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Educación Respetuosa

Tania Pellicer Sánchez

Publicado el 09/10/2022 11:10

educación

Sin duda que los niñ@s están hechos de cien, ellos tienen muchas formas diferentes de expresar sus pensamientos, ideas, intenciones y creatividad. Todos ellos se deberían de sentir acogidos y arropados por la escuela. Esta nueva visión hay que tenerla muy presente en las aulas para comprender cómo son los infantes y adecuar la enseñanza y la forma de trabajar en el aula para cubrir sus necesidades y entender por qué a veces actúan como lo hacen y no precipitarnos a tomar unas ideas preconcebidas o a etiquetarlos, sino comprenderlos y ponernos en su lugar y ser un apoyo para ellos, siendo un guía en este proceso de descubrir quiénes son y ayudarles a conocerse mejor tanto por fuera como por dentro, es decir sus emociones y aprender a controlarlas y gestionarlas. La infancia es un lienzo en blanco que con la ayuda de todos podemos ir dejando ser y que se desarrollen de manera íntegra en todos los aspectos.

 

 Se habla mucho de educación, pero ¿qué consideramos realmente importante a la hora de hacerlo? Cada vez se habla más de una educación respetuosa, como podrían ser como muestra Montessori, Reggio Emilia, Emmi Pikler… en todas ellas se deja al niñ@ como protagonista de su aprendizaje, dejándole ser, sin hacer algo para lo cual no están preparados. Además, en ellas el maestro es un guía dejando al niñ@ experimentar, crear, descubrir… Todo esto queda muy bonito dicho sobre el papel, pero muchas veces no se está llevando a la práctica. Se tiende a hacer mucho de adultocentristas, marcando lo que tienen o no que hacer el infante, muchas veces sin ser necesario, simplemente por mero “capricho” o “cabezonería nuestra. En ocasiones somos nosotros como maestros los que cortamos su curiosidad, iniciativa y aprendizaje, realizando tareas demasiado estructuradas que cuartan su expresividad, ingenio y creatividad. En las escuelas tradicionales, además de esto, se les suelen imponer lo que tiene que hacer mediante un exceso de normas, lo que implica en muchas ocasiones privarles de movimiento, sobre todo en la etapa de infantil, que lo que más necesitan para su óptimo desarrollo es moverse y experimentar.

 

Personalmente considero que se cae en estos errores porque muchas personas creen que en la etapa de infantil no se hace nada o que no es importante, y concuerdo con las palabras de Cesar Bona (2021) que dice “decir que en infantil se pasan el día jugando es no entender de niños o entender muy poco de educación”, debido a que hay que recordar que durante los 7 primeros años en la vida de una persona son los más relevantes a nivel emocional, como menciona Tania García en su libro Educar sin perder los nervios (2019)," es entonces cuando se forma toda la base de nuestras emociones y cuando establecemos la plantilla sobre la que fundamentaremos las relaciones sociales y emocionales. La manera en la que nos trataremos a nosotros mismos y a los demás se encuentra siempre cortada por el patrón de estos primeros años.”

 Ninguno de nosotros está exento de las emociones y es tontería pensar que los niñ@s viven impasibles a ellas, hay que enseñarles desde pequeños a saber identificar y gestionar lo que sienten. Cuesta hacer esto, cuando por lo general no se nos ha enseñado ni acompañado en nuestras emociones, y cuando nos hemos sentido tristes o enfadados, se ha tendido a ocultar ese sentimiento y a sustituirlo por otros, pero hay que entender que todas las emociones son necesarias y válidas. Cuando se utilizan frases como: no pasa nada, no estés así, no es para tanto… lo que generan en los niñ@s es rebajar
directamente su autoestima, crearles confusión, negar lo que están sintiendo y provocar que su emoción y nivel de frustración aumente todavía másSi los tratamos con amabilidad, paciencia, empatía y amor, y rellenamos su cerebro de hormonas (como la oxitocina, la serotonina, la endorfina, etc.) y sus efectos, les aportaremos las herramientas de vida. Y si, por el contrario, los tratamos con ira, frustración, impotencia e impaciencia y sienten continuamente que solo reciben amor cuando hacen lo que queremos, las estaremos enseñando a tratarse a sí mismos y al resto de la gente de esa misma manera” (García, T, 2019). Hay que recordar cómo nos gustaría que nos trataran a nosotros, porque como dice Antoine de Saint-Exupéry todos los mayores han sido primero niños, pero pocos lo recuerdan.

 

Como dice Cesar Bona (2021) en su libro humanizar la educación, “quiero una escuela donde realmente participen familias, docentes, niños y niñas, en la que se dé más peso a la salud y más importancia a la gestión de las emociones, donde tengan tiempo para conocerse y tengamos tiempo para conocerlos, donde las diferencias sean siempre un regalo y no un inconveniente”, por ello es el currículo el que ha de adaptarse a la realidad, no al revés.

 

Así pues, podemos concluir que es necesario cambiar nuestra forma de pensar con respecto a los niñ@s, ya que respetarlos y reconocer su dignidad, es condición primordial para que desarrollen sus potencialidades de forma íntegra; favoreciendo la motivación, una buena actitud y la disposición para socializar.

 

 

 

Bibliografía

 

Cesar, B (2021). Humanizar la educación. Barcelona: Plaza y Janés.

García, T(2019). Educar sin perder los nervios. Barcelona: Vergara.

 

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