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Principio de convivencia

Araceli Ruiz Rodriguez

Publicado el 10/05/2017 17:05

A nivel personal he sentido la educación en presencia desde dentro, en el aula, desde fuera como madre y actualmente en mi propio negocio. Una seria reflexión sobre la educación y nuestro sistema educativo es algo que nunca se debe dejar a un lado pues los valores que como seres humanos tenemos presentes en nuestras mentes radican en nuestro saber.

Educación es una palabra que abarca un todo en uno, es un imprescindible producto de limpieza que nos acompaña a lo largo de nuestra existencia.

Observo mucho a los niños/as que me rodean, son mis grandes maestros, y contemplando la misma edad durante una década su cambio de comportamiento y conducta es asombroso.

Individualmente un niño/a nos manifiesta sus emociones y sus sentimientos reales y puros, pero  unido al grupo se genera una transformación brutal. La fuerza del grupo con su líder y sus acompañantes empieza a tener mucha fuerza desde edades tempranas y aquí empiezan los sentimientos contradictorios, por un lado tenemos que aprender a sentir, a distinguir las emociones, ser buenas personas y por otro el impulso de mantenernos en una sociedad cada vez más desequilibrada dónde hay que ir “pegando fuerte” y a un ritmo vertiginoso.

Cómo explicar a unos padres que empiezan a ver a su hijo dolido, triste, que no quiere ir al cole, que le duele la tripa, que vomita, que no quiere hablar, que está irritable, que estén tranquilos, que es una etapa más que tenemos que superar.

Mi consejo es: el niño/a tiene que aprender a establecer límites en la relación con sus iguales. Por lo tanto planteo como objetivo fundamental asentar las bases de un desarrollo afectivo dónde ese clima invite a crecer, a madurar, a crear unos cimientos firmes para poder mantener a la persona que cada uno forma en la vida en constante cambio que nos va a tocar vivir.

Aquí es dónde los padres se empiezan a plantear que si los demás no son así, su hijo va a ser “un tonto”.

Nos faltan herramientas, no confiamos en lo que tenemos que transmitir. Tenemos que hacer a nuestros hijos y a nuestros alumnos fuertes, no agresivos, valientes y llenos de confianza en quien les puede ayudar. Ciertamente quien más fuerte aparenta ser a la hora de amedrentar a alguien suele ser el más cobarde y debemos aprender a vivir con todo eso que los sabios vivían y hemos ido perdiendo porque si todos los reconocidos como personajes importantes nos envían mensajes similares aunque con distinto lenguaje, todos no van a estar confundidos digo yo ¿no?.

Aprender desde la primera infancia a hacer las cosas contento y feliz no por lo que me beneficiaré en el futuro, si no porque me siento bien en el eterno presente de mi vida desde chiquitín. No por ser mejor que nadie si no por ser la mejor persona que me acompañe siempre, porque cada uno da lo que tiene y lo más importante, lo esencial solo se ve bien con el corazón ,es invisible a los ojos (el principito).

Y aquí viene lo más complejo, que es aprender a conocernos a nosotros mismos desde que empezamos a descubrir el mundo exterior y compaginarlo con nuestro interior, aprender a ser yo  y a respetar y que me respeten. Es una tarea difícil pero es muy triste que ante la desesperanza que hay en todos los niveles de llegar a pensar que nada sirve para nada, esa falta de ilusión nos lleve a desgastar la adrenalina acumulada de formas inadecuadas.

Cuando nos sentimos libres, no vigilados, nuestro comportamiento no está contaminado, liberamos y manifestamos nuestras actitudes innatas pulidas o sin pulir.

El principio del bullying o acoso escolar empieza así, si observamos a los niños cuando se sienten libres veremos cómo se manifiesta eso de “o formas parte del grupo o…..”.

Es famoso el dicho que dice:”Dale poder a un hombre y verás cómo es”, dáselo a un niño o niña y verás cómo es ese hombre o mujer en potencia.

Un momento de observación libre lo he realizado al organizar las fiestas de cumpleaños, he restaurado un sillón que es el trono, el niño/a que celebra su cumpleaños es el rey o reina, como tal los encargados de organizar su fiesta: pensar en sus invitados, la merienda, la presentación de esta, elegir su corona (color, adornos, número…) elige los juegos y el cuento que quiere, preparamos los detalles con sumo cariño. Es importante valorar la fiesta, es suya y así la tiene que sentir, valorar que sus padres le permiten la celebración. Al rey o reina se le sirve el primero en la mesa a la vez que es el anfitrión y está pendiente de que todo salga bien, puede dar órdenes para levantar la mesa, cambiar de juego, solucionar posibles problemas.

Cada rey es diferente, cada invitado no se comporta igual dependiendo del trato que tenga con el rey, cada uno representa un papel real inconscientemente.

Observemos el juego libre en el patio de nuestros colegios: salen a flote rencores, envidias y si hay un momento en el que se sienten observados la respuesta puede ser: “déjanos estamos jugando a pegar”… jugamos a pegar en edades tempranas entonces cuando seamos mayores ¿quitamos jugando y pegamos?.

La ley de convivencia en los centros y en la propia vida va a tener cada vez más peso y los coordinadores de convivencia van a tener que poner muchas herramientas de convicción para conseguir que la confianza de los alumnos, de los padres, de los profesores poco a poco vaya dando frutos y podamos mantener “mens sana in corpore sano”.

En nuestra sociedad se hace urgente que las generaciones de padres jóvenes tengan asumidos estos valores porque sin duda la verdadera educación es compartida desde el nacimiento por el pilar fundamental que es la familia, con todas sus características actuales, dónde el niño se desenvuelve. Donde empiezan los primeros valores, donde se asienta el fundamento de ser.

Tenemos que recordar el famoso aforismo: “si vis pacem para bellum”, tenemos que crear una fuerza interior que nos ayude a estar preparados para superar los contratiempos que nos toca vivir, dependiendo de las capacidades de cada uno y del impulso que lo queramos dar, poniéndonos nuestros propios límites a nosotros mismos y a los demás.

Deberemos de tener algunas precauciones, es aconsejable no aprender todo de repente, la vida es un aprendizaje constante. Es imprescindible mantener todo tipo de recurso educativo al alcance de los niños/as y utilizarlos de la forma más concentrada posible, con una excelente educación no necesitarán ningún otro producto en su vida.

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