Imagen generica
¿Aún no estás registrado?
Regístrate ahora, son 2 minutos

Nido vacío, ansiedad y tentaciones: Del Instituto a la Universidad

Jesús Expósito López

Publicado el 21/09/2022 11:09

 

El paso del instituto a la universidad se vive de forma diferente desde la óptica del alumnado, la docencia o incluso el entorno familiar. Y es que, puede ser un cambio de gran envergadura que deje huella de manera tanto positiva como menos positiva para unos y otros.

Si estas de camino hacia la Universidad para escuchar tu primera clase, darla o esperando a que llegue tu hijo/a para contarte cómo ha sido el primer día…Este post es para todos/as vosotros/as.

 

Síndrome del Nido Vacío: ¿Cómo le habrá ido?

Comenzaremos la perspectiva de los padres empatizando con frases del tipo: “Cuando acabes me llamas” o ¿Cómo te ha ido?”.

El paso del instituto a la universidad es, para los padres, un cambio radical cuando se van fuera a estudiar, ya que sienten que sus hijos/as han abandonado el nido. Desde esta perspectiva, pueden aflorar en estos padres sentimientos de tristeza, soledad, nostalgia o incluso miedo debido a que supone una separación del vínculo afectivo.

Ahora bien, contradictoriamente, también pueden juntarse con otros sentimientos o emociones como la ilusión por recuperar la conexión con ellos mismos, con su pareja o incluso con sus amigos.

Los padres/madres que sienten abandonado su nido, seguirán sirviendo de apoyo a sus hijos/as manteniendo una comunicación con ellos cuando están fuera del hogar y aportándoles las palabras de ánimo que necesitan para afrontar el cambio del instituto a la universidad.

 

Aprendizaje y tránsito a la universidad

Los docentes tanto del instituto como de la universidad, también se ven involucrados en este cambio. Tanto en uno u otro caso, la ansiedad puede aparecer en su trabajo.

En el caso del profesor de instituto, se debe de compaginar su labor de enseñanza de las materias correspondientes con un aprendizaje informal en cuanto a preparar al alumnado a la dinámica universitaria. En otras palabras, enseñan sus materias, pero a la vez, aporta una imagen al alumnado del ritmo de trabajo en la universidad, o la necesidad de adquirir competencias como aprender a trabajar en grupo, entre otras.

Desde el prisma del profesor universitario, deberá lograr que se lleve a cabo el programa docente, pero teniendo una actitud empática hacia el alumnado que aún no está acostumbrado a la forma de trabajo o de estudio de la universidad. Adaptar las clases para lograr el entendimiento de un alumnado que aún no está familiarizado con la carrera, o incluso hasta con el entorno, es una labor que puede generar estrés en los docentes.

 

El aula de las tentaciones

No existe un nivel de socialización más elevado dentro del sistema educativo como el de la universidad. En este sentido, el alumnado inicia su paso del instituto a la universidad y se topa con multitud de eventos sociales.

Aunque la adquisición de habilidades sociales forma parte de un aprendizaje no reglado es algo positivo, en exceso puede ser perjudicial a nivel profesional. Siguiendo esta línea, el alumnado puede verse abrumado por la necesidad de compaginar su vida social y su aprendizaje.

La virtud estará en conseguir una organización del estudio que permita conseguir tiempo de esparcimiento sin descuidar un futuro profesional que se inicia en este paso del instituto a la universidad. Se recomienda para ello crear un buen ambiente de estudio, apoyarse en las nuevas amistades que se forjarán en esta etapa y optimizar el tiempo de estudio.

 

Porque todo lo que piensas tú...son emociones

Sentirse identificado en alguna de las partes implicadas en el paso del instituto a la universidad no son “ilusiones” como dice la famosa canción. Al contrario, cada una de las perspectivas tienen un factor común que son las emociones.

Explorar el desarrollo emocional de las personas es vital para comprender sus yo interior y empatizar con ellos. En el caso de los docentes, este ejercicio de ponerse en la piel del alumnado requiere de voluntad y, por supuesto, de formación.

Y es que, cada alumno/a es un mundo, por ello, adquirir competencias profesionales como la de Especialista en Psicología de la Emoción puede ser muy útil. Esto supone una herramienta que libera de estrés al alumnado y a ellos/as mismos/as que supone el paso del instituto a la universidad. Se consigue, de esta forma, una visión positiva de una de las fases educativas que marcará su futuro profesional y que deberán disfrutar a partes iguales.

0
“¿Te ha parecido interesante este artículo? ¡Dale a me gusta!