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Trastorno disocial de la personalidad

BEATRIZ MARTÍN GARCÍA

Publicado el 29/05/2019 15:05

El trastorno disocial de la personalidad es característico en niños/as y adolescentes que reproducen una serie de comportamientos que violan las normas sociales. El trastorno disocial de la personalidad se caracteriza, sobre todo, por un persistente desprecio por la moral, las normas sociales, los derechos y sentimientos de los demás.

Los niños y niñas y adolescentes con este trastorno van a manipular y a engañar a otras personas utilizando el ingenio y el encanto superficial o bien, a través de la intimidación y violencia. Pueden mostrar arrogancia y pensar negativamente de los demás, y carecen de remordimiento por sus acciones perjudiciales.

El trastorno disocial afecta a niños y a niñas de manera diferente. Las niñas tienen menos probabilidades de ser agresivas físicamente. En cambio, suelen fugarse, mentir, abusar de sustancias y algunas veces prostituirse. Los niños tienden a meterse en peleas, robar o realizar actos de vandalismo.

Es frecuente que estos niños y niñas violen gravemente las reglas, lo que incluye fugarse de casa y ausentarse frecuentemente en la escuela. Suelen tener poca empatía y escasa preocupación por los sentimientos, deseos y bienestar de otras personas. En situaciones ambiguas interpretan las intenciones de los otros como hostiles y amenazadoras, por lo que responden con agresiones. Pueden carecer de sentimientos de culpa o remordimiento. La autoestima suele ser baja aunque den una imagen de dureza. También muestran poca tolerancia a la frustración, irritabilidad e imprudencia. Se asocia con frecuencia a un inicio temprano de la actividad sexual, consumo de substancias, problemas escolares y expulsiones, conflictos legales, embarazos no deseados y lesiones producidas en peleas o accidentes. El rendimiento académico suele ser más bajo de lo normal y espera por la inteligencia del sujeto. Es frecuente el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad y puede asociarse a uno o más de los siguientes: trastornos del aprendizaje, Trastorno de Ansiedad, Trastorno del Estado de Ánimo y trastornos relacionados con substancias.

Casi dos tercios de los niños y niñas con este trastorno dejan atrás el comportamiento inadecuado al llegar a la edad adulta. Hay que tener en cuenta que cuanto más temprano aparece el trastorno, mayor probabilidad existe que persista en la vida adulta. En el caso que el comportamiento se mantenga durante la vida adulta, es muy frecuente que se produzcan problemas de mayor envergadura.

Estas personas son bastante propensas, con el paso del tiempo, al abuso de sustancias y a las adicciones. Esto los conduce a conflictos con la ley e infracciones criminales.

De manera resumida, podemos decir que los comportamientos típicos del trastorno disocial son:

  • Agresiones a otras personas (intimidar, fanfarronear, ser cruel con otras personas, iniciar peleas, ocasionar daño físico, forzar a una actividad sexual, etc.), o a animales.
  • Dañar la propiedad de otros (incendios, destrucción deliberada...).
  • Fraudulencia o robo (violentar el hogar, la casa o el automóvil de otra persona, mentir para obtener favores, timar, etc.)
  • Violaciones graves de normas (transgredir normas paternas, salidas-escapadas nocturnas sin permiso antes de los 13 años de edad, hacer novillos en la escuela, etc.)

Las personas con este trastorno rara vez reconocen la necesidad de tratamiento. De hecho, este trastorno de personalidad se considera como uno de los más difíciles de tratar.

El tratamiento recomendado para una persona con trastorno de personalidad disocial dependerá de sus circunstancias, teniendo en cuenta factores como la edad, el historial y si existen problemas asociados, como alcoholismo o drogadicción.

Hay que destacar que la familia, el profesional docente y los seres queridos de la persona afectada por el trastorno juegan a menudo un papel activo en la toma de decisiones sobre el tratamiento. En algunos casos, los servicios sociales también pueden involucrarse.

No cabe duda de que los trastornos de conducta son un problema en aumento en la sociedad actual. Cada día se presentan más casos, en el entorno familiar, social y escolar, de desobediencia extrema, conducta desafiante y comportamientos disociales. Es un trastorno que afecta a todas las áreas del niño, por lo tanto, sería muy interesante que los centros escolares fomentasen la participación en programas de entrenamiento en habilidades sociales ya que es muy necesaria una campaña parea prevenir desde la infancia, que es justamente cuando el modelado de la conducta es más flexible, para evitar que el trastorno sea mayor.

 

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