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La educación plástica en el siglo XXI

ROCIO DIESTRO SANCHEZ

Publicado el 28/05/2017 20:05

Nuestro sistema educativo actual, aboga por el desarrollo integral del individuo, a través del trabajo de una serie de Competencias Claves. Para la consecución de ese desarrollo, competencias y sistema educativo, deben ir acordes a las necesidades y al contexto histórico y social en el que nos hayamos inmersos.

En una sociedad como la actual, donde se producen cambios cada vez más rápidos en todos los ámbitos (económico, social, cultural, educativo, tecnológico…), la educación Artística en el aula, necesaria, entre otras, para el desarrollo de la Competencia Conciencia y expresión cultural, no se ha visto dotada de los recursos y medios necesarios para avanzar y adaptarse a esos cambios, y tener el valor que se le debe adjudicar.

Más bien la realidad nos muestra lo contrario, el marco legislativo actual e incluso la comunidad educativa (mayoritariamente), no pone en valor, ni apoya esa educación Artística, como lo hacen otros países europeos pioneros a nivel educativo.
La supresión de horas de estas materias o el hecho de dar autonomía al Centro educativo en la elección de ésta, ha hecho que hayamos retrocedido respecto a épocas anteriores, como analizaremos en el presente documento.

Si se compara el tiempo que se le dedica a la adquisición de contenidos y al logro de los objetivos en otras asignaturas, con el empleado en esta materia para la adquisición de los suyos propios (cuarenta y cinco minutos semanales), resulta difícil, por no decir imposible, llegar a alcanzar dichas metas de la educación Artística, y pone de manifiesto el poco interés e importancia de esta asignatura por parte de las instituciones educativas.

A todo esto, tenemos que sumar, que por un lado, nos encontramos con una formación del profesorado muchas veces deficiente en este campo, y por otro, la carencia de profesores especializados en esta área, cada vez mayor (tal vez la falta de especialización contribuya notablemente a la no motivación de profesores que imparten las asignaturas ligadas a la educación Artística)

Otro aspecto de sumo interés en este tema, es que la confusión entre Educación Artística y manualidades, sigue estando presente en nuestra sociedad y por ende, en la comunidad educativa. Este pensamiento viene ligado, a la función que tuvo durante años la educación Artística, en la que la reproducción fiel de modelos era el gran objetivo, es decir, primaba el resultado. Esa idea, hoy día presente en el imaginario colectivo, se traduce, en que las metodologías llevadas a la práctica en las aulas, estén desfasadas con el estado de desarrollo socio-cultural actual.

Además, las editoriales siguen reforzando esta idea errónea, al abogar por mantener esa asociación de la Plástica con las manualidades, es decir, realizar cosas con las manos. Asignatura “pasatiempo”, que sirve para decorar las clases, hacer regalos en el Día del padre o de la madre, murales... manteniéndose objetivos encaminados hacia la producción, el desarrollo de una buena técnica, productos bellos y ornamentales... quedando al margen el análisis y los procesos intelectuales que se desarrollan a través del arte, manteniendo metodologías propias de otros siglos, mientras nuestra sociedad avanza a pasos de gigantes (Acaso, 2009).

Sin embargo, está demostrado, que la Educación Artística es generadora de conocimientos intelectuales, en los que los procesos manuales o manualidades, forman parte de la misma, pero no son el eje central. De esta manera se modifica el objetivo final, es decir, el resultado y la perfección en la copia no es lo que más interesa, si no los distintos procesos que se generan durante el desarrollo de los proyectos.

Este modelo pedagógico, es lo que María Acaso denomina “Pedagogía Tóxica”, en el que las metanarrativas, son las vías a través de las cuales, el alumnado forma su conocimiento, en este caso, un conocimiento importado (Acaso, 2009). Es un modelo educativo, que a la vez alienta incapacidad para generar conocimiento propio. “Uno de los grandes logros de la Pedagogía Tóxica es que consigue que no nos cuestionemos el sistema, y que los aceptemos sin reflexión” (Acaso, 2009 p. 41). Por lo tanto, debemos reflexionar sobre qué es lo que estamos enseñando a nuestro alumnado, e intentar transformar esas metanarrativas, en micronarrativas.

En los últimos años han aparecido diferentes estudios e investigaciones, que además de ratificar la importancia de la Educación Artística para la consecución del desarrollo integral del individuo, abren un amplio abanico metodológico para abordar su tratamiento, ya sea en el ámbito educativo, museos

En nuestro país, la evolución de la Educación Plástica, ha sido y sigue siendo más lenta que en el resto de países europeos. Además de existir una fuerte separación entre el arte y la sociedad, las aportaciones que el arte ofrece para la educación, están infravaloradas, produciéndose un retraso en este sentido, respecto al resto de países vecinos. Eisner, uno de los teóricos más destacados en este campo, afirma que “Las concepciones dominantes acerca de las artes están basadas en una incomprensión de las importantes funciones que desempeñan en el desarrollo humano. Esta incomprensión está enraizada en antiguas concepciones de la mente, del conocimiento y de la inteligencia, teniendo como resultado un profundo empobrecimiento del contenido y fines de la Educación” (Eisner, 1992, p. 15).

Por otro lado, nos encontramos que en la actualidad, estamos inmersos en el mundo de la imagen y de las nuevas tecnologías. En nuestro día a día, dedicamos varias horas a ver la televisión, publicidad, a entretenernos con videojuegos, revistas, a comunicarnos a través de distintas aplicaciones o redes sociales como Whatsapp, Facebook...

Son numerosos autores, que explican que nuestro sistema de vida gira en torno a la cultura visual. María Acaso define la cultura visual como el “conjunto de representaciones visuales que forman el entramado que dota de significado al mundo en el que viven las personas que pertenecen a una sociedad determinada. La cultura visual es el conjunto de productos visuales que pueblan nuestra cotidianidad y dan origen a la identidad del individuo contemporáneo” (Acaso, 2009 p. 161).

Pero... ¿qué ocurre si en el contexto socio histórico en el que nos hallamos, predomina el mundo de la imagen y no sabemos interpretarla ni analizarla?

Autores como Lipovetsky, advierten del peligro que supone cegar al individuo ante este panorama de hiperdesarrollo del lenguaje visual. “En apariencia, nada o casi nada ha cambiado: nos movemos todavía en la sociedad del supermercado y de la publicidad, del coche y de la televisión. Sin embargo, en los últimos decenios se ha producido un nuevo “seísmo” que ha puesto fin a la buena y vieja sociedad de consumo, transformando tanto la organización de la oferta como las prácticas cotidianas y el universo mental del consumismo moderno: la propia revolución del consumo ha sido revolucionada. Se ha puesto en marcha una nueva fase del capitalismo de consumo y es la sociedad del hiperconsumo” (Lipovetsky & Juvin, 2011).

Estamos siendo educados continuamente a través de las imágenes, en un contexto informal y de forma inconsciente, es decir, fuera de las instituciones educativas, que es lo que Freedman denomina como “educación artística informal” (Freedman, 2006 p. 26). La cultura visual influye enormemente en el proceso de formación de la identidad personal. Cada mensaje visual da forma al individuo. (Acaso, 2009).

Ante esto, la Educación Plástica y Visual sería uno de los escenarios más idóneos para combatir esa ceguera. Sin embargo, desde las instituciones, interesa seguir manteniendo con vida, ese currículum oculto (Acaso, 2009).
Y dada la situación en la que nos encontramos, se puede decir, que “La educación Artística adquiere una responsabilidad cada vez más importante, debido a que los límites entre educación, alta cultura y entretenimiento se difuminan, y los alumnos aprenden cada vez más de las artes visuales” (Freedman, 2006 p. 41).

Haciendo referencia a las palabras anteriores, Freedman, crea un término llamado edutaiment, que es un híbrido entre educación y entretenimiento, haciéndonos reflexionar que este mundo visual, es uno de los que más influye en la formación de nuestra persona (Acaso, 2009).

En este contexto socio-histórico, el alumno capaz de comprender, interpretar, analizar y producir distintos códigos visuales, tendrá en su poder una valiosa herramienta para hacer frente a cualquier tipo de manipulación, y consecuentemente, para la creación de un conocimiento no importado. “El enfoque para la comprensión supone adquirir las destrezas que permiten ir más allá del mundo tal y como estamos acostumbrados a percibirlo a través de códigos lingüísticos, signos culturales, y el poder establecido. Esta habilidad constituye un paso no sólo en el aprendizaje para enseñar, si no también en el aprendizaje para pensar,...” (Hernández, 1996 p. 14).

Por ello, ya que gran parte del aprendizaje se produce de manera inconsciente fuera de las instituciones educativas, es de vital importancia, que por parte de la educación formal y desde los niveles educativos más bajos, se enseñe a analizar y producir las representaciones visuales, entendiendo ambas acciones, como “procesos relacionados con la creación de conocimiento”. (Acaso, 2009 p. 118)

Debemos ser conscientes de que un producto visual contiene muchos más mensajes de los que a simple vista pensemos que está emitiendo. Capacitar al alumnado con herramientas y conocimientos para poder analizarlo, es de gran importancia para desenvolverse y desarrollarse en este mundo-imagen en el que estamos inmersos. No olvidemos, que con cada conocimiento adquirido, de forma consciente o inconsciente, el individuo va modificando su personalidad.

Acaso, hace referencia a la realidad que nos ocupa, de manera bastante esclarecedora, “Mientras que fuera, en el mundo-imagen, las metodologías son nuevas, trepidantes, adictivas, en los contextos educativos estas siguen siendo aburridas, paralizantes, abrumadoramente adormecedoras” (Acaso, 2009 p. 47). Como consecuencia de lo expuesto, encontramos fracaso escolar en el alumnado y una alta vulnerabilidad ante los medios de comunicación.

Otra carencia de interés en la Educción Artística, es la escasa presencia del arte contemporáneo, en el currículo, a pesar de que existen diversas líneas de investigación abiertas en el ámbito del arte contemporáneo en contextos educativos, que posibilitan conocer los beneficios que este tipo de arte, puede ofrecer en el ámbito escolar.

Desde las enseñanzas más primarias, aunque también extrapolable a cualquier nivel educativo, el contacto con este periodo artístico, puede suponer un canal de expresión, transformación, creación y comunicación en el desarrollo de los alumnos y sus procesos educativos.

Autores como J. Abad y A. Muñoz, consideran el arte contemporáneo como una buena herramienta educativa. A través de su faceta social, intercultural, reivindicativa, transformadora..., reflejo de la sociedad dinámica en la que vivimos, el alumno podrá desarrollar distintos tipos de habilidades.

En el arte contemporáneo, el espectador es quién en última instancia, cierra la obra. De esta manera, dentro del ámbito educativo, podríamos decir que se rompería con la relación dual entre docente-discente, ya que interviene un último agente, que sería la percepción personal y el inconsciente de cada alumno, pues no todos tenemos la misma forma de interpretar la información que nos llega. Así pues, se pasaría de una educación en la que priman las metanarrativas, a la construcción y trabajo de micronarrativas.

Se pretende entender la Educación Artística, como vía para el desarrollo de aprendizajes, a través de experiencias significativas y compartidas, donde adquieren un gran valor las funciones sociales, de relación y de pertenencia a un grupo o comunidad. Los contextos creados a través de la instalación de obras de artistas contemporáneos, están pensados como contextos de relación, en los que se pretenden que el niño se sienta observado, a la vez que observa, siendo consciente de su existencia y pertenencia a un grupo. Otro objetivo, es el desarrollo de la creación, entendiéndola, como la capacidad de desarrollar habilidades para inventar o crear ideas ante nuevas situaciones, capacidad de la que se pretende que el niño sea consciente, a través de la observación de sí mismo, de sus compañeros y el entorno, propiciando contextos y ambientes que se han originado para ello.

Si partimos de que en las primeras etapas del desarrollo, el niño es un individuo al que le queda todo por descubrir, se cuestiona lo que le rodea, no existen prejuicios, “todo” puede ser válido, sería el momento idóneo, para ir enseñando a construir un pensamiento crítico y analítico, que siente las bases de un adecuado desarrollo personal y cognitivo.
A través del juego simbólico, los niños desde su más tierna infancia, descubren una herramienta de transformación y de relación, tanto con iguales como con el adulto, que unido al contexto educativo, supone una vía para el trabajo de valores, interculturalidad, desarrollo social... sentando unas bases firmes, para el posterior desarrollo del pensamiento operativo.

Conclusiones

Gracias a las numerosas y continuas investigaciones en el campo de la educación y el arte, podemos afirmar que la Educación Plástica y Visual, no se limita a cuestiones estéticas y expresivas. Se rompe con la idea de que la Educación Plástica y Visual, son manualidades. Las manualidades son parte del proceso que incluye una actividad artística.

Esta materia también es generadora de conocimientos intelectuales, sociales y afectivos, contribuyendo al desarrollo de distintas capacidades para el desarrollo integral del individuo.

Hoy día, existen nuevos modelos pedagógicos artísticos, en el que el resultado final del producto queda en un papel secundario, primando los procesos, antes que el resultado. Aún así, siguen existiendo propuestas metodológicas, como las realizadas por las editoriales, que siguen abogando por mantener la sinonimia de la Plástica con las manualidades, manteniendo actividades estereotipadas, encaminadas hacia la producción, el desarrollo de una pura mecánica, realización de productos bellos y ornamentales que empobrecen la experiencia de taller del niño, propio de metodologías de otros siglos o contextos históricos.

En la actualidad, están emergiendo metodologías que apuestan por estrechar la brecha que existe entre la Educación Artística y Visual y el contexto histórico presente, momento en el que la cultura visual influye enormemente en el proceso de formación de la identidad personal. Cada mensaje visual da forma al individuo. Por lo tanto, capacitar al alumnado, desde la educación formal, con herramientas y conocimientos para poder analizarlo y producirlo, es de gran importancia para desenvolverse y desarrollarse en este mundo-imagen en el que estamos inmersos.

A pesar de la llegada de nuevas propuestas metodológicas que intentan actualizar la Educación Plástica y Visual, siguen existiendo vacíos, como el del arte contemporáneo, cuya inclusión en el currículo oficial es escasa, a pesar de ser un vehículo idóneo para el desarrollo de capacidades cognitivas, afectivas y sociales del individuo.

La Educación Plástica y Visual, al igual que el resto de materias, deben ser enseñadas a través de metodologías que supongan la adquisición de unos aprendizajes significativos para el alumnado y evitar modelos pedagógicos en los que el alumnado forma su conocimiento a través de conocimientos importados, ya que limitan el desarrollo reflexivo, analítico y creativo de los discentes.

Se necesita un cambio promovido desde los resultados de nuevas investigaciones, en las instituciones educativas, tanto a nivel legislativo, de formación de especialistas y metodologías educativas, que ponga en valor la educación artística y sus grandes beneficios, a nivel individual y colectivo.

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