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Ponte en mi lugar

Javier Díez Ramírez

Publicado el 27/10/2019 19:10

  1. Introducción

Durante mi periodo de prácticas me sentí identificado con algunos de los comportamientos de mis alumnos, que me transportaron a mi época de estudiante y me hicieron recordar algunas situaciones donde la clase no se lo ponía nada fácil al profesor. Entonces comprendí que la mejor manera de aprender a valorar y respetar una profesión es teniendo la experiencia de vivirla. Muchos compañeros me han transmitido su malestar por las constantes faltas de respeto de sus alumnos, pero ¿Cómo se enfrentarían estos alumnos a ellos mismos? He aquí un experimento educativo, que me encantaría poder realizar en algún momento, para que aprendan a ver lo que yo veo  y a sentir lo que yo siento en esta preciosa profesión de la docencia.

 

  1. Desarrollo

Esta actividad está pensada para alumnos de 1º de Bachillerato, que por ser de los mayores del centro suelen ser los que más pueden aportar al proceso de enseñanza-aprendizaje. Trata de poner en la piel del docente a los alumnos, que deberán enfrentarse a los estudiantes de cursos de 1º y 2º de la ESO.

Consta de cuatro fases expuestas a continuación:

1º. Preparación

Esta actividad se desarrollará en parejas o de forma individual, según las preferencias de cada alumno. Ellos serán los encargados de escoger una asignatura, y guiados por el profesor de esa materia, tendrán que elegir cuál será su tema a desarrollar.

Los alumnos prepararán actividades, explicaciones, juegos, o aquello que de una manera consensuada con el profesor guía se adecue a lo que los alumnos de esos cursos necesiten. Ninguna propuesta será descartada por mucho cambio al que se refiera a nivel metodológico, solo lo serán si se separa de la finalidad del tema de estudio.

Durante varias semanas los alumnos en horarios de tutorías discutirán con el profesor-guía sus intervenciones.

Esta primera fase es fundamental para crear en el estudiante las ganas de poner en práctica sus ideas, hacerles reflexionar sobre cómo les gustaría que les hubieran enseñado, y para que sean conscientes del trabajo que hay detrás de cada día de clase.

 

2º. Intervención

Durante una semana, que no tiene que ser la misma para todos los alumnos que participen en este experimento, los alumnos de bachiller serán dueños de una clase a la que deberán transmitir de la manera que ellos han pensado más idónea los conceptos previamente fijados. Durante esta semana, también deberán evaluar de algún modo a sus estudiantes, así entenderán que la evaluación se utiliza como método para obtener información sobre el proceso de aprendizaje, y utilizar esta información para tomar decisiones futuras sobre las estrategias utilizadas como docentes.

3º. Discusión

Tras el periodo de intervención, tendremos que hablar con los estudiantes sobre su experiencia, cómo se han sentido, qué les ha parecido más difícil, o cómo han sido capaces de solucionar los problemas a los que se hayan podido enfrentar.

Este experimento no busca quitarle trabajo al profesor delegando en alumnos inexpertos, al contrario, los profesores de las diferentes materias dedicarían más tiempo a aquellos alumnos a los que deben supervisar durante todo el proceso.

Este experimento busca que los estudiantes se pongan en la piel de un profesor, vean sus complicaciones, su dedicación y su esfuerzo, a veces no tan recompensado como se espera. Igualmente, busca reforzar las relaciones profesor-alumno, el profesor-guía aprenderá de las ideas que aporten sus alumnos o de tácticas que quizá a él no se le habían ocurrido. Será un proceso de descubrimiento, en el que más de un profesor se sorprenderá de la madurez y responsabilidad que algunos alumnos demuestran cuando se cree en ellos. Igualmente, se reforzará la imagen de familia del centro, ya que los alumnos de cursos superiores tendrán la oportunidad de conocer a los alumnos de cursos más bajos creando nuevos lazos entre alumnos.

Por último, aquellos estudiantes satisfechos de su trabajo como docentes, pueden ser parte de la cuarta fase.

4º Tutorización de alumnos.

Aquellos estudiantes que hayan disfrutado de la experiencia y quieran seguir este experimento, pueden ser parte de un programa de tutorización de alumnos de cursos más bajos que así lo necesiten.

Cada estudiante de bachiller seleccionará un alumno que necesite ayuda en alguna materia, y se encargará de ser su mentor y ayudarle en aquello que necesite durante unas horas previamente pactadas. Se trata de conseguir un ambiente de aprendizaje más humano y real, donde la ayuda a los demás sea la base del aprendizaje.

 

  1. CONCLUSIÓN

Este experimento busca ser en el alumno una experiencia difícil de olvidar, que le haga ganar en confianza y seguridad al mismo tiempo que se enriquece la imagen que tienen del docente en la actualidad. Es una oportunidad de trabajar en nuestros estudiantes muchas habilidades blandas y competencias transversales. Quizá pueda parecer una locura, o una utopía, pero como dijo un sabio, si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo. En la investigación está la evolución.

 

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