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Ejercicios para mejorar la disgrafía y la disortografía

Paula Vivas Cano

Publicado el 14/02/2020 19:02

Tanto la disgrafía como la disortografía son trastornos que se presentan al escribir y, aunque son diferentes, pueden combinarse en la misma persona. Vamos a diferenciar las dos. En primer lugar, la disgrafía es un problema de aprendizaje que consiste en tener ciertas dificultades de coordinación en los músculos del brazo y la mano, lo que impide a los niños y niñas dirigir el lápiz, bolígrafo, o cualquier instrumento que utilicen para escribir de manera adecuada y ordenada. Resumidamente, es un trastorno específico de la escritura que impide y dificulta en la habilidad de escribir correctamente. Algunas características de la disgrafía son:

-    En el niño o niña, desde el inicio de escolarización, aparecen una serie de síntomas que van en aumento a medida que avanza la etapa escolar.
-    Les cuesta mucho esfuerzo escribir y lo hacen más despacio que los demás.
-    Los trazos no se mantienen uniformes.
-    Cambian el tamaño de palabras o letras.
-    Los movimientos para escribir suelen ser lentos o rígidos.
-    Tienen dificultades para organizar las letras.
-    Falta de control en la presión del instrumento de escritura.
-    Posturas incorrectas al escribir.

Una de las consecuencias que puede tener la disgrafía para el aprendizaje es que los niños y niñas pueden sufrir un descenso significativo en el ritmo de aprendizaje, además de frustración al sentir que no pueden expresarse adecuadamente a nivel escrito. Asimismo, se cansan mucho más rápido que los demás y eso les puede llevar a tener poca atención en el aula.

En cuanto a la disortografía, es una dificultad en la escritura que afecta al contenido y composición de las palabras que se escriben, dando lugar al desconocimiento de las reglas ortográficas. Esta se puede relacionar también con problemas auditivos, donde la persona escribe lo que escucha y oye mal, o puede ocurrir también que hable de manera incorrecta y escriba tal y como habla. Algunas características de la disortografía son: 

-    Rotar letras similares o confundir las nociones de “arriba”, “abajo”, “izquierda”, “derecha”. Por tanto, aunque el niño o la niña perciba bien las letras, las relaciones que establece entre ellas no.
-    Confusión al cambiar una letra por otra debido a su similar pronunciación.
-    Omiten letras al ser difíciles de percibir visualmente.
-    Invierten el orden de las sílabas.
-    Añaden letras o repiten letras o sílabas.
-    Sustituyen fonemas vocales o consonantes por otros parecidos.
-    No escribir la “h” porque no tiene sonido.
-    Unen palabras al escribirlas.

Ahora que sabemos en qué se diferencia un trastorno de otro, ¿existen ejercicios para mejorar la disgrafía y la disortografía? La respuesta es sí. A continuación propongo una lista de las actividades de mejora en la que podemos trabajar para intervenir en estas situaciones:

Para la disgrafía:

•    Ejercicios de soltar la mano, haciendo caligrafías de bucles en un papel cuadriculado o de doble línea.
•    Repasar la escritura punteada con el lápiz sin salirse de la línea, a una velocidad media.
•    Pasatiempos como laberintos, donde el niño o la niña deba seguir con el lápiz el recorrido. Esto les puede ayudar a mejorar el trazado.
•    Actividades de seguir los números para formar un dibujo.
•    Ejercicios de motricidad fina o de atención.

Para la disortografía:

•    Trabajar el ritmo de la lectoescritura marcando con golpes en la mesa el ritmo que debe ir siguiendo el niño o la niña mientras lee.
•    Detectar la letra intrusa a través de un listado de palabras que comparten un fonema, excepto una.
•    Realizar rimas de forma escrita.
•    La técnica del autodictado, analizando fragmento por fragmento una oración para después reproducirla sin cometer errores.
•    La percepción figura-fondo, trabajando la discriminación visual a través de ejercicios en los que se debe percibir la figura y el fondo en una imagen.

En ambos casos, como vemos, podemos utilizar recursos para dar solución a estos trastornos, pero es importante que, tanto los problemas de disgrafía y disortografía, sean diagnosticados cuanto antes para evitar el fracaso escolar y las repercusiones psicológicas que pudieran derivar de ello. Con una detección temprana y la intervención adecuada, los niños y niñas pueden superar estas dificultades de manera progresiva hasta conseguir normalidad en su escritura.

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