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¿La música clásica es aburrida?

Ramón Ojeda Bringas

Publicado el 28/09/2021 16:09

Sin duda escuchar música es un placer, un placer subjetivo porque este se disfruta al entrar por nuestros oídos, llega a nuestro cerebro y ahí comienza el gusto, que puede traducirse en las ganas de bailar, de cantar o simplemente de dejarnos llevar por una serie de sensaciones, imágenes o recuerdos que los sonidos evocan y nos transportan a lugares ignotos, pero fascinantes.

Tal vez sea la música el arte más sublime y el que más nos toca los sentidos; desde tiempos inmemoriales los seres humanos lograron producir sonidos con su propio cuerpo: hablando, cantando, con las manos o percutiendo rítmicamente e imitando los sonidos de la naturaleza o los animales, con lo que, seguramente, fue surgiendo la música como expresión humana y herencia de la cultura, ya que con seguridad casi todas han logrado producir música, de alguna forma.

Con el desarrollo del arte musical y con ello la elaboración de instrumentos, de percusión, de viento y de cuerda fueron surgiendo múltiples variantes del arte musical, desde los cantos populares, hasta los de tipo religioso y los más sofisticados, al igual que la instrumentación, lo que dio paso a la formación de grupos musicales, desde los más sencillos, hasta los más complejos y ya para el periodo renacentista, lo que conocemos como “música clásica”

¿Por qué clásica?

La música “clásica” no es otra cosa más que la expresión más acabada del arte sonoro y que surge de lo que podemos denominar música popular o vernácula; con el desarrollo de la polifonía, esto es, la música que combina los sonidos de varias voces o instrumentos simultáneos de manera que forman un todo armónico, surge el barroco, el periodo en el cual la música alcanza un nivel de complejidad que establece un canon con el que se habrá de distinguir la música académica que requiere de estudio, habilidad y virtuosismo y la música tradicional o popular que es más básica y elemental.

Esta división es un tanto arbitraria y corresponde más bien a una percepción un tanto elitista porque la complejidad y el virtuosismo se puede encontrar en la música clásica y la popular; no hay que deja de lado que la música clásica se nutre de lo popular llevado a sus últimas consecuencias, sin embargo, esta percepción de lo clásico como lo “difícil”, complejo e incluso poco entendible y hasta aburrido, ha  alejado amuchas personas de este arte excelso y maravilloso que es un deleite para los sentidos, como señalamos antes. Y es tal el prejuicio que muchos, sin haber escuchado gran cosa, no se acercan ni hacen el mínimo esfuerzo para experimentar el arte sonoro que puede llevarles hacia una experiencia única que les permita disfrutar en plenitud del arte en su máxima expresión.

 

No quiero oír…

Varios son los factores que inciden en la negativa a escuchar música clásica:

a) la duración, ya que, por lo general una sonata, una sinfonía o un concierto tienen una duración más larga que una canción que por lo regular no sobrepasa los tres minutos, cuando hay obras que rebasan los cuarenta minutos, como sucede con las sinfonías, o hasta una y más horas, como pasa con las óperas;

b) la temática, que, en el caso de la música coral o instrumental del barroco, el tema puede ser de orden religioso o bien, no existir un tema particular, como en la Tocatta y fuga en re menor de Bach y muchas obras en las que la música es sólo eso;

c) las alusiones constantes a la mitología, a la fantasía o a la historia que pueden parecer lejanas o poco interesantes para el público, como es el caso de “Sueño de una noche de verano” de Félix Mendelssohn, el “Preludio a la siesta del Fauno de Claude Debussy, la “Overtura 1812 de Piotr Ilich Tchaikowski o la Sinfonía Antártica de Vaughan Williams basada en la expedición del militar británico Robert Falcon Scott a la Antártida, emntre muchas otras obras.

d) la complejidad, que se manifiesta por sonidos distintos y la combinación de instrumentos, además de que no siempre hay un ritmo sostenido, sino variaciones rítmicas constantes y pasajes impredecibles. Baste escuchar, por ejemplo, “La consagración de la primavera”, de Igor Stravinsky que para aquel que escucha por vez primera puede parecer un lío sonoro que no va a ninguna parte;

e) la atención que se requiere y la exigencia de la propia música para asimilar lo que intenta trasmitirnos.

¿A dónde me lleva la música?

La música clásica es—en palabras de Kent Nagano, director de la Orquesta Sinfónica de Montreal— "una aventura en la que nos embarcamos una vez que estamos dispuestos a participar. La música clásica nos transporta a otro mundo. Allí despliega su tremendo poder. Y debido a este poder puede enriquecernos inmensamente, especialmente hoy en estos tiempos difíciles y acelerados”.

Para este músico es una tragedia que muchos jóvenes no tengan acceso a la música clásica: “Si le preguntas a un joven si le gusta la música clásica muchos no te responderán nada, porque no tienen idea de quién o qué es Mozart. En mi experiencia, si tienen la oportunidad de escuchar a Mozart lo amarán”.

¿Y qué escuchar como para comenzar a gustar de esta música? Por fortuna la música es muy accesible y ahora en you tube, por ejemplo, pueden encontrar una gran cantidad de música de los más diversos géneros, estilos y gustos.

 

¿La música tiene relación con el aprendizaje escolar?

Muchas escuelas incluyen es su currícula la asignatura de artes. En México, por ejemplo, que es desde donde escribo esto, la música está presente en la educación básica, que en el país incluye los primeros nueve años, después del jardín de niños, sin embargo, no pasa de ser una asignatura más que sólo sirve de relleno y no se toma en serio como las matemáticas, la lengua española, la física o la historia, sin embargo, la música también es formativa porque ella permite que emerja la sensibilidad, la apreciación de la belleza sonora, el goce estético que, finalmente nos hace humanos y nos permite ver el mundo en el que vivimos de otra forma.

La música permite establecer conexiones con otras áreas del conocimiento porque acerca a los estudiantes a la física cuando podemos explicarles a los alumnos cómo se produce el sonido y lo que es una longitud de onda, a las matemáticas, si pensamos en una escala y la relación de los sonidos en función de la longitud de una cuerda y el sonido que produce en términos de proporción, al lenguaje no sólo por lo que transmite, sino porque una partitura tiene la misma función de un manuscrito, a la historia porque cada época produce expresiones que reflejan el pensamiento de los seres humanos de ese tiempo y con ello traspasa las épocas al volverse universal, a la cultura, ya que toda obra musical refleja las costumbres de un tiempo y un lugar y el hecho de que la música está presente en todos los momentos importantes y trascendentes de los seres humanos: en las celebraciones, en los momentos solemnes, sean estos de tipo religioso o cívico, en la grandiosidad de una festividad o en el momento más personal e íntimo en el que reflexionamos acerca de nuestra existencia o en la cotidianidad en la que una melodía nos acompaña en la simplicidad del instante en el que tomamos el desayuno.

La música no es entretenimiento exclusivamente y así como hay profundidad en una reflexión filosófica, la música también posee esa característica y acompaña a los seres humanos en todos los momentos de su existencia. Escuchar música también es un acto de creación en el que los sonidos que penetran por nuestros oídos llegan a nuestra mente y nos modifican en la medida en que podemos imaginar, recrear o evocar instantes que nos recuerdan algo que nos hace vibrar, sea alegre, triste, dramático o placentero.

La escuela no puede prescindir de la música porque esta es parte sustancial de lo que aprendemos en tanto somos seres sensibles; la música es algo digno de aprenderse, de disfrutarse, de ser ejecutado, pero también de ser apreciado en su justa dimensión porque como arte, la música nos hace más humanos.

Si nos atrevemos a escuchar música clásica, si lo intentamos, tal vez podremos descubrir, como sucede con la literatura, un mundo pleno de historias, sensaciones e imágenes que pueden acompañarnos y proporcionarnos un placer excelso. Y para muestra de ello, unos botones sonoros en la siguiente lista. Disfrútenlos.   

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