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La formación en violencia de género

Belen Torres Ramirez

Publicado el 17/02/2022 09:02

 

Conseguir educar y formar a los jóvenes en violencia de género desde edades tempranas es la mejor forma de acabar con una de las mayores lacras sociales de nuestra era, que además se cobra la vida de decenas de mujeres cada año, concretamente 43 en el pasado año.
La educación es una de las mejores herramientas de prevención que podemos poseer contra la violencia de género, el sexismo o el machismo. Por ello, es importante definir bien estos conceptos, los peligros que suponen para la sociedad hoy día, o porqué la formación es una gran aliada de la igualdad y el respeto.

Violencia de género, sexismo y machismo

Tres nociones relacionadas pero muy diferentes entre sí. Trataremos de explicar de manera clara:

- Violencia de género: según el Gobierno de España, la violencia de género es aquella que se ejerce sobre las mujeres por parte de quienes estén o hayan estado ligados as ellas por relaciones de afectividad (parejas o exparejas). El objetivo del agresor es producir daño y conseguir el control sobre la mujer, se produce de manera continuada y sistemática en la forma como parte de una misma estrategia.

- Sexismo: por su parte, el sexismo sería una forma de discriminación basada en el sexo. Donde el sexo masculino es entendido como "lo universal". Es decir, supedita y contiene al femenino, tendiendo a la concepción en una posición secundaria o inferior. Mediante el sexismo se han oprimido, subordinado y negado los derechos de las mujeres en todos los ámbitos de las relaciones humanas. A veces con mecanismos sutiles, y en otros casos incluso violentos.

- Machismo: por último, el machismo se compone de ciertas conductas, comportamientos y creencias que promueven y refuerzan diferentes formas discriminatorias contra las mujeres. Su principal característica es la degradación de lo femenino. Y su máxima expresión, la violencia (en cualquiera de sus tipos) contra las mujeres. Por tanto, es una mezcla de actitud de supremacía masculina, misoginia, sexismo y discriminación hacia la mujer.

La formación en violencia de género desde edades tempranas

La prevención debe comenzar en las primeras etapas de la vida, mediante una educación en niños y niñas que promueva las relaciones de respeto e igualdad de género. El trabajo en jóvenes es la mejor opción para lograr un progreso en materia de prevención y erradicación de la violencia de género. Pero ¿Cómo hacerlo? Aquí algunos consejos:

  • Observar y escuchar a niños y niñas: escuchar qué conceptos manejan respecto a los géneros y qué actitudes tienen cuando se relacionan con otro género.
  • Acabar con los prejuicios desde edades tempranas: cuando se da con uno de estos prejuicios, hay que responder con una pregunta: ¿por qué?. Al intentar razonar el prejuicio, éste acaba autodestruyéndose.
  • Acabar de pulir las ideas que tengan los niños y niñas como válidas y certeras: ajustar sus afirmaciones y comportamientos. Además de hacerles comprender que las generalizaciones inducen a error.
  • Implicar a niños en niñas en todo tipo de actividades: asignarles responsabilidades y actividades cotidianas que, tradicionalmente, han sido consideradas "cosas de mujeres" o "cosas de hombres".
  • Compartir la información: poner en común la información que nos llega. Lo que genera, en un primer momento, un hábito de comunicación. Además de ayudarnos a entender cómo son, qué ven, qué piensan y cómo se sienten.
  • Limitar el acceso a estímulos nocivos: diseñar un acceso a los contenidos multimedia que nos llegan a través de la tecnología de forma sensata, tutorizarlo y reflexionarlo/criticarlo. Responder a cualquier pregunta que les surja respecto a aquello que ven en la televisión u otro medio de comunicación, incluyendo las "incómodas" sobre sexualidad o relaciones entre hombre y mujeres.
  • Dar ejemplo como adultos es esencial. Los patrones de comportamiento se heredan. Debemos evitar roles, tópicos, lugares comunes respecto al género, y dejar que vayan creando sus propias opiniones desde el respeto y la empatía por los demás.

Importancia de los educadores en violencia de género

El papel de los profesionales sociales es clave para la prevención de la violencia de género. Y, en ese sentido, es esencial que los educadores conozcan, no sólo los recursos multidisciplinares y las experiencias de intervención profesional, sino que es fundamental que sean capaces de desarrollar las habilidades y estrategias necesarias para intervenir con solvencia en situaciones de violencia de género.

Estos profesionales deben contar con la formación y conocimientos científicos / humanos necesarios para actuar desde una perspectiva socioeducativa con personas en riesgo o situación de vulnerabilidad. Realizando actuaciones como:

  • Intervención en casos de urgencia/emergencia.
  • Asesoramiento y supervisión de los aspectos formativos aplicables al proceso de recuperación de la víctima.
  • Implementar y evaluar las acciones de apoyo para reforzar el componente socio educativo y familiar.
  • Información a las mujeres sobre los recursos disponibles en el territorio, especialmente en materia de empleo y formación.
  • Actuaciones de prevención de violencia de género, a través de la realización de campañas de sensibilización.

Por tanto, la eliminación de la violencia de género precisa de una especialización por parte de los profesionales que quieran dedicarse a esta materia. Personas que conozcan las causas, instrumentos legales, recursos asistenciales, actuaciones a llevar a cabo...

¿Está claro no? La formación y la educación en violencia de género es la mejor vía para conseguir erradicar la violencia de género. Sólo cuando contemos con los conocimientos sobre igualdad, género y medidas de prevención y actuación, conseguiremos nuestro objetivo.

 

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