El fenómeno de Montessori: polarización de la atención
¿Has escuchado hablar alguna vez de María Montessori? ¿Y de su fenómeno de polarización? Si no es así presta atención al siguiente artículo ya que te servirá para entender aquello que dicen que los niños son como esponjas que aprenden todo.
Se entiende por polarización un proceso por el cual se dividen las cargas positivas y negativas acomodándose cada una con su par. Su definición es el proceso por el cual en un conjunto originariamente indiferenciado se establecen características o rasgos distintivos que determinan la aparición en él de dos o más zonas mutuamente cargadas.
Por polarización de la atención entiendo como una condición psicológica y cognitiva en donde las neuronas se clasifican poniendo en calma la atención de la persona. Es decir, una condición en donde física y conscientemente tenemos el control de nuestros pensamientos (Pierre Faure, 2014).
María Montessori, médica y educadora italiana, habla sobre este fenómeno. Para ella tuvo una enorme importancia la polarización de la atención, así como fomentar estos momentos de máxima concentración en los niños ya que iban a facilitar el aprendizaje. Decía que cuando un niño polariza su atención, es decir, todas aquellas ideas que el niño tenía desorganizadas en su mente, de pronto se empiezan a organizar dando lugar a una creación en su interior. El niño se olvida de todo lo que pasa a su alrededor para centrar toda su atención en esa organización, lo que va a dar lugar a verdaderos resultados, a un progreso en su aprendizaje. La construcción y el trabajo son las llaves que llevan las fuerzas interiores con las que el niño se auto-construye. Todas aquellas fuerzas fragmentadas de la personalidad infantil se unen, el orden reemplaza al desorden (psíquico).
Los niños suelen mostrar fascinación por casi todo lo que les rodea, parece que cualquier cosa podría llamar su atención, incluso cuando ha sido algo que ya han visto anteriormente y que sin embargo, les resulta tan atractivo como la primera vez. Esto es así, según Montessori, porque los niños son capaces de analizar de forma involuntaria, natural y progresiva la información que les rodea. Es por ello que resulta fundamental permitirles que vivan experiencias de acuerdo a sus propios ritmos y necesidades, ya que estas, son las que se convertirán en percepciones organizadas del mundo dando lugar a una maduración psíquica del niño, es decir, a un aprendizaje.
Para ella, la infancia se trata de la etapa más crucial en el desarrollo de los seres humanos, y es la educación la que va a fomentar y ofrecer los medios adecuados para que los niños puedan construir una identidad autónoma, siempre respetando a quienes se encuentran a su alrededor.
Pero debemos señalar que no a todas las edades se adquieren los mismos conocimientos, por ello, Montessori, habla de periodos sensibles; periodo sensible del orden (0-6 años), tienen especial interés por clasificar y ordenar todo lo que les rodea, periodo sensible del movimiento (0-5/6 años), tienen especial interés por el desplazamiento de un lugar a otro, periodo sensible del lenguaje (0-7 años), suelen adquirir vocabulario amplio, periodo sensible de las sensaciones (0-6 años), desarrollan los sentidos, periodo sensible de los objetos pequeños (1-6/7 años), se tiene especial interés por aquellos objetos de pequeño tamaño y el periodo sensible de la vida social (desde el útero hasta los 6 años), sienten necesidad de relacionarse con sus padres y adquirir ciertas normas importantes para convivir (Guzmán).
Es por esto, que la educación debería de ser capaz de amoldarse a cada etapa. Los métodos educativos deberían ofrecer no sólo el desarrollo de habilidades intelectuales, sino aquellos elementos necesarios para poder fomentar el aprendizaje al máximo en cada periodo sensible.
Y ahora que conoces como van adquiriendo la información los niños y como la organizan para reunir y relacionar todos los conocimientos, ¿no crees que se trata de una etapa en la que debemos prestarles mayor atención?
