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El bullying no es sólo un problema de niños

Maria Pilar Garrido

Publicado el 17/12/2013 13:12

Podríamos  definir  violencia  como “uso  intencionado  de  la  fuerza  física  en  contra  de  un semejante con el propósito de herir, abusar, robar, humillar, dominar, ultrajar, torturar, destruir o causar la muerte”, pero cuando nos referimos a violencia, no describimos únicamente los casos en  los  que  la  violencia  se  manifiesta  de  manera  física,  si  no  a  las  amenazas,  insultos  y humillaciones que acarrean con graves consecuencias psicológicas para las víctimas de este tipo de violencia.

Durante estos últimos años ha habido un aumento de denuncias por acoso escolar. Los últimos datos recogidos con en Castilla y León, donde la Policía Nacional ha tramitado 19 denuncias relacionadas con el acoso escolar. De estos casos graves, un total de 12 de esas denuncias estuvieron motivadas por lesiones, cinco por amanzanas y otras por trato degradante.

Con la introducción de las nuevas tecnologías a nuestras vidas, muchas familias sienten que el control de sus hijos se les escapa de las manos. “Muchos padres no tienen formación en internet, no saben lo que escriben sus hijos en las redes, ni conocen su manejo”. Y es que las aplicaciones como por ejemplo WhatsApp “trasladan una pelea del patio a los entornos digitales convirtiéndose en un arma peligrosa del bullying que logra rápidamente viralizar su difusión y que la victimización perdure”.

Aunque la violencia no es un caso que únicamente afecte al alumnado, si no que estos casos de violencia los podemos observar en otros puntos del centro escolar, y principalmente la violencia entre profesorado y padres. El ritmo acelerado de vida que llevamos, ha hecho que los padres deleguen el deber de educar en las escuelas, y a su vez, se han ido convirtiendo en los máximos juzgadores de lo que este medio social ejerce sobre sus hijos.

Hasta hace poco, este tema no era muy conocido socialmente, pero estos últimos años, la violencia entre el profesorado y los padres se ha convertido en un tema de debate social.  En numerosas ocasiones, podemos escuchar que la solución se encuentra en la propia escuela, que es ella la que debe poner remedio y actuar para que se dejen de escuchar insultos y amenazas en  el  aula.

Pero  no  se  puede  dejar  todas  las  soluciones  en  manos  de  la  escuela;  es  preciso fomentar una concienciación social para que este problema comience a disminuir, así como de una revalorización del trabajo del profesor, donde se impulse un reconocimiento ante la labor que realizan día a día como transmisores de la cultura de la sociedad.

El bullying o el acoso escolar es un tema que por desgracia nos lo encontramos con más asiduidad de la que nos gustaría, por lo que es una prioridad establecer programas de prevención y de concienciación de las consecuencias que este tipo de actos puede llevar, así como técnicas de dialogo y mejora de la convivencia dentro del centro escolar.

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