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La escuela sensacional con la que soñó Gloria Fuertes

Aida Pastor Beneyto

Publicado el 04/05/2018 09:05

Comencé en esta profesión con humildad, pues aunque estaba convencida de que iba a dar lo mejor de mí, sabía que lo que dentro de esa microsociedad llamada aula iba a aprender, no podría tener parangón alguno con lo que tiempo atrás había ido descubriendo, y la verdad, sé que aún me queda un largo camino por recorrer.

La tarea de enseñar, ustedes compañeros y compañeras bien lo saben, no es fácil, y menos en un mundo que nos arrastra al incesante cambio, y la actualización debe ser nuestra premisa fundamental; no obstante, lejos de ver en esta realidad reinventada sólo presión y miedo, yo quiero ver esperanza, ilusión, entusiasmo, ganas de crecer juntos, de explorar en ese universo interior que todos y todas, niños y no tan niños, llevamos dentro.

Cada día, en cuanto salgo de las clases, hago una breve introspección y me pregunto cómo fue la jornada, y la respuesta siempre, de manera incondicional, es positiva. Y, ¿por qué? Intento que ellos y ellas (mis alumnos y alumnas) sean los protagonistas de su propio aprendizaje, por eso nos encantan los debates fundamentados, donde todas las opiniones esgrimidas desde la tolerancia y el respeto puedan tener cabida. ¡Y cómo nos divertimos trabajando en equipo! Mi cabeza no para cuando se trata de arrancar un nuevo proyecto, algunas indicaciones bastan para que ellos se organicen y emprendan rumbo a una nueva aventura, y lo mejor de todo, es ver cómo valoran las capacidades de sus compañeros/as, al tiempo que ejercitan las suyas. Este año desde el área que imparto (Geografía e Historia, así como Lengua y Literatura) hemos trabajado en un proyecto electoral (simulacro de cómo sería el año de preparación para la campaña, culminando con la celebración oficial de las votaciones), en otro de ciudades sostenibles (por grupos construyeron desde cero su ciudad ecológica utilizando la aplicación SimCity), proyecto L-15 (lectura 15 minutos para fomentar el hábito a edades bien tempranas), entre otros.

 
Soy una maestra que ama lo que hace, porque mirar a través de esos ojos y recordar que un día yo también estuve ahí, en ese mismo lugar que hoy ocupan ellos y ellas, me hace pensar que debo ser la mejor versión de mí para entregársela a mis alumnos y alumnas, presente y futuro de nuestra sociedad.

Paso muchas horas indagando en Internet sobre nuevas herramientas tecnológicas, aplicaciones, juegos, formas alternativas y dinámicas de aprendizaje...Tales como Genially (para crear presentaciones ilustrativas e imágenes en movimiento), Mural o Glogster (para la creación de murales interactivos que les ayuden a exponer un trabajo de investigación), Piktochart o Canva (para crear curiosas y llamativas infografías); Quizizz, Socrative, kahoot, Cerebriti, Plickers, entre otras, (para poner a prueba su bagaje cultural al respecto de un contenido tratado, mediante cuestionarios de mayor o menor complejidad); Edpuzzle (para trabajar mediante el sistema de clase invertida, lo que permite en muchas ocasiones ganar tiempo y aprovechar la clase para el aprendizaje práctico con proyección real). Sin descuidar, porque también pueden resultar muy útiles, recursos convencionales: juegos de mesa elaborados por ellos o a través de la plataforma Trivinet, talleres de escritura creativa, de fotografía...que les sirvan para dar rienda suelta a todo su potencial; ese talento o habilidad innata que cada persona lleva dentro.

En definitiva, la experiencia en el aula, o mejor dicho en las aulas, porque cada curso, cada promoción y cada niño/a es distinto, es la que te va llevando por un camino u otro...Y a través de ese sendero de confines ilimitados vas viviendo una aventura de crecimiento personal. No hay sensación más grata, plácida, reconfortante...que la de haber dado lo mejor de ti y estar preparado para retroalimentarte de la aportación de los demás...

Hace mucho tiempo que descubrí que detrás de cada una de esas bellas personas que comparten conmigo cada mañana un mismo espacio vital, hay algo que les hace únicos, les diferencia y, al mismo tiempo, les aúna a la hora de trabajar en equipo, porque ya se sabe que todo eslabón es esencial para que el proceso funcione, por ello me gusta dar publicidad a todas sus creaciones, y lo hago a través de un blog que les hace partícipes de su trabajo y del de sus compañeros/as. De este modo, sus proyectos, ideas, iniciativas...trascienden más allá del ámbito académico y llegan hasta sus hogares, hasta otras aulas repletas también de niños y niñas que, siendo plenamente conscientes o no, hacen con su práctica diaria que el mundo sea un poquito mejor.

Me gustaría cerrar esta reflexión citando un verso de la célebre Gloria Fuertes, "Yo voy a una escuela muy sensacional...". en homenaje a todos mis compañeros y compañeras de profesión que cada día ejercen con dignidad y profundo respeto esta loable labor.

¡Hagamos esa escuela posible entre todos y todas, con cariño, con ilusión, con vitalidad, con tesón, con coraje...!

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