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¿Qué es el aprendizaje lento?

Maria Pilar Garrido

Publicado el 16/06/2015 11:06

En los últimos años hemos visto como numerosos informes internacionales han dejado en un mal puesto a los estudiantes españoles así como la educación de los adultos. Podemos echar las culpas al sistema educativo, a las nuevas tecnologías, a la motivación o a la preparación del profesorado, pero el problema sigue estando ahí. Muchos están siendo los nuevos movimientos metodológicos que están saliendo  la luz. Una de ellas es la conocida como “educación lenta”.

El principal objetivo de la educación lenta es la de desacelerar el ritmo al que se mueve la educación para adaptarlo al ritmo de aprendizaje individual del alumnado. Por lo tanto, esta educación tiene más en cuenta el proceso en el que el alumno aprende que los resultados que finalmente obtiene.

Es decir, la educación lenta pretende encontrar el tiempo justo y necesario para cada alumno y aplicarlo en cada una de las actividades pedagógicas que se lleven a cabo, adaptando la velocidad al momento y a la persona.

Así, las actividades son las que definen el tiempo necesario para ser realizadas dependiendo de las necesidades de ese momento y no al revés. Este tipo de metodología pretende que el alumno con cada actividad, sea capaz de crear, imaginar y aprender, y ya que no todo el mundo aprende al mismo ritmo, la actividad debe estar dirigida a cada alumno individualmente y a sus necesidades particulares.

Joan Doménech, en su libro “Elogio de la educación lenta” propone cinco ámbitos de la educación donde se debe actuar:

  • El aula. Se debe replantear los horarios, la disposición del aula y de los elementos que en ella se encuentran, el mobiliario, etc. para lograr un aula global en el que haya espacio para que cada alumno pueda alcanzar los aprendizajes.
  • El curriculum. Los contenidos se deben organizar de manera que los contenidos se simplifiquen y se pueda organizar de manera que todo el alumnado llegue a cumplir los objetivos marcados.
  • La diversidad. Esto implica luchar por una educación inclusiva, donde los tiempos escolares y el ritmo educativo se adaptan al alumno y no al revés- Es decir, se lucha por ser respetuoso con los ritmos de aprendizaje de cada alumno para que nadie se quede atrás.
  • El equipo. La coordinación entre el profesorado es esencial para compartir ideas que puedan ser de interés común y para llevar un ritmo adecuado adaptado al alumnado.
  • El trabajo con la comunidad. Para esto es necesario establecer espacios y tiempo compartidos para fomentar la relación con el entorno.

El aprendizaje lento no exime de responsabilidad al alumnado en su proceso de aprendizaje, pero sí defiende que es de vital importancia que el alumnado tenga tiempo para jugar de manera libre y por lo tanto, dedicándole tiempo suficiente a disfrutar de su infancia.

Para llevar a cabo este aprendizaje es necesario potenciar el aprendizaje colaborativo, en el que el alumnado interactué y además, se favorezca la comunicación. De esta forma, se trabajará también la creatividad y el aprendizaje por descubrimiento, convirtiendo al alumnado en propios protagonistas de su aprendizaje. El error no se ha de penalizar, se ha de tener muy en cuenta que de los errores se aprenden, por lo que es una etapa más del aprendizaje.

La evaluación no se lleva a cabo por medio de evaluaciones externas ni por medio de exámenes finales, sino que se evalúa de forma diversa, buscando alternativas a la cuantificación de los resultados, facilitando la evaluación progresiva.

El aprendizaje lento se fundó en 2002 y poco a poco va ganando adeptos, siendo ya varios colegios en España los que llevan a cabo esta metodología. Y posiblemente, no sea la última vez que escuchemos hablar de esta metodología que cada vez ganas más adeptos.

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