Si pensamos en León Tolstoi, seguramente se nos venga a la cabeza sus grandes obras de la literatura como son “Guerra y paz” o “Ana Karenina”. Pero Tolstoi ha sido una gran figura en el terreno de la pedagogía, aunque este campo es menos conocido que el literario.
En 1859, Tolstoi creó una escuela dirigida a los hijos de los campesinos. Este colegio, adoptó una pedagogía y una metodología que no encajaban para nada con el sistema educativo imperante en dicha época. Esta, se caracterizaba por una escuela no directiva y gratuita, que rechazaba la educación forzada, los castigos y se centraba en el orden y la atención al alumnado.
En alguna ocasión, se ha comparado a Tolstoi con Rousseau, sobre todo cuando nos centramos en la visión del hombre y del educando. Para Tolstoi, el niño es un ser humano cualquier, y lo compara continuamente con la figura de una persona adulta que tiene la necesidad de aprender por sí mismo.
Uno de los puntos más importantes en la pedagogía de Tolstoi, y uno de los más criticados, es que el alumnado debe decidir por sí mismo, es decir, que tengan libertad para decidir su proceso y su evolución cognitiva. Tolstoi mantiene que el conocimiento no puede ser impuesto al alumnado contra su voluntad, porque si no, no será efectivo.
A causa de esta última idea, Tolstoi no seguía una única metodología en sus clases. El escritor seguís varios métodos de enseñanza que modificaba en relación a las conclusiones obtenidas a partir de lo que observaba de lo que motivaba al alumnado. Cuando veía que el alumnado se aburría, Tolstoi cambiaba de metodología, ya que según el autor, cuando disfrutan es cuando realmente están aprendiendo.
A través de la creación de esta escuela, Tolstoi comenzó a publicar una revista pedagógica especializada llamada Iasnaia Poliana. La principal finalidad de esta revista, es la de describir nuevos métodos de enseñanza y principios de administración de la instrucción pública así como de presentar nuevas formas de organización.
Sus principios pedagógicos los podemos encontrar también en “el abecedario del conde Tolstoi”, publicado a finales de 1872. En él, Tolstoi hacia especial hincapié en la importante de la educación primaria, ya que es la que realmente determina todo el desarrollo tanto intelectual como moral del niño.
Por lo tanto, Tolstoi afirmaba que el primer deber de la educación es la de depositar los elementos espirituales antes que un conjunto de conocimiento en los niños.
Las obras realizadas por Tolstoi, no fueron reconocidas al principio como una pedagogía renovadora, fue después de su muerte cuando comenzaron a ser reconocidas como contribuidoras del desarrollo de la cultura mundial.
Como vemos, Tolstoi ha significado algo más para la educación que ser el escritor de obras de gran relevancia a lo largo del tiempo, aunque esta función no ha sido siempre reconocida ni tan siquiera en la actualidad.