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La razón versus las emociones

Judith Illescas

Publicado el 16/12/2015 14:12

En el día a día siempre intentamos actuar de forma racional y objetiva. Nuestro cerebro cognitivo es el que se encarga de regular las reacciones emocionales antes de que éstas se vuelvan desproporcionadas. Por ello, nos puede ahorrar un sufrimiento innecesario, ayudando a que a causa de nuestras reacciones emocionales una acción se nos pueda ir de las manos.

Pero, es importante saber y tener en cuenta que lo que a primera vista puede parecer positivo, encierra algo negativo, al usar la razón, perdiendo el contacto con las emociones, es lo que se conoce como asfixia cognitiva. Ahora bien, es importante tener en cuenta que un uso excesivo de las emociones puede ocasionar la adquisición de un temperamento poco sensible. En nuestro entorno podemos ver a personas que tienen muy desarrollada la parte intelectual (razón) pero han dado de lado la parte emocional, por lo que tomar decisiones es difícil, ya que no perciben detalles importantes, no tienen un sexto sentido que les guíen, debido a que las emociones aunque a veces nos conduzcan a error, nos ayudan a decidir y ver el peligro, ya que la razón a veces es ciega. Como ejemplo de ello, se realizó un estudio en la Universidad de Ámsterdam en el que varias personas tenían que escoger un cuadro. Al cabe de un mes, las personas más satisfechas con la elección de su cuadro, fueron las que se dejaron llevar por su intuición y emoción. Si el cerebro cognitivo desconecta las emociones, habremos perdido la conexión con nuestro yo más profundo, por lo que violaremos nuestro propios valores. Como es el caso de “las chicas no pueden tener amigos” que les reprimen a tener amigos, porque ha aprendido ello, por lo que no se dejan llevar por sus emociones o principios como personas.

Los médicos, han demostrado en sus estudios que aquellas personas que esconden sus emociones, a corto o a largo plazo, terminan teniendo problemas de salud que pueden ser muy graves (estrés, fatiga, problemas gastrointestinales, problemas en la piel, entre otras).

Así pues, tenemos que tener en cuenta siempre la razón y las emociones, trabajándolas cuando sean necesarios, pero siempre teniendo en cuenta la situación a la que nos enfrentamos y las posibles consecuencias.

¿Y vosotros, qué pensáis?

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