Los nuevos ritmos acelerados de la sociedad se imponen también en el aula, queremos enseñar más en menos tiempo y para ello se suele fomentar el aprendizaje memorístico, pero surge la cuestión de si este es un aprendizaje significativo para el alumnado.
La neurociencia nos muestra como aprende el cerebro, por esa razón aporta a los docentes una serie de herramientas para poder desarrollar pedagogías modernas con las que poder enseñar de forma significativa al alumnado.
Hay una tendencia peligrosa de ver a la educación solo a corto plazo, es decir, la educación se centra únicamente en que el alumnado supere el próximo examen, un claro ejemplo de ello es el intento de poner reválidas al finalizar cada etapa educativa, con ello se pierde la esencia del aprendizaje, su función principal de formar a los ciudadanos del futuro.
En algunos países el principal fin de la educación es el éxito educativo, entendido como la competitividad de resultados numéricos. El problema de dicho objetivo es que el adulto que sale de dicho proceso no ha podido desarrollar valores y competencias necesarias como el pensamiento crítico, la creatividad, la empatía y en consecuencia no es un ciudadano activo que modifique la sociedad en la que se encuentra inmerso.
Existen diferentes metodologías alternativas que están cambiando los criterios de evaluación, para con ello cambiar el proceso de enseñanza-aprendizaje y en consecuencia cambiar los objetivos del aprendizaje.
Estas metodologías se basan en que cada día aprendemos cosas nuevas, pero la actitud es clave, ya que el rol del profesor/a es el de guía de la acción de aprender, en el momento de enfrentarnos a qué aprender, cómo aprender, siempre debe ir seguida de la predisposición de vamos a aprender. Se debe volver a repensar la educación para no sacrificar el objetivo a largo plazo de la educación. La neurociencia estudia el funcionamiento del cerebro, las claves del aprendizaje y el proceso que realiza para aprender, cómo va creciendo y madurando.
Nos aporta información tan necesaria como que el cerebro no se activa de la misma manera cuando se obliga a aprender, cuando el alumno tiene miedo al fracaso (ya sea por suspender o miedo a la respuesta de los padres y las madres) como cuando lo motivamos hacia el conocimiento.
Cuando aprendemos de forma de reto se crean una serie de conexiones entre las neuronas, el número de neuronas no es tan importante, lo realmente importante es que el alumnado cree miles de conexiones entre sus neuronas. Un cerebro estimulado, es decir un niño o una niña que juega, toca instrumentos, pinta, lee, etc., crea cinco veces más conexiones que un niño o una niña que no realice dichas actividades, debemos puntualizar que siempre debe ser decisión del pequeño o la pequeña, debe partir de su interés y motivación, ya que sobrecargarlos de actividades o de clases particulares genera un estrés en el cerebro que dificulta el aprendizaje.
Debemos saber que las neuronas son las células del sistema nervioso que tienen como función principal la excitabilidad eléctrica de su membrana plasmática. Se trata, por tanto, de las células responsables de las funciones atribuidas al sistema nervioso, funciones como pensar, razonar, controlar la actividad muscular, sentir, etc.
Además no solo es importante que se creen conexiones entre las neuronas, también se deben conectar las diferentes partes del cerebro. El porqué de ello es debido a que la memoria se “guarda” en patrones entre las conexiones y cuando más amplias son las conexiones y cuantas más zonas se conecta entonces estamos creando una red de aprendizaje, es decir, estamos generando aprendizajes significativos.
En definitiva debemos encontrar ese para qué tiene que servir la educación y utilizar el conocimiento que tenemos sobre como aprende el cerebro para generar modelos adecuado de aprendizaje. Si quieres más información al respecto te aconsejamos ver el siguiente vídeo de David Bueno sobre una conferencia de neuroeducación.
