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HAZ DE LUZ. ENSAYO MARÍA MONTESSORI.

Gádor Nora Sánchez Yáñez

Publicado el 19/06/2017 10:06

La importancia de un ambiente estructurado y el orden en la organización educativa del alumnado de Educación Infantil: Ensayo sobre María Montessori.

 

 

“Los niños son como esponjas”, típica frase conocida por todo el mundo que se dice cuando los niños son muy pequeños… ¿Pero realmente esto es cierto? El cerebro es un órgano que está capacitado de manera inherente para aprender (Campos, 2010).

En la infancia, el cerebro comienza gradualmente a desarrollarse por lo que existe una mayor plasticidad cerebral en esta etapa, siendo muy importante para el aprendizaje la estimulación y la necesidad de un ambiente preparado.

De hecho, en palabras de Poussin (2017), María Montessori afirmaba que la mente del niño era una mente absorbente de todo lo que le rodeaba, donde la interacción física con el medio y las experiencias que desarrolla el niño (pensamiento), más adelante irán conformando las bases de su aprendizaje, un aprendizaje sensible a través de su mente absorbente.

En el método de Montessori, el adulto debe colaborar ante el desarrollo de la mente absorbente del niño propiciándole un ambiente estructurado desde el punto de vista de un aprovechamiento ingenioso de la mente del niño y según sus necesidades. Por ello, esta importancia de un ambiente adecuadamente estructurado, requiere de unos materiales estimuladores y adecuados a los requerimientos del niño: Materiales Montessori. Materiales y objetos sencillos, bellos y útiles que muestran claridad con respecto a la realidad en la que vivimos, reales como por ejemplo las plantas o los vasos de cristal que se usan para beber, ya que el método de María Montessori tiene como finalidad el acercamiento del niño con la realidad que le rodea.

Además de esto, los materiales presentan un cierto lenguaje simbólico, invisible a los ojos, porque sin olvidar su función didáctica y de desarrollo de la mente absorbente de los niños (desarrollo psíquico), hay que mirar a través de ellos, atraen a los más pequeños y los envuelven en una realidad hasta ahora para ellos desconocida, favoreciendo además el desarrollo personal: autonomía, orden, rigor… (Foschi, 2014:131).

Por todo ello, es indispensable como docentes y alejándonos del método Montessori, ser guías, orientadores del proceso de enseñanza y aprendizaje del niño. No se trata de enseñar solamente, se trata de implicarse, de acercarse al alumno y de ser conscientes de que debemos de tener siempre en cuenta las necesidades e intereses de los alumnos y partir desde su motivación, ya que desde esa raíz, el resto viene solo…

Además de ser conscientes de la relevancia del papel del ambiente para el aprendizaje de los alumnos, será necesario siempre establecer un ambiente cálido, tranquilo y libre donde cada niño pueda elegir qué actividad quiere hacer en cada momento, respetando su libertad de elección (Foschi, 2014).

Tanto el ambiente, como los materiales están en Montessori enmarcados en un medio completamente preparado basado en el sentido del orden. ¿Es el orden un preparador o estimulante para la inteligencia?

El sentido del orden, se basa en que al igual que ocurre en nuestra vida diaria las personas requerimos de un orden, unos cimientos que nos permitan 3 adaptarnos a nuestro entorno, no es lo mismo por ejemplo a nivel psicológico tener un descontrol de nuestra vida, que nos lleve a veces a estar perdidos, a tener cierto control de ella y ser conscientes de lo que hacemos o no hacemos. Por ello, el orden es básico en nuestro entorno y más aún en edades tempranas donde el pensamiento se está desarrollando, donde el orden es como un haz de luz interior que brota del niño, el cual lo pide, lo exige en busca de su felicidad, su aprendizaje y para la construcción de su propia inteligencia. El orden en el aula y en el medio en el que se encuentra inmerso el niño, origina en su mente una estructura y un orden mental que establece en función del entorno y de los materiales, puesto que al usarlos es capaz de como ejemplo, ordenar por tamaños las piezas si así se requiere, establecer la jerarquía entre los objetos (gradación y autoeducación del material), también puede volver a colocar el material en el sitio en el que estaba para la próxima vez encontrarlo allí o procurar cuidarlo para evitar que se estropee…, siendo además de todo esto, el rol del maestro-guía fundamental en este proceso, porque es él el que prepara y organiza el ambiente, destacando su papel indirectamente activo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por tanto, el orden es un principio montessoriano que emite luminosidad, aclara el pensamiento y estructura la inteligencia en edades precoces.

Para concluir, es evidente la altísima relevancia que presenta un entorno rico, agradable y organizado en la etapa educativa de educación infantil, de hecho relacionando el método pedagógico científico de Montessori con la escuela tradicional, no exclusivamente la educación es la que nos da el maestro, sino que es un proceso en el cual nosotros formamos gran parte, y en bastantes ocasiones se produce a través de experiencias que se van originando con el medio que nos rodea. La figura del maestro de educación infantil, consiste en instaurar diversos elementos como son los mencionados anteriormente, dentro de un entorno ordenado y estructurado que estimule el orden externo y el interno, la autonomía, la libertad e independencia en el aprendizaje.

No olvidar que hay que dejar en tinieblas aspectos involucrados con el no desarrollo de las potencialidades que presentan los niños, y sacar a la luz aquellas fortalezas y capacidades que tienen en su interior para que alcancen 4 su máximo desarrollo en diversos ámbitos, mediante un ambiente organizado y a través de una atmósfera de respeto y libertad ya que sin libertad nadie puede ser independiente y en parte para aprender hay que serlo, por este motivo hay que guiar para buscar esa libertad y dar las oportunidades de que los niños consigan en un futuro ser independientes y como docentes, nuestra gran responsabilidad y objetivo debe ser aportar una centella de luz que ilumine su camino para toda su vida.

 

Referencias bibliográficas:

Bibliografía

Foshi, R. (2014). María Montessori. Barcelona: Octaedro.

Poussin, C. (2017). Montessori explicado a los padres. En 2. El desarrollo del niño (pp. 15- 40). Barcelona: Plataforma.

Webgrafía 

Campos, A. (2010). Neuroeducación: uniendo las neurociencias y la educación en la búsqueda del desarrollo humano. La Educación. Revista Digital, 143, 1-14. Recuperado de: http://www.dragodsm.com/pdf/dragodsm-neurociencias-educacion-y-desarroll.... Consultado el 7/5/17.

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