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La Educación Musical Extraescolar

Sara Martínez Muñoz

Publicado el 20/11/2017 19:11

A lo largo de estos años de impartir clases de música extraescolares, al igual que otros docentes, he encontrado en la educación tradicional algunos escollos: alumnos que tienen problemas para retener lecciones de solfeo, otros que tienen dificultades para hacer un dictado musical, otros que no son capaces de acordarse del tema principal de la pieza que tocan… He aquí algunas claves y experiencias que he ido aplicando para prevenir y corregir estos obstáculos.

 

  1. Revisar la educación musical de base. Muchas veces los profesores de música partimos de la convicción que un niño con ocho años que “afina” tiene la base suficiente para empezar con los estudios musicales. Sin embargo, existen varios factores que influyen a la hora de estudiar música. Muchos niños recuerdan perfectamente una canción, o incluso una lección si alguien se la canta, pero no si la oyen interpretada con un instrumento sin apoyo de la voz humana, probablemente porque su cerebro no está acostumbrado a ello. Hay niños que tienen poca memoria musical y es imposible que puedan recordar y cantar más de dos compases seguidos de una lección de solfeo entonado o de su instrumento. Otros no identifican correctamente todavía notas muy agudas o graves o la direccionalidad del sonido. Es importante revisar estos aspectos, corregirlos y adaptar su educación a estas necesidades.

 

  1. Partir siempre la educación instrumental o entonada de canciones que previamente se cantan y se memorizan. Puesto que la educación musical parte siempre de la voz humana con su prosodia y de las canciones infantiles, es importante que aquello que toquen sepan previamente cantarlo. Esto dará una visión holística de la canción y corrige los errores que hemos identificado en el punto anterior. Los niños cuyo estilo cognitivo sea muy analítico, los forma en la visión total de la frase musical y aquellos cuyo estilo sea global les facilita el aprendizaje. En los alumnos de piano, instrumento que fácilmente pueden tocar sin una lectura interior entonada, ayuda a esta interiorización.

  • Al lado de una visión holística, debe haber otra analítica. Cuando un niño aprende a leer en el colegio, generalmente los maestros aplican métodos globales y analíticos. Éstos últimos parten del silabeo. Sin embargo, cuando un alumno empieza sus estudios musicales, se encuentra con lecciones de bastantes compases de lenguaje musical rítmico o lenguaje musical entonado. Esto también se debe a que el lenguaje musical es un sistema relativo respecto a la nota La. Sin embargo, unos carteles en el aula con intervalos de dos notas que revisamos antes de abordar una lección entonada o instrumental, suele ayudar a interiorizar ese silabeo que falta en la lectura musical. También lecciones atomizadas de dos compases, cumplen esa función.
  • La Educación Musical debería ser interdisciplinar y/o transdisciplinar. La división tradicional de la Educación Musical en asignaturas: instrumento, lenguaje musical, conjunto coral, etc. y sub-asignaturas: lenguaje musical entonado, lenguaje musical rítmico, teoría, dictado, etc., no ayuda a la integración de los saberes. Los niños adquieren una visión parcelada del conocimiento que luego no son capaces de aplicar a su instrumento o a una creación. He llegado a tener niños que leen sin problemas una nota en el libro de lenguaje musical y en el libro de su instrumento no son capaces de identificarla. Para ello, es importante partir, por ejemplo, de un centro de interés que debería ser su instrumento. A partir de lo que interpretan, podemos desarrollar el resto de disciplinas. Ello exige que o bien sea el mismo maestro o debe haber una coordinación entre los distintos profesores para obtener una visión integrada de los conocimientos musicales.
  • La Educación Musical no debe de formar únicamente un intérprete. Aquello que realmente distingue a un Arte del resto de disciplinas es precisamente eso: su originalidad. La creación musical debe ser indispensable en la formación de cualquier músico. Además, ayuda a integrar los conocimientos y a desarrollar las diferentes competencias, pues es ahí donde los pueden poner en práctica y desarrollar su saber. Se dice que la música implica los dos hemisferios cerebrales y forma el pensamiento divergente. Pero si únicamente nos dedicamos a que nuestros alumnos lean o interpreten, estamos favoreciendo únicamente un desarrollo analítico y debemos tener en cuenta que nuestro cerebro también funciona como una orquesta y necesita de todos sus componentes.

 

  • Atender a la dimensión social de la música. Y no solo como agrupación instrumental o vocal, sino también en su aspecto comunicador. Proyectos creativos en grupo, donde deban poner en movimiento todos los conocimientos, interpretaciones, tomar decisiones, solucionar conflictos… forman parte también de un lenguaje musical.

 

Hasta aquí algunas consideraciones sobre la práctica de la enseñanza musical. Pero hay algo más a lo que siempre debemos dedicar un tiempo como docentes: a la reflexión sobre nuestra praxis, los problemas en el aula, nuestras competencias como profesores… El debate sobre la enseñanza musical debe ser abierto, flexible y continuo.

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