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Orientación en los centros educativos

Alejandro Martín

Publicado el 22/08/2018 12:08

      

Un Orientador/a tiene un papel fundamental en educación, sobre todo en la educación con la que nos encontramos actualmente, ya que es una educación que pide a gritos innovación, cambio y mejora.  

         El rol de la orientación ha ido evolucionando con el paso del tiempo. En sus inicios, no se concebía el orientador dentro de los centros educativos, sino que estaban a nivel provincial, por lo tanto, al tener que abarcar tanto su principal función era la divulgación de material y dar charlas de manera esporádica al profesorado. Con el paso del tiempo, el orientador ha ido adquiriendo mayor presencia en los centros, puesto que una buena orientación implica calidad en el centro educativo y cada vez debemos ser más conscientes de ello, al mismo tiempo concederle a la orientación la importancia y valor que merece, que no es poca.

         El orientador/a como evaluador psicopedagógico como única función,  es pasado, hoy, las funciones de la orientación son mucho más cuantiosas y notorias en la práctica. Antes, los docentes solicitaban su servicio únicamente para pasar test y evaluar al alumnado que, según ellos, no iban bien. Hoy en día, el orientador/a es mucho más que eso.

         Un orientador/a es un agente de cambio, un apoyo tanto para el profesorado en sus adaptaciones curriculares cuando las necesidades sean significativas, como para el alumnado en el proceso de toma de decisiones, además es un agente realmente importante para la atención a la diversidad. Al mismo tiempo, el orientador/a, debe ser muy consciente de con quien trabaja, puesto que esas ayudas no son válidas para todos y cada uno de los profesores/as. Como bien afirma Juan de Dios Fernández, el orientador/a debe trabajar desde un modelo colaborativo- constructivista. Es decir, debe tener en cuenta que cada profesor tiene su nivel y su forma de actuar. Por ejemplo, no se le puede pedir a un profesor o profesora, que hasta ahora no se había separado del libro, que trabaje a través de tareas, sin embargo, si podemos ir inculcándole que el libro está bien como apoyo pero que podría añadir algo más novedoso, para que paulatinamente, adquiera hábitos de crear su propio material. Al que sí le podemos asesorar que trabaje con tareas es a aquel profesor que hasta ahora había utilizado el libro como una herramienta más, puesto que también generaba sus propios materiales.

           En consecuencia, el orientador/a debe ser funcional, puesto que debe basarse en la realidad, asesorando y creando propuestas de mejora que den verdaderamente respuesta real a lo que el alumnado necesita. Del mismo modo, esa propuesta ha de ser significativa, que tanto el alumnado como el profesorado encuentren sentido a lo que van a realizar y sobre todo realizarlo de forma cooperativa.

         Por lo tanto, la tarea del orientador/a no es nada fácil, puesto que tienen una serie de funciones cuyos destinatarios son toda la comunidad educativa (profesorado, alumnado, familias…) por ende, deben tener presente a todos estos agentes y sobre todo, el contexto en el que se encuentran. Dichas funciones, podemos encontrarlas en el Decreto 327/2010, de 13 de julio, por el que se aprueba el Reglamento Orgánico de los Institutos de Educación Secundaria, en el cual encontramos el funcionamiento y normas de Orientación Secundaria.

         En definitiva, el orientador/a, como experto en educación, tiene mucho que aportar a este sistema educativo, empezando por colaborar en el proyecto educativo de centro, en el Reglamento de organización y Funcionamiento (ROF), Plan de Gestión, apoyo en los diferentes planes y programas que se desarrollen en el centro (Plan de Igualdad, Programa de altas capacidades, etc.)... y para ello el papel del equipo directivo es crucial, ya que éste debe ser valiente, que apueste por la innovación y crea en todos los profesores y profesoras de su centro. No hay nada mejor que trabajar con personas motivadas y que aman lo que hacen y sobre todo, que valoran y respetan el trabajo de cada persona, porque  en muchas ocasiones falta eso, respeto, admiración y valor a una profesión tan enriquecedora y valiosa como es la orientación.

                                                                                  

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