Un estudio acerca de las drogas en la etapa de la enseñanza secundaria ha revelado que los jóvenes cada vez comienzan en edades más tempranas a consumir alcohol. En estos momentos, la media se ha situado  en los catorce años.

El peligro no se encuentra tanto en que los jóvenes tengan acceso al alcohol como en cómo perciben el consumo del mismo. Los jóvenes no son conscientes de que el alcohol es peligroso y sin embargo lo ven como una práctica más que tolerada en la sociedad, y realmente, así es.

El alcohol es una droga que se encuentra muy integrada en nuestra sociedad y que, siempre y cuando se produzca dentro de unos límites, no suele producir un rechazo social. Pero los adolescentes en numerosas ocasiones no son conscientes de esos límites y cuando se juntan con un grupo de amigos lo consumen en grandes cantidades sin reparar en las consecuencias que puede traer consigo.

Muchos son los campos que pueden ser los causantes de la gran cantidad de alcohol que consumen los jóvenes un fin de semana: la incitación de los amigos, la educación familiar, la presión de la sociedad, la normalización en el mercado del alcohol, etc.

En numerosas ocasiones, el alcohol, junto con el tabaco, han sido dos puntos de mira para su prohibición, pero este paso nunca se ha llegado a dar, ya que ambas drogas siguen (y seguirán) siendo legales debido a los grandes beneficios multimillonarios que se recauda al año por medio de los impuestos.

Quizás el problema no se encuentre directamente en la prohibición de las drogas sino en su prevención. Visto está que las drogas “más duras” como cocaína, están prohibidas en España y por ello ni se dejan de consumir ni podemos conseguir que lleguen en algún momento a manos de los más jóvenes.

El principal objetivo de la educación, tanto de la familia como de la escuela, es la de formar personas críticas que puedan enfrentarse a la presión del grupo de iguales, de las modas y de los estereotipos sociales manteniendo su propio criterio y su propia autonomía.

Se trata, al fin y al cabo, de que a los jóvenes les llegue la información de su entorno y sean capaces de analizarla y decidir por ellos mismos cuál es la decisión más acertada.

No debemos olvidar que tanto las drogas como el alcohol han existido desde siempre y seguirán existiendo, por lo que es importante educar para vivir junto a ellas en la sociedad, pero también haciéndoles conscientes de los problemas que pueden traer consigo este tipo de drogas.

También es importante el papel de los grandes mandatarios y de las asociaciones como FAD con las campañas de sensibilización que se llevan a cabo desde los medios de comunicación y desde las escuelas para la prevención del alcoholismo en los jóvenes  y del consumo de drogas.

¿Cuántas veces hemos escuchado eso de “más vale prevenir que curar”? Formemos parte de esa prevención para hacer a los jóvenes conscientes de hasta dónde pueden llegar sin perjudicar su salud.