Una emoción es un proceso que se activa, siempre y cuando el organismo detecta alguna amenaza o desequilibrio con el objetivo de poner en marcha los recursos a nuestro alcance para controlar la situación. Así, las emociones nos pueden ayudar a reaccionar rápidamente ante situaciones inesperadas que funcionan de manera automática. Cada emoción prepara al organismo para distintas respuestas. Por ejemplo, el miedo provoca un aumento del latido cardiaco que hace que llegue más sangre a los músculos favoreciendo la respuesta de huida.

Dicho de otro modo, las emociones son procesos psico-fisiológicos de nuestra conducta que indicen a actuar. Es decir, actúan como señales o impulsos que nos intentan decir lo que está sucediendo para poder emitir la respuesta más adecuada a esa situación y así poder resolverla. Estos estados anímicos suponen una gran actividad mental, pero además de la actividad mental también supone una actividad orgánica que produce una gran velocidad en nuestro pensamiento para adaptarnos a la situación, sea por causas internas o externas.

Por lo tanto, para poder identificar las emociones hay que conocer  también las señales emocionales de la expresión facial, los movimientos corporales y el tono de voz.

Si nos paramos a pensarlo durante un momento, nos daremos cuenta que las emociones están presentes diariamente y que incluso son capaces de gobernar gran parte de nuestras vidas. Pero ¿Cuántas emociones existen en realidad? ¿Somos capaces de explicar lo que nos hacen sentir cada una de ellas? ¿Somos capaces de explicar la sensación de “tengo mariposas en el estómago” o “se me ha puesto un nudo en la garganta” sin utilizar este tipo de metáforas?

El psicólogo Robert Plutchick (1927-2006) propuso que existen más de 90 definiciones diferentes del término «emoción» que han sido sugeridas por los profesionales de la psicología.

Dada la complejidad de las emociones humanas el psicólogo norteamericano Robert Plutchik desarrolló una teoría en la que sostiene que, al igual que los animales, las personas han ido evolucionando su mapa emocional con el fin de adaptarse al entorno en el que vive.

Robert Plutchik, en su teoría dividió las emociones en 8 categorías básicas o primarias con claras funciones específicas para la supervivencia: temor, sorpresa, tristeza, disgusto, ira, esperanza, alegría y aceptación. El resto de emociones, por lo tanto, se dan con la combinación de dos o más de estas emociones primarias para ampliar el abanico de experiencias.

Según esta teoría, las emociones van variando en función a su grado de intensidad. Es decir, la ira es menos intensa que la furia y la ira es más intensa que el enfado. Hay que tener en cuenta que cuanto más intensa sea una emoción más motivará una conducta afín a ella.  

Para explicar gráficamente la propuesta que plantea el mencionado autor, Plutchik dibujó una rueda de las emociones, la cual consistía de ocho emociones básicas (alegría, confianza, miedo, sorpresa, tristeza, aversión, ira y anticipación) que combinadas dan lugar a ocho emociones avanzadas (amor, sumisión, susto, decepción, remordimiento, desprecio, alevosía y optimismo), cada una de ellas compuesta por dos emociones básicas. Las emociones se van combinando en díadas primarias que formarán las emociones avanzadas, por díadas secundarias y terciarias que dan lugar a emociones todavía menos frecuentes.

Hagamos un ejemplo.  

Tengamos de referencia la emoción Alegría.

Como emoción opuesta encontramos la Tristeza

Teniendo en cuenta el grado de intensidad sería: Serenidad- Alegría- Éxtasis

• Díadas primarias
  • Alegría + Confianza → Amor
  • Alegría + Anticipación → Optimismo

La ruleta de las emociones es una forma muy visual para entender las emociones.

Y tú, ¿puedes explicar lo que sientes?