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La importancia de educarnos emocionalmente

Carmen Gilabert

Publicado el 23/10/2017 10:10

 

Sabemos que existe la inteligencia emocional y que además podemos cultivarla y desarrollarla, pero, ¿sabemos cómo hacerlo? Tristeza, enfado, alegría, miedo, asco, sorpresa… es una necesidad básica aprender a gestionar estas emociones  y aprender a separarlas cuando nos invaden.
Vivimos inmersos en una sociedad que nos mantiene activos y excitados emocionalmente constantemente, la información nos llega de manera masiva a través de los sentidos. Esta presión genera estados de tensión continuos que pueden causarnos diferentes estados de ánimo, los cuales debemos saber gestionar de la mejor manera para no dejarnos arrastrar por impulsos o pasiones exaltadas que nos derive a estados depresivos y de ansiedad. 
Las situaciones de la vida diaria nos colman de diferentes emociones (como sentir rabia cuando tu coche no arranca), también pueden estar relacionadas con un episodio del pasado que recordamos, pensamientos o expectativas. Por ejemplo, puedes sentir ansiedad cunado piensas que tienes una entrevista de trabajo en dos días, o alegría cuando recuerdas un episodio agradable de tu vida. Por lo tanto los recuerdos, pensamientos, expectativas de futuro, ideales, etcétera, condicionan nuestro estado emocional. 

Educar nuestras emociones
La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente que podemos desarrollar a lo largo de toda la vida. Pretende fomentar el despliegue de las competencias emocionales con el objetivo de que podamos desarrollarnos con plenitud y aumentemos el bienestar personal y social.
Cultivar la inteligencia emocional es un proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida, sin embargo a la vez es un proceso de des-aprendizaje y des-educación. Comenzamos a controlar de verdad nuestra inteligencia emocional, cuando conseguimos cuestionar nuestro comportamiento y forma de actuar ante determinadas situaciones, por ello uno de los objetivos principales de la educación emocional es aprender a separar las emociones que nos conducen a determinadas situaciones, revisar cuales repetimos normalmente y considerar si queremos desecharlas o elegirlas nuevamente. Controlar los sentimientos supone saber analizarlos y etiquetarlos para reconocer cómo nos sentimos en cada momento, además de saber expresarlos tanto verbal como gestualmente. 

Comprensión emocional 
Para comenzar  a entender y conectar con los sentimientos de los demás (empatizar), primero debemos  entender cuáles son nuestros sentimientos en cada circunstancia, qué cosas, personas o situaciones nos provocan tales emociones y qué consecuencias provoca en nuestra vida.
El grado de inteligencia emocional que presente una persona está estrechamente relacionado con las vivencias emocionales que se haya experimentado a lo largo de la vida. Si nunca hemos experimentado determinadas sentimientos, nos resultará más difícil tratar de comprender a otras personas (empatía). Sin embargo podemos aprender a mejorar esta habilidad analizando la expresión del rostro, el tono de voz, la actitud corporal de la persona.
Para desarrollar la capacidad empática, es necesario escuchar y observar activamente a la otra persona y dejar que esta se exprese como se está sintiendo. Conociendo el estado de ánimo de otra persona es más fácil actuar en consecuencia y ser más eficaces en nuestras relaciones interpersonales.

Conocernos mejor a nosotros mismos para poder prevenir, controlar y superar ciertos estados de ánimo, a demas de ser mas eficaces a la hora de ayudar a otras personas, solo es posible si nos educamos bien emocionalmente.

Educación emocional

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