Un estudio internacional de la Fundación Botín asegura que la educación emocional y social reduce la violencia escolar, fomenta la igualdad y capacita a los niños para afrontar las incertidumbres.

Este informe asegura que esta técnica educativa, implantada en 1.200 escuelas israelíes, ha reducido la violencia escolar en un 30% en dos años. Según Christopher Clouder, director del equipo de trabajo de esta investigación, “Los niños que viven la experiencia del aprendizaje para la vida como una experiencia enriquecedora e innovadora y como un reto son más capaces de afrontar las incertidumbres con comprensión, creatividad y sentido de la responsabilidad”.

Clouder ha señalado además que los países en los que existe una relación más estrecha entre educación y trabajo, tiene las tasas de desempleo juvenil más bajas, como por ejemplo Alemania.

El tercer informe de la Fundación Botín (2013) ha analizado cómo se aplica este tipo de educación en Argentina, Austria, Israel, Noruega y Sudáfrica para conseguir el bienestar y el desarrollo emocional, cognitivo y social de la población infantil y juvenil.

Y es que la educación emocional es una asignatura pendiente en muchos centros educativos mundiales. Posiblemente no sea uno de los temas trasversales que más se trata en las escuelas y a su vez, sea uno de los temas más esenciales a tratar, ya que una buena educación va acompañada de una buena convivencia.

No debemos olvidar que una buena educación no consiste únicamente en una buena transmisión de conocimientos para lograr unos buenos resultados académicos, sino que se trata de transmitir a su vez una serie de valores para reducir los problemas sociales y que los más jóvenes aprendan a insertarse en la sociedad de manera satisfactoria. Porque la educación, es mucho más que unos meros contenidos.