Un grupo de investigadores del Hospital de niño de Boston, en Estados Unidos, han llevado a cabo un estudio por medio de imágenes de resonancia magnética funcional de áreas del cerebro asociadas con la función ejecutiva y ajustada por factores socioeconómicos ha determinado que las personas con formación musical poseen una mayor función cerebral ejecutiva.

Las funciones ejecutivas son los procesos cognitivos que permiten a las personas procesar información rápidamente y además, retenerla, así como permite regular sus comportamientos, resolver problemas y escoger buenas decisiones y adaptarse a las diversas demandas mentales.

Las pruebas se realizaron entre niños que tienen una formación musical y otros que no. Para que no afectaran los factores demográficos, se agruparon los niños dependiendo de la educación de los padres, el estado del trabajo y el ingreso familiar. Estos grupos se sometieron a una batería de preguntas y de pruebas cognitivas a la vez que se estudiaba su función cerebral ejecutiva.

Nadine Gaab es la principal investigadora de este estudio, la cual afirma que “como el funcionamiento ejecutivo es un fuerte predictor del rendimiento académico, incluso más que el coeficiente intelectual, creemos que nuestros hallazgos tienen fuerte implicaciones educativas”.

Además, esta investigadora añade que “mientras muchas escuelas están reduciendo los programas de formación musical para dedicar más tiempo a la preparación de exámenes, nuestros estudios sugieren que el entrenamiento musical puede ayudar a los niños para un mejor futuro académico”.

Para concluir, Gaab afirma que dichos resultados pueden “tener consecuencias para los niños y adultos con problemas en su función ejecutiva, como los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad o la vejez. Los estudios futuros determinarán si la música puede utilizarse como una herramienta de respuesta terapéutica para estos niños y adultos”.