda lengua (L2), pero cabe considerar, por otra parte, que no sólo existe la tecnología como método innovador en el aula de idiomas, sino que también podemos desarrollar clases creativas y dinámicas a través de las comunicaciones orales como los juegos de rol, las cuales nos permiten explorar las capacidades cognitivas en la lengua meta de nuestro alumnado.

Pacheco-Salazar (2020) apunta que más allá de la tecnología innovadora en el aula, es preciso contar con el liderazgo pedagógico de los docentes «capaz de generar y mantener una cultura de innovación en el centro educativo» (párr. 7). La autora y doctora en Educación apunta que «es necesario desaprender el modelo centrado en la información, la memorización y la verticalidad, y construir modelos centrados en metodologías activas, el aprender a aprender, la autorregulación del aprendizaje y el trabajo colaborativo y cooperativo» (2020, párr. 8). Un claro ejemplo de ello es la técnica de los escenarios, dónde la creatividad y la comunicación son la clave para fomentar el aprendizaje, perder el miedo a hablar en la L2, aumentar la seguridad en uno mismo, etc. 

Entonces, Innovar, ¿por qué? Debemos seguir innovando pues ayuda a elaborar y descubrir nuevas metodologías que resultan bastante atractivas para llevar al aula y hacer el aprendizaje mucho más interesante, pero siempre teniendo en cuenta que las nuevas enseñanzas de la mano de las tecnologías se pueden volver monótonas, haciendo que los estudiantes pierdan la motivación y el interés en aprender. Como docentes, no debemos perdernos en un sinfín de recursos tecnológicos simplemente por el hecho de ser más novedoso, olvidándonos de si estos son de real utilidad en el aula o simplemente son la novedad del momento. Indudablemente, hay que seguir transformando el conocimiento en nuevas metodologías innovadoras, pero desde un punto de vista pedagógico para construir educación y no ignorancia.

 

Bibliografía

Balart, C. y Cortés, S. (2018). Una mirada histórica del impacto de las TIC en la sociedad del conocimiento en el contexto nacional actual. Revista de humanidades y ciencias sociales, Extra 41. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6529351.pdf

Bonilla, F. M. (2012). Origen, historia y evolución de las TICs. Recuperado de https://sites.google.com/site/ticsyopal5/assignments

García, F. y López, F. (2011). Influencia de las TIC en el aprendizaje significativo. [Trabajo de fin de máster, Universidad Internacional de La Rioja]. https://reunir.unir.net/handle/123456789/94

 

Ortega, D. (2020). Un estudio sobre innovación educativa en la enseñanza del inglés: Innovando y fomentando la interacción oral de estudiantes universitarios. Polo del Conocimiento, 5(1), 838-848. https://polodelconocimiento.com/ojs/index.php/es/article/download/1266/2245

Pacheco-Salazar, B. (02 de agosto de 2020). Siete claves para la innovación educativa. El País: https://elpais.com/elpais/2020/07/31/planeta_futuro/1596204508_015285.html

Pinilla, J. (2020). Recursos digitales para el aula del S.XXI. Madrid: Editorial Inclusión. https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/66657/2020_05%20Aplicaciones%20digitales%20para%20el%20aula%20del%20S.%20XXI.pdf?sequence=-1

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