El alumnado con altas capacidades no muestra un perfil único, es decir, algunos no se relacionan bien con sus compañeros, otros tienen un comportamiento que se puede confundir con déficit de atención y otros se les considera alumnos/as “difíciles” en clase y se rebelan contra el sistema.

Todo ello lleva al cuestionamiento de cómo se detectan las altas capacidades. Se puede decir que lo más recomendable es mediante una evaluación completa hecha por expertos. Esta evaluación debe incluir coeficiente intelectual, creatividad, historia de vida y estado emocional, como mínimo y una identificación previa, bien en el propio centro escolar o en un centro privado.

En concreto no podemos olvidar que para la identificación del alumnado con altas capacidades se promueve un proceso conjunto en el que deben intervenir tanto la familia como el centro educativo y los Equipos de Orientación Educativa ya que esto va a permitir recopilar y obtener de cada uno de ellos aportaciones específicas.

Por ejemplo, a través de la familia se podrá obtener información de la observación diaria que realicen todos los miembros permitiendo conocer ciertas conductas, gustos, intereses, etc., diferentes a los que puedan surgir en otros contextos como pueden ser el escolar o social.

Por parte del centro educativo será fundamental las observaciones que realice todo el profesorado sobre este alumno/a.

Se puede decir que algunos de los rasgos más evidentes que hacen que se detecten las altas capacidades son entre otros:

- Cuando son bebés suelen ser muy demandantes, presentan un elevado nivel de coordinación psicomotriz, dicen su primera palabra hacia los 5 meses y a partir de los 6 responden a su nombre.

- Suelen ser muy intensos tanto emocionalmente como sensorialmente, es decir presentan un exceso de emocionalidad en sus reacciones. Por ejemplo, tienen baja tolerancia a la frustración lo que los lleva a tener rabietas, muestran precoz e intensamente una gran capacidad empática y un profundo sentido de la justicia y la equidad.

Por todo ello, la detección a edades tempranas ayuda a la canalización de todo su potencial y permite que las familias comiencen a entender y a empatizar con las necesidades reales de su hijo/a.

En la mayoría de los casos el alumnado con altas capacidades, precisa alcanzar de forma progresiva el control sobre lo que aprende, participando de forma activa en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Entre las necesidades que tendrá podremos encontrar las siguientes:

- Requieren de una enseñanza adaptada con un enfoque multidisciplinar

- Precisan en la mayoría de los casos del acceso a recursos adicionales, es decir, necesitarán de una planificación con diferentes actuaciones dirigidas a mejorar su proceso educativo. Un ejemplo de ello sería diversificar las dinámicas de trabajo y promover un clima de trabajo participativo.

- Necesitan un clima social abierto en el que satisfacer sus intereses, sentirse aceptados, poder confiar en el profesorado, en su familia y en sus compañeros y compañeras, así como compartir sus ideas y sus dudas, todo ello en un ambiente de respeto y comprensión. En concreto, tanto en el hogar como en el centro educativo deben ser lugares donde se le permita imaginar, crear y proponer ideas nuevas.

- Demandan de un entorno donde se valoren las ideas creativas con las que cuentan más que la repetición de contenidos. En especial, requerirán de una orientación en el manejo de las relaciones interpersonales y sociales.

En conclusión, se debe prevenir tanto desde los centros educativos como desde el ámbito familiar el fracaso escolar y la insatisfacción de este alumnado. En particular, tanto el aburrimiento como la constante desconexión de un entorno poco estimulante para ellos conllevan que se produzca un aislamiento, esto se debe evitar promoviendo medidas y recursos adecuados para atender al alumnado con altas capacidades.