Los juegos se han trasformado en la tecnología preferida en la creación de experiencias educacionales y participativas. Su práctica se da en cualquier contexto, desde colegios, museos, grandes eventos corporativos, etc...

El docente además, se ha convertido en una de las pieza clave para su desarrollo, este, es el encargado de guiar todo el proceso de enseñanza- aprendizaje, por consiguiente su papel es fundamental para la creación de estos entornos y juegos educativos.

Cuando nos planteamos crear juegos educativos, es necesario tener en mente una serie de consejos que nos ayudarán a focalizar el juego de la forma más óptima posible. Estos consejos a los que hago referencia podrían ser los aportados a continuación.

- Tu alumno el centro: Si queremos que el juego que diseñemos funcione, es imprescindible que nos planteemos quien será el destinario de ese juego. Saber la edad del protagonista, qué le gusta hacer, cuáles son sus intereses, qué tipo de juegos usa, etc.

- Concretamos objetivos y contenidos: Proponer pocos objetivos que sean claros, concisos y realizables.

- ¿Por dónde empezamos? ¡por jugar! : Exactamente, para diseñar juegos que interesen a los alumnos, primero es necesario que juguemos nosotros. Es importante que conozcas qué juegos hay en el mercado y a qué suelen jugar los estudiantes. Esto ayudará a seleccionar aquellos juegos que sean adecuados para los objetivos previamente planteados.

- Es esencial reciclar: Pensamos en qué necesitamos para crear un juego y revisamos cuales son los elementos que tenemos a mano.

- Ese juego no es nuevo: Crear dinámicas de juego no es tarea fácil, por lo que quizás es posible tratar de reinventar algún juego que conozcas bien. Los tradicionales como el parchís, el tres en raya o las damas.  ¿Qué tal si creamos una oca matemática o un memory de insectos?

- La tecnología a nuestro servicio: En distintos ámbitos, la tecnología puede resultar de gran ayuda. Por ejemplo, podemos buscar inspiración en la red, investigar sobre los juegos de moda, utilizar programas de edición…

- La diversión como elemento principal: Todo juego, sea del tipo que sea, ha de entretener y divertir. Sin diversión no hay juego, no hay aprendizaje. La receta de un buen juego educativo reside en contemplar, por tanto, la inclusión de dos ingredientes básicos, la diversión y el conocimiento, cada uno de ellos en su justa medida.

¿Cuáles son las proporciones perfectas? No existe una fórmula mágica y mucho menos una solución única. El resultado dependerá de diversos factores; entre ellos la edad del niño/a, el tipo de juego, la materia a impartir, los objetivos… y sobre todo, ¡del creador!, ya que éste es el encargado de imaginar, proponer, crear juegos… A sí que el consejo final se basa en saber experimentar, sentir, disfrutar, descubrir y arriesgar.