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Aprender para aportar: Aprendizaje Servicio (ApS)

Hilda Mar Camacho González

Publicado el 22/10/2020 14:10

  1.  
  2. INTRODUCCIÓN

El objetivo de la educación es dotar de sentido a lo que se aprende en contacto con el medio, otorgándole un bien educativo, personal profesional y social.  Como bien dice Roser Batlle (2011) el verdadero éxito de la educación consiste en formar buenos ciudadanos capaces de mejorar la sociedad y no sólo su currículum personal. Los niños y jóvenes no son ciudadanos del futuro, son ya ciudadanos capaces de provocar cambios en su entorno, pueden contribuir a hacer un mundo mejor arreglando el parque cercano a su escuela, aliviando la soledad de los abuelos o contando cuentos a los más pequeños. Hacer un servicio a la comunidad es uno de los métodos de aprendizaje más eficaces, porque encuentran sentido a lo que estudian cuando aplican sus conocimientos y habilidades en una práctica solidaria.

  1. CONCEPTUALIZACIÓN

«Plantar un árbol donde se necesita es un gesto solidario. Hacer la germinación es una actividad de aprendizaje. Investigar sobre el ecosistema local y diseñar sobre lo aprendido una campaña de forestación en colaboración con las autoridades e instituciones locales, es Aprendizaje Servicio» (Tapia 2006, p.18). Este aprendizaje  aporta beneficios bidireccionales: la comunidad, como servicio, da significatividad al aprendizaje y este contribuye a la mejora de la sociedad.

Podemos definir el aprendizaje-servicio como un método de enseñanza-aprendizaje innovador y de carácter experiencial que integra el servicio a la comunidad y la reflexión crítica con el aprendizaje académico, el crecimiento personal y la responsabilidad cívica. El aprendizaje-servicio es la respuesta necesaria a un sistema educativo que se mantiene ajeno a las necesidades sociales (Aramburuzabala, et al., 2015).

La novedad del ApS reside en vincular estrechamente servicio y aprendizaje en una sola actividad educativa coherente y con una estructura sólida y en la que los participantes se forman para trabajar sobre necesidades reales del entorno con el objetivo de mejorarlo (Puig J.M., Palos J., 2006). Se unen, así, dos conceptos presentes en nuestros centros educativos, pero frecuentemente separados e inconexos. Estos elementos, permiten la formación de competencias reflexivas y críticas, fomentan el desarrollo de un compromiso solidario y facilitan el ejercicio responsable de la ciudadanía (Puig et al., 2011).

 

Por tanto, no es un invento pedagógico de última moda, sino un descubrimiento y un poner en valor buenas prácticas que están en el ADN de la educación integral y comprometida (Batlle R., 2011). Por otro lado no es sólo un asunto de la comunidad educativa sino también compete a las entidades sociales porque fortalece el capital social, estimulando el trabajo en redes, explicitando y consolidando los valores y normas de una comunidad, así como contribuyendo a crear confianza y seguridad entre la población.

 

 

  1. CARACTERÍSTICAS Y CORRIENTES INOVADORAS

Tapia (2010) distingue las tres grandes características del aprendizaje-servicio:

  1. Protagonismo activo: La actividad está protagonizada activamente por niños y niñas, adolescentes o jóvenes e incluso por personas adultas acompañados por equipos educativos formales o no formales.
  2. Servicio solidario: Destinado a atender necesidades reales y sentidas de una comunidad. Se planifican actividades concretas, adecuadas y acotadas a la edad y capacidades de los protagonistas así como orientadas a colaborar en la solución de problemáticas comunitarias específicas.
  3. Aprendizajes intencionadamente planificados en articulación con la actividad solidaria: El proyecto articula explícitamente el aprendizaje de contenidos curriculares, en el caso de las instituciones educativas, o formativas, en el caso de las organizaciones sociales.

El ApS conecta con las distintas corrientes innovadoras que están hoy presentes en las prácticas educativas de los centros escolares, debido a su carácter poliédrico y versátil (Mendia, R. 2016).

Renovación y virtudes cívicas (Deeley, S.J. 2016): Desarrolla valores como la confianza, interés social, participación activa y compromiso. Contribuye al desarrollo de habilidades, actitudes, comportamiento e intenciones del alumnado a la hora de convertirse en  ciudadanos efectivos y comprometidos con la ciudadanía. Se produce una renovación cívica ya que se da una oportunidad de examinar problemas vinculados a la justicia social en un contexto del mundo real (McHatton et al., 2006).

Educación en competencias: Ofrece la oportunidad de desarrollar el pensamiento estratégico, no en base a simulaciones o supuestos, sino a partir de un escenario real. Ayuda a empoderar al alumnado que aprende a desarrollarse como persona participando en proyectos que conjugan su interés personal y el de la comunidad. Desarrolla especialmente las competencias: sociales y cívicas, aprender a aprender y el sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.

Aprendizaje por proyectos, retos, problemas: El ApS es una propuesta educativa que, en el marco de un único proyecto, desarrolla aprendizajes educativos y presta un servicio a la comunidad de manera integrada.

 

 

 

Integración de las inteligencias múltiples: Desarrolla estrategias educativas diferentes y personalizadas para enseñar, según el tipo de inteligencia que predomine en el alumnado o atendiendo a cuál se quiera trabajar. Especialmente desarrolla la inteligencia intra e interpersonal.

Aprendizaje invertido: Transfiere el trabajo de procesos de aprendizaje fuera del aula y utiliza el tiempo de clase, junto con la experiencia docente, para facilitar potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula.

Educación inclusiva: participa en torno al objetivo común a través del llamado Diseño Universal de Aprendizaje (DUA).

 

  1. TAREAS  Y ÁMBITOS DE SERVICIO

Los niños y las niñas así como los jóvenes son capaces de hacer cosas realmente útiles en muchos ámbitos de servicio diferentes, de provocar mejoras visibles en el entorno, desplegando sus competencias a través de un amplio abanico de tareas posibles (Battle R., 2018):

 

  1. Tareas:
  • Conseguir recursos para una causa.
  • Colaborar en tareas logísticas.
  • Denunciar, defender, reivindicar.
  • Compartir saberes.
  • Ayudar a personas vulnerables.
  • Sensibilizar a la población.

 

  1. Ámbitos de servicio:
  • Acompañamiento a la formación y la lectura.
  • Apoyo a personas con necesidades especiales.
  • Apoyo a personas mayores.
  • Protección de la naturaleza.
  • Participación ciudadana.
  • Solidaridad y derechos humanos.
  • Cooperación al desarrollo.
  • Promoción de la salud y la seguridad.
  • Arte y patrimonio cultural.

        *Fuente: Elaboración propia.

 

 

  1. ETAPAS EN EL DESARROLLO DE PROYECTOS  APS

(Battle R., 2018)

 

  • Etapa 1: Esbozo de la idea.
  • Definir por dónde empezar: ¿Dónde vamos a ubicar este proyecto? ¿En qué materia? ¿Con quién podríamos hacerlo?
  • Determinar cuál sería la necesidad social que podría atender el alumnado: ¿Qué necesidades reales en nuestro entorno despiertan la sensibilidad del alumnado y los estimularían a comprometerse?
  • Identificar cuál sería el servicio concreto que podrían realizar: ¿Qué tareas que produzcan un resultado visible y que ellos mismos pudieran evaluar se podrían llevar a cabo?
  • Especificar qué aprendizajes les aportaría el servicio: ¿Qué competencias, conocimientos, actitudes, habilidades y valores se podrían reforzar con esta experiencia?
  • Etapa 2: Establecimiento de alianzas en el entorno.
  • Identificar los socios con los cuales podríamos colaborar: En función del proyecto podemos tener como socios a las siguientes entidades e instituciones:
    • Entidades de la población que conocen de cerca y actúan sobre las necesidades del entorno: asociaciones de vecinos, de medio ambiente, de cooperación, etc.
    • Con otros centros educativos: acompañamiento escolar de nuestro alumnado a niños-as más pequeños-as.
    • Instituciones públicas que tienen responsabilidades en áreas de servicio: centros sanitarios, bomberos, etc.
  • Plantear la demanda y llegar a un acuerdo acerca del servicio que realizarán: Establecer una relación clara y concreta con la entidad escogida. Cuando demos este paso, podremos confirmar la viabilidad del servicio.
  • Etapa 3: Planificación del proyecto.
  • Definir con detalle el servicio que van realizar: Cuanto más concreto y tangible sea, mejor pueden controlar ellos mismos lo que van consiguiendo.
  • Precisar los aspectos pedagógicos del proyecto: Aunque los proyectos suelen ser muy globales y ofrecen muchas oportunidades de aprendizaje, hay que establecer claramente las prioridades para no dispersar energías.
  • Especificar la gestión y la organización de todo el proyecto: La organización de un proyecto que sale del centro educativo para ir a la comunidad es más compleja que la de cualquier proyecto del aula, pero, por ello mismo, nos permite trabajar aspectos de la vida real a veces demasiado alejados del contexto académico.
  • Etapa 4: Preparación del proyecto.
  • Motivar al grupo: Sensibilizar al grupo respecto a la necesidad social del proyecto con el objetivo de predisponerlo al compromiso y a la acción.
  • Diagnosticar la necesidad social: Dar la oportunidad de que investiguen el problema, extraigan datos y saquen conclusiones.
  • Definir el proyecto: Con el fin de hacer suyo el proyecto, han de poder entender cuál es la acción que van a desarrollar, qué utilidad va a tener y qué van a aprender con ello.
  • Organizar el trabajo: Dedicar tiempo a planificar la acción con ellos, organizar y definir grupos de trabajo, otorgar y repartir responsabilidades, así como concretar el calendario de trabajo.
  • Reflexionar sobre los aprendizajes de la planificación: Incluso sin haber iniciado el servicio, el hecho de prepararlo ya ha conllevado aprendizajes importantes y será necesario explicitarlos para poder valorar el impacto personal del proyecto.
  • Etapa 5: Ejecución del proyecto.
  • Realizar el servicio: La acción exige un buen número de compromisos: en la puntualidad y la asistencia, en hacer las cosas correctamente, en esforzarse por alcanzar los objetivos propuestos.
  • Relacionarse con las personas y entidades del entorno: Proporciona oportunidades de comunicación con personas que normalmente no forman parte del círculo de relaciones de nuestro alumnado, con lo cual estos ejercitan su empatía y su respeto a la diversidad.
  • Registrar, comunicar y difundir el proyecto: Durante la ejecución del proyecto es conveniente registrar lo que vamos haciendo (con fotografías, vídeos, esquemas...) y hacer una campaña de comunicación (invitar a la prensa, publicar en la web del centro…) para difundir el proyecto y reforzar el compromiso del grupo.
  • Reflexionar sobre los aprendizajes de la ejecución: Reconocer e identificar lo que se aprende mientras se realiza el servicio les ayudará a ser más conscientes del valor de lo que están haciendo.
  • Etapa 6: Cierre del proyecto.
  • Reflexionar y evaluar los resultados del servicio: Rendir cuentas del trabajo realizado es necesario por el compromiso contraído con los destinatarios del servicio.
  • Reflexionar y evaluar los aprendizajes conseguidos: ¿Qué sabemos hacer ahora? ¿En qué hemos mejorado como persona? Así, podrán sentirse agradecidos por la experiencia vivida y no sólo esperar agradecimiento por parte de los destinatarios.
  • Proyectar perspectivas de futuro: ¿Tendrá continuidad el proyecto? Si nosotros no continuamos, ¿quién se encargará? ¿Vamos a realizar otro proyecto?
  • Celebrar la experiencia vivida: Una celebración es la mejor manera de poner el broche final al trabajo realizado. Preparar y realizar una fiesta puede ser un pequeño proyecto dentro de un gran proyecto.
  • Etapa 7: Evaluación multifocal.
  • Evaluar al grupo y a sus miembros: ¿Cómo han evolucionado sus intereses, sus actitudes y sus valores? ¿Qué progresos académicos en conocimientos y competencias hemos observado? ¿Cuál ha sido la dinámica del grupo?
  • Evaluar el trabajo en red con las entidades: ¿Qué habría que cambiar en una próxima ocasión?
  • Evaluar la experiencia como proyecto ApS: Hay que poder evaluar el proyecto en sí mismo, en tanto que la experiencia pedagógica puede ser de gran valor para otros profesionales así como para plantearnos nuevos retos.
  • Autoevaluarse como persona dinamizadora del proyecto: ¿Nos faltó formación sobre el servicio? ¿Planificamos correctamente? ¿Pudimos resolver los imprevistos? ¿Tuvimos dificultades de comunicación con las entidades?

 

6. CONCLUSIÓN

Aprender para aportar implica aprender haciendo porque sitúa al alumnado en el centro del proceso educativo y le otorga el papel de protagonista y autor de su formación y por otro lado aprender para mejorar el medio, de manera que el aprendizaje adquiere un sentido cívico y social. Aplicar los conocimientos que se poseen para transformar la realidad se convierte en un importante elemento motivador: SOLO UN BUEN NIVEL DE APRENDIZAJE HARÁ POSIBLE UN SERVICIO DE CALIDAD. 

 

7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

  1. Libros
  • Batlle R. (2018). Proyecto social: guía práctica de aprendizaje-servicio. Santillana Educación S.L.
  • Deeley S.J. (2016). El Aprendizaje-Servicio en educación superior. Teoría, práctica y perspectiva crítica. Narcea.
  • McHatton et al., (2006). “Lessons Learned in Service-Learning:Personnel Prepartion thrugh Community Action”. Mentori and Tutoring 14(1):67-79. En Deeley S.J. (2016). El Aprendizaje-Servicio en educación superior. Teoría, práctica y perspectiva crítica. Narcea.
  • Puig, J. M.; Batlle, R.; Bosch, C. y Palos, J. (2007): Aprendizaje servicio. Educar para la ciudadanía. Octaedro.
  • Puig, J.M., Martín, X. y Batlle, R. (2007). Cómo iniciar un proyecto de aprendizaje y servicio solidario. Zerbikas Fundazioa.
  • Tapia, M. N. (2006). Aprendizaje y servicio solidario. Ciudad Nueva.

 

 

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