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¿Cómo hacer un buen uso de la pedagogía del ocio?

Patricia Ortiz Ruiz

Publicado el 12/08/2022 17:08

Tradicionalmente se ha entendido el ocio como un área personal que no tenía mayor objetivo que el disfrute y la distracción, realizar actividades que generasen cierto placer en la persona pero sin ningún fin trascendente.  Sin embargo, en la actualidad, se da un valor añadido a ese momento, caracterizándolo como fuente de desarrollo que nos proporciona un crecimiento personal a la vez que nos posibilita disfrutar del tiempo libre. Es así como nace la pedagogía del ocio.

Pero, entonces, ¿qué se debe cuidar a la hora de establecer actividades de ocio que cumplan con esta visión del tiempo libre como herramienta para seguir creciendo personalmente y no como un mero “pasar del tiempo”? El principal objetivo debe ser fomentar la cohesión de grupo, impulsar acciones que enseñen a cómo relacionarnos con los demás y a vivir en sociedad, el respeto entre todos/as y el trabajo en equipo, ya que son habilidades que jugarán un papel fundamental en la vida de cada uno/a.

Muy ligado a esta convivencia iría el respeto a la diversidad. Nos encontramos en una sociedad plural, diversa y, sobre todo, muy cambiante. Las actividades de ocio son la mejor herramienta para trabajar en este principio ya que se fusiona la participación de personas muy distintas, no solo por su procedencia natal o condición física sino, también, por sus gustos e intereses. Este espacio nos da la oportunidad de dar a conocer todas las opciones que pueden encontrarse más allá de lo convencional y debemos aprovechar esta oportunidad pues el hecho de compartir experiencias positivas con personas “distintas” a “nosotros/as” reforzará las relaciones y se tendrá la oportunidad de concebir lo distinto como algo mucho más parecido a nosotros/as mismo de lo que pensábamos.  

Tras esto, se debe trabajar en la búsqueda de una buena gestión emocional. A estas alturas resulta indiscutible el hecho de que nuestras emociones pueden liderar nuestra vida. Enseñar, de una manera lúdica y transversal, cómo gestionar estas emociones (frustración, rabia, alegría…) hará que logremos una sociedad más resolutiva, evitando los problemas que puede conllevar una mala gestión de esas emociones, ayudando a la persona en su desarrollo integral.

Debido al momento en el que nos encontramos actualmente, resulta también indispensable hacer hincapié en la educación ambiental. Es necesario sensibilizar a las generaciones sobre la importancia de cuidar nuestro entorno, de respetar aquello de lo que disponemos y otorgarle la importancia que merece.

Para que las actuaciones diseñadas creen el impacto deseado es necesario definir cuál debe ser el papel de la persona encargada de desarrollar dichas actividades de ocio, ya que debe asegurarse de cumplir con una serie de funciones para así conseguir darle ese valor al tiempo libre:

  • Educativa, organizativa y ejecutiva: Para ello será necesario contar con un diseño previo que marque los objetivos de dichas actividades, las habilidades a conseguir, los valores que marcan la práctica y la metodología. Es necesario tener una planificación que ayude a la implementación de dichas actividades en el grupo
  • Terapéutica: Se debe estar preparado para profundizar en los posibles problemas personales que puedan surgir, ayudando a los participantes a la gestión de las situaciones problemáticas que puedan surgir.
  • Animadora: Enfocar el disfrute desde el grupo a través de la estimulación y motivación.
  • Socializadora: Debido a la práctica en grupo de estas actividades surge la necesidad de liderar y llevar a cabo acciones que ayuden a la supervivencia del grupo y la resolución de conflictos.
  • Informativa: Es, quizás, la función más importante ya que consiste en sembrar una semilla que, a través de la comunicación y la práctica, ayude a las personas a saber identificar aquellas actividades de ocio que tienen un objetivo y que les ayudará en su crecimiento de aquellas que solamente tienen como objetivo el paso del tiempo.

Por último, cabe destacar que el monitor/a debe ser una persona con motivación, que impulse al grupo a la realización de la actividad de forma colaborativa y activa. Además, su estado de ánimo influirá en el desarrollo de la actividad y en el estado del resto de participantes, por lo que siempre intentará tener una actitud positiva. El grupo debe verlo/a como alguien en quien confiar, figura en la cual poder apoyarse para la resolución de problemas y tomar de ejemplo: si el monitor/a transmite confianza y confía los demás, podrá incrementar la confianza intragrupo. Estos aspectos son fundamentales para que el grupo funcione correctamente y se puedan alcanzar los objetivos propuestos.

En definitiva, tal y como hemos resaltado, el ocio no debe ser algo meramente distractor sino que debemos seguir una planificación que nos ayude a proporcionar valor positivo a las experiencias, de manera que se fomente el desarrollo integral de la persona y del grupo en conjunto, estableciendo los cimientos para crear una sociedad mucho más comprometida y unida

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