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Una clase de magia: Indicadores y emociones

Javier Díez Ramírez

Publicado el 23/10/2018 11:10

Introducción

Este artículo va dedicado a aquellos docentes que disfrutan transportando a sus alumnos a otros mundos para conectar las emociones con el aprendizaje. Según la pirámide de aprendizaje de Edgar Dale, aprendemos un 45% más si somos nosotros los que practicamos haciendo las cosas en lugar de solo verlas y oírlas.  Además, tal como escribió Francisco Mora en su libro Neuroeducación: “las emociones encienden y mantienen la curiosidad y la atención y con ello el interés por el descubrimiento de todo lo que es nuevo”. Una conexión entre el aprendizaje con materiales manipulativos y las emociones es lo que se pretende conseguir en esta clase de Química sobre indicadores. ¿Cansado de solo hacer prácticas de laboratorio sobre indicadores? Entonces transforma tu clase en una clase de magia.

2. Desarrollo del tema

Antes de comenzar la clase, hay que prepararla:

- En primer lugar la decoración. ¿Qué es indispensable en una clase de magia? Una luz tenue, unas velas, algún que otro libro antiguo de hechizos… Dependiendo de los recursos disponibles se puede modificar la estancia en mayor o menor grado.

 - La disposición de los alumnos depende de la cantidad de materiales de laboratorio disponibles, se puede llevar a cabo tanto en parejas como en grupos 3-4 personas.

- Sobre cada mesa de trabajo debe haber un caldero mágico (puede ser desde un vaso de precipitados hasta un caldero de verdad), pipetas, pera de succión, balanza, espátula y un vidrio de reloj.

- En otra mesa o estantería, deben estar aquellas esencias mágicas metidas en botecitos que sean de uso común (sin indicar el nombre de la sustancia real que lo compone):

-Además de las esencias mágicas, en la zona común debe haber algunos de los ingredientes que se utilizarán en las recetas: habichuelas del Everest (pastillas de sosa), agua del Himalaya (agua destilada), hojas de laurel, lombarda, alcohol de plantas carnívoras (alcohol isopropílico), arena y pétalos de flor.

Cuando los alumnos entren a la clase:

-Hay que introducirles en el nuevo mundo donde han entrado: “Bienvenidos a la clase de magia que no olvidaréis, hoy descubriréis si vuestra persona amada os ama o si tendréis suerte en aquello que queráis saber.  Repartíos en parejas o grupos de “x” personas en las diferentes mesas. Hoy vamos a trabajar con sustancias mágicas peligrosas, por lo que debéis poneros vuestras túnicas, las gafas y usar guantes”

-Se repartirán los dos conjuros que se realizarán: 

 

-Como aprendices de brujos y brujas, deberán ir realizando aquello que está indicando en la preparación del conjuro. En el caso de que no les guste el resultado esperado, siempre pueden volver a realizar el conjuro utilizando otra de las esencias mágicas.

Mientras llevan a cabo los conjuros, ellos pensarán que están jugando, sin embargo, se realizan las acciones típicas del laboratorio: uso de la balanza, uso de las pipetas y la pera adecuadamente para la medición de líquidos, cuidado y limpieza, o el simple seguimiento de una hoja de instrucciones con los pasos a seguir.

Una vez terminados los conjuros, y cuando los estudiantes hayan visto cómo al utilizar distintas esencias mágicas los resultados son diferentes, es hora de explicar los fundamentos químicos:

-En primer lugar, podemos con un pH-metro medir el pH de las distintas soluciones de los calderos mágicos con lombarda, y observarán que distinto pH da lugar a distintos colores.

- En segundo lugar mediremos el pH de las esencias mágicas (excepto los fluidos de oruga), ya se puede explicar que se trataban de bases y ácidos. En este caso veremos que cada disolución tiene un pH diferente pero no están coloreados. ¿Por qué las disoluciones de los calderos si tienen un color?

- Es hora de introducir el término “Indicador”, y cómo este colorea las disoluciones dependiendo de su pH. Se explicará que existen diferentes indicadores, como por ejemplo los que habíamos llamado “fluidos de oruga” (fenolftaleína y naranja de metilo), e incluso, indicadores naturales que podemos conseguir en casa, como el extracto de lombarda.

Tras terminar la clase, es importante que los alumnos también aprendan a recoger y dejar el laboratorio en el estado que se lo han encontrado, ya que aún no conocemos el hechizo para que todo quede limpio sin tener que limpiar nosotros mismos.

3. Conclusión

Sorprender al alumno es sin lugar a dudas la primera señal para abrir las puertas de la memoria. Es mucho más fácil recordar aquello que has disfrutado haciendo. Esta clase sobre indicadores solo es un ejemplo de una clase trabajada pensando en cómo transmitir al alumno conocimientos y a la vez, hacer que sin darse cuenta, aprenda a manejarse por el laboratorio. ¿Estás preparado para poner algo así en práctica? Y aunque sirve para cualquier día del año, quizá sea una buena idea que implementar en Halloween.

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