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¿Quién dijo que las niñas no pueden jugar a los coches si de mayores también conducen?

ALBA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Publicado el 15/05/2017 20:05

INTRODUCCIÓN
Coeducar , no es sólo dar una educación conjunta a niñas y niños, currículos iguales para ambos, o educar a las niñas según el modelo y los valores que tradicionalmente se han venido considerando como los más “positivos” socialmente, y que coinciden con los estereotipos masculinos (valentía, afán emprendedor, actividad, presencia en el ámbito público, ambición, competitividad). Debemos entender la Coeducación como la no negación y valoración de la diferencia entre niños y niñas, desarrollando por igual en ambos sexos valores y destrezas de la personalidad de cada individuo, con el propósito de llegar a la formación de personas autónomas, justas, solidarias y tolerantes, conscientes y conformes con sus propias capacidades y destrezas. En base a esto, se parte del hecho de la innegable importancia de la Coeducación, siendo un gran reto a conseguir. Se deben transmitir conocimientos, valores y actitudes a todas las personas que constituyen la sociedad, sin hacer diferencias por razón de sexo. Se debe promover que niños y niñas potencien las habilidades necesarias para que las integren en su personalidad.

En el presente artículo expongo mi experiencia tras un año de trabajo en el Área de Atención a las Personas e Igualdad, del municipio de Oviedo, desarrollando talleres de Coeducación desde la etapa de Educación Infantil hasta la Educación Secundaria Obligatoria, mostrando respuestas que han ido ofreciendo las alumnas y alumnos a lo largo de las sesiones en Educación Infantil, demostrando como los estereotipos y roles de género manipulan nuestra personalidad desde las edades más tempranas y como se van perpetuando a lo largo de nuestra vida.

OBJETIVO
Mostrar como desde las edades tempranas, a partir de los 3 años, la personalidad se va configurando en base a los roles y estereotipos pertenecientes al sexo femenino o masculino y como desde el sistema educativo, debemos de desarticular la base del iceberg sobre la que se sustentan las formas más visibles de desigualdad, estableciendo en la cúspide la violencia machista, siendo necesario visibilizar la parte invisible sobre la que se perfilan las acciones más sutiles de desigualdad.

DESARROLLO DE LA EXPERIENCIA
Un año de experiencia desarrollando talleres Coeducativos desde el Área de Atención a las Personas e Igualdad, concretamente en el Centro Municipal de la Mujer de la ciudad de Oviedo, abarcando la etapa educativa desde la Educación Infantil hasta la Educación Secundaria Obligatoria, me ha demostrado la necesidad de trabajar la Coeducación de manera transversal, en el día a día, en las aulas, en los medios de comunicación, en la calle… en definitiva, desde todos los ámbitos de nuestra vida, desarmando así la parte invisible de la pirámide  donde se sustenta la raíz del problema. Ello hace necesario que se lleve a cabo un análisis más profundo en el que se analicen otro tipo de formas sutiles que sirven como base a lo que, posteriormente, desencadena, en ocasiones, en formas más explícitas de violencia. Hablamos así, de la parte invisible de una pirámide o de un iceberg que permanece latente en la sociedad y que va siendo interiorizado por las personas desde las primeras edades. Una pirámide que, como vemos en la imagen, está apoyado en una sociedad que se basa en un sistema patriarcal que posiciona, a través de mecanismos tácitos que han sido progresivamente aceptados como norma, a más de la mitad de la población en una clara situación de desventaja.

Por lo tanto, es sobre la base de la pirámide, donde debemos actuar ayudando así, a sacar a la luz esas formas sutiles de violencia que perpetúan las desigualdades de género y que consolidan actuaciones visibles entre las que se incluye la violación, el abuso sexual, la amenaza o la agresión física. De esta forma, no se trata únicamente de mostrar la realidad evidente, sino de ser capaces de desmontar estructuras mentales que probablemente ya hayan sido configuradas y continuamente reforzadas en jóvenes y adolescentes. Es en esa parte del iceberg, donde la Coeducación debe de actuar para ir desmantelando los extractos de la desigualdad.

Por este motivo, cobra especial importancia la prevención primaria como estrategia para no tener que desmontar los prejuicios ya asimilados, sino, directamente, reflexionar con las personas sobre otros que rompan con el patrón dominante. En este sentido, existen múltiples investigaciones que demuestran la necesidad social de abordar esa parte invisible para erradicar la violencia machista. Así, según se afirma en el estudio “Percepción Social de la Violencia de Género en la Adolescencia y la Juventud” , en un 96% las mujeres y un 93% los hombres consideran inaceptable la violencia de género, pero no todas sus formas provocan el mismo rechazo, así como los comportamientos que constituyen el maltrato son identificados como tales. Según datos del citado estudio uno de cada tres jóvenes considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias ‘controlar los horarios de la pareja’, ‘impedir a la pareja que vea a su familia o amistades’, ‘no permitir que la parejatrabaje o estudie’ o ‘decirle las cosas que puede o no puede hacer’. La no identificación de estos ejemplos como formas de maltrato implica que no todas las manifestaciones de violencia de género tienen la misma visibilidad, atención social y política, sensibilización y legislación.

Una vez definido dónde radica la base que sustenta el problema social de la violencia machista y el establecimiento de la prevención como estrategia básica para erradicar este problema social, se plantea la siguiente cuestión, ¿desde qué enfoque deben las instituciones públicas implementar políticas y acciones dirigidas a erradicar la violencia de género? Una de las perspectivas más actuales es el Mainstreaming  o el concepto de transversalidad de género, con el objetivo de favorecer la introducción del enfoque de género en las políticas públicas. El Consejo de Europa (1998) así lo define: “La integración de la perspectiva de género consiste en la reorganización, mejora, desarrollo y evaluación de procesos políticos, de modo que los actores implícitos normalmente en la elaboración de las políticas incorporen una perspectiva de igualdad entre los hombres y las mujeres en todos los ámbitos de acción, a todos los niveles y en todas a las etapas”.  Las desigualdades están presentes todos los días, en todos los ámbitos de la vida, en las estructuras y dinámicas sociales, por lo que es una necesidad proyectar el principio de igualdad y por ende la prevención de la violencia machista en dichos ámbitos. La violencia de género ha de ser entendida de una forma holística, como un problema social que trasciende todos los extractos de la sociedad, con un componente estructural que conlleva la aceptación social de determinados roles, relaciones y formas de pensar causado por componentes visibles e invisibles, siendo la mejor forma de actuación desde la prevención en edades tempranas.  

EVIDENCIAS EXTRAÍDAS DE MI PRÁCTICA COEDUCADORA
Las evidencias que se presentan, muestran la importancia de trabajar la Coeducación en el ámbito educativo desde las edades tempranas, ya que a la edad de 3 años, los niños y las niñas ya muestran formas de actuar en función de lo establecido socialmente relacionado a un sexo u otro, prueba de ello, es cuando un alumno o alumna rompe con esos estereotipos y roles de género y como sus compañeros y compañeras, en muchas ocasiones no entienden su actitud llegando a actuar de manera diferente con él o ella, explicando que su comportamiento es de chica cuando él es un niño o viceversa.  Las conversaciones que se exponen, son   transcripciones de diálogos que han surgido a lo largo de las 9 sesiones pertenecientes al proyecto de Coeducación, concretamente en dos centros educativos de ámbito rural pertenecientes a la ciudad de Oviedo, con un total de 69 alumnas y alumnos participantes en la etapa de Educación Infantil. Se expone una muestra representativa de los diálogos surgidos a lo largo de las sesiones, como evidencia de la importancia de trabajar de manera transversal y en el día a día la igualdad entre niños y niñas. Para ello, en primer lugar, se muestran las preguntas que he realizado o como han surgido las conversaciones de manera espontánea, para dar paso al debate surgido entre ellas y ellos. Me represento por el nombre de educadora, aclarando que los nombres de las y los participantes son ficticios.

Sesión 4: Juegos y Juguetes
- Educadora: ¿por qué a Oliver Button (protagonista de un cuento) le llaman “nena” porque le guste bailar, disfrazarse y jugar a las muñecas?
- Luís: “porque los niños no bailan”.
- Carlos: “bueno es un poco raro que los niños jueguen a las muñecas”.
- Luís: pero si tú juegas con la muñeca Frozen.
- Educadora: entonces, ¿creéis que hay juguetes para niños y juguetes para niñas?
- Marta: “a las niñas nos gusta jugar más a las cocinitas porque de mayores tenemos que cocinar en casa”.
- Educadora: pero los chicos también cocinan, por ejemplo, yo tengo muchos amigos que hacen unas recetas riquísimas.
- Marta: “sí, pero mucho menos”.

Sesión 5: Corresponsabilidad y tareas del hogar
- Educadora: en vuestras casas, ¿qué personas hacen las tareas del hogar?
- Almudena: “mamá porque papá trabaja”.
- Amaya: “papá está todo el día sentado en el ordenador”.
- Educadora: vamos a imaginar, que vivimos todos y todas en una casa muy grande. ¿Si alguien tuviese que cocinar y fregar los platos, quién lo haría?
La respuesta en su mayoría, en un aula de 5 alumnas y 17 alumnos, las 5 niñas levantaron la mano y sólo cuatro niños la alzaron.
- Educadora: ¿y entonces los chicos que haríais?
- Pelayo: “arreglar las persianas”.
- Álvaro: “arreglar los frigos y la bañera”.

Sesión 6: Yo de mayor
- Educadora: ¿qué queréis ser de mayor?
- Ana: “yo me quiero casar con un príncipe, para estar todo el día bailando, poder maquillarme y usar tacones”.
- María: “yo también, y esperarle en el castillo a que venga a recatarme”.
- Educadora: pero para poder bailar, maquillarte y usar tacones no es necesario casarse con un príncipe. ¿Y por qué te tienen que venir a rescatar?
- María: “porque es muy valiente.”
- Educadora: ¿y las niñas no somos valientes?
- Carla: “si lo somos, yo, por ejemplo, duermo sola en mi habitación”.
- Elena: “pero las niñas no podemos ser médicos, solo lo son los chicos, nosotras tenemos que ser enfermeras”.
- Educadora: “pues yo conozco muchas mujeres que son médicas, ¿no conocéis a ninguna?

Sesión 7: Relaciones personales
- Educadora: mientras jugaban libremente, Narciso y Alba mantienen una conversación y Narciso le dice: las niñas no pueden jugar con los niños porque son menos fuertes. ¿Por qué no podéis jugar juntos? Le pregunté.
- Narciso: “porque nunca lo hacemos y además ellas tienen menos fuerza”.
- Educadora: Alba, ¿tú crees que tenéis menos fuerza?
Alba: “no, porque el otro día se le rompió un coche a Dany y yo se lo arreglé”.
Narciso: “bueno lo decía en broma, es un juego”.

Sesión 9. Violencia de género
- Educadora: ¿Por qué el protagonista del cuento “Robledo” no dejaba que su pareja “Acacia” hiciese lo que ha ella más le gustaba?
- Amanda: “porque Robledo la protegía para que no le pasase nada malo”.
- Educadora: ¿pero a caso Acacia, o nostras las chicas, no nos podemos proteger nosotras solas?
- Paco: “no, porque llos chicos somos más fuertes”.
- Juan: “pero también hay niñas que son muy fuertes”
- Paco: “si, pero no son tan valientes como los chicos”

Con esta pequeña muestra, se expone cómo la etapa de Educación Infantil es un momento clave en la adquisición de la identidad de género y cómo sí, desde edades tempranas no mostramos modelos, y formas de reflexionar acerca de lo que piensan los niños y las niñas, irán perpetuándose a lo largo de su vida falsas creencias como las mostradas. Debemos y tenemos la obligación de trabajar en esa parte invisible que poco a poco va incorporándose en nuestra vida y sobre la que se sustenta la lacra de la desigualdad entre las personas en función de su sexo.

CONCLUSIONES
El título del artículo parte de la pregunta, ¿quién dijo que las niñas no pueden jugar a los coches si de mayores conducen? , cuestión que se plantea un niño de 4 años y la cual fomenta la reflexión acerca de la distinción por sexos de un aspecto tan sencillo como son los juegos y juguetes en la infancia, y es que, desde que nacemos, estamos trasmitiendo a las niñas y niños las diferencias en función del sexo, diferencias en colores, en formas de vestir, en los juegos, en los comportamientos, en las conductas… La Coeducación no es solo materia del sistema educativo, sino que se necesita de la participación de toda la sociedad (familia, escuela, medios de comunicación) para lograr una verdadera igualdad de oportunidades, siendo prueba de ello, las conversaciones surgidas a lo largo de las sesiones. Como las niñas, con la edad de 4 años, ya se identifican y se denominan con la palabra “débil” y como identifican la fuerza y la valentía al sexo masculino. Como asocian los cuidados al papel femenino al igual que las tareas del hogar. Sin embargo, los niños, se describen como personas fuertes, al cargo de la protección de las niñas. Como desde los medios de comunicación, nos trasmiten el ideal de mujer en su hogar, esparando a que su esposo llegue a casa, siempre bella y dispuesta a complacerlo. Impactante declaración que transmitió una niña cuando explicó al resto de compañeras y compañeros, que esa, es su meta cuando sea mayor. Y como ningún niño o niña, le pregunto que por qué quería ser así de mayor, lo que connota una interiorización de cual ha de ser el papel de la mujer visibilizado en ciertos medios de comunicación y cuentos infantiles. Si queremos romper con los estereotipos de género, debemos de ser conscientes de lo que les trasmitimos con nuestras acciones a las niñas y los niños, ya que a través de acciones positivas, donde se muestren a modelos tanto femeninos como masculinos ejerciendo papeles diversos, solo así, trabajando en la diversidad, educaremos a personas libres de roles y estereotipos.

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