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¿Es posible mejorar la pronunciación del inglés con el uso de canciones en el aula?

Natalia Jara Gómez

Publicado el 20/10/2022 19:10

canciones en el aula

Desde que nacemos, estamos expuestos a una gran cantidad de canciones: nanas para dormir, música clásica para relajarnos, canciones para aprendernos los días de la semana cuando comenzamos la Educación Infantil, etc. Conforme vamos creciendo, el uso que hacemos de la música se presenta con una frecuencia, si cabe, mucho mayor. La música está en nuestro día a día, desde que nos despertamos hasta que nos vamos a la cama; en una variedad de idiomas que ni llegamos a entender, y sobre temáticas realmente variadas. Por tanto, si la música es algo tan presente en nuestras vidas, ¿podría ser utilizada en las aulas de una forma continua y con una función más allá de la simple memorización de la letra de la canción?

 

Esta fue una cuestión que surgió en mi mente hace un par de años, cuando estaba realizando mis prácticas escolares en un centro de mi ciudad. Durante mis observaciones en las aulas y la puesta en práctica de distintas actividades relacionadas con la especialidad de Lengua Extranjera Inglés, me daba cuenta de que tanto en los alumnos con calificaciones que rozaban el suficiente, hasta en los alumnos con unas calificaciones de sobresaliente, existían grandes carencias en el ámbito de la pronunciación. ¿Por qué sucedía esto?

 

Comencé a investigar estudios y declaraciones de expertos en la temática. MacCarthy (1978, citado en Castro-Carracedo, 2019) expone que los docentes suelen encontrar grandes dificultades a la hora de hacer ver a los alumnos la importancia de adquirir una correcta pronunciación. Esto encajaba bastante con la poca experiencia que había tenido yo en el aula, ya que, pese a insistir a los alumnos en que se esforzaran más en sus producciones orales, veía que tampoco cambiaban mucho los resultados. Sin embargo, esta no podía ser la única razón por la cual se diera tan poca importancia a la pronunciación. Me di cuenta de que, como concluían Derwin y Munro, 2005; & Celce, 2008, citado en Muñoz Gascón, 2013, la mayoría de los docentes encargados de la enseñanza de la lengua extranjera reconocían poseer un mayor conocimiento de la gramática y del vocabulario y cómo enseñarlo en comparación a la disciplina de la pronunciación. Además, realicé un análisis en profundidad del currículo de Primaria y observé cómo la pronunciación prácticamente no estaba presente a lo largo del mismo. Por tanto, fui consciente de que las dificultades del alumnado en este ámbito surgían, en un principio, por un problema estructural.

 

Por ello, me decidí a realizar un estudio aunando la curiosidad que me generaba esta problemática, y la necesidad de realizar mi Trabajo Fin de Grado. Al ser consciente de que, en un principio, el tema de la pronunciación puede ser algo bastante aburrido para los niños, o incluso algo que pueden no llegar a entender por completo, consideré que quizá, si lo relacionaba con la música y, especialmente con letras en inglés, podía llegar a ser mucho más motivador.

 

Escogí a los alumnos de la clase de 5º de Primaria, los cuales hacían un total de 21 personas. Se realizó a estos alumnos un pre-test en el que se les requería que leyesen un fragmento de una canción la cual previamente analicé y escogí (cabe destacar que era una canción infantil incluida en el libro de texto de la asignatura de inglés de los alumnos). Grabé las voces de los alumnos con el consentimiento paterno para el posterior análisis. En las dos sesiones siguientes, se trabajó con estos alumnos esta canción escogida (en la cual se encontraba el fragmento del pre-test) mediante diferentes actividades: Brainstorming, Language Modelling, Reading Aloud, Song Recitation, etc. Tras esto, se realizó un post-test en el cual los alumnos volvieron a leer el mismo fragmento que en el pre-test, donde también fueron grabadas sus voces. Posteriormente, analicé una por una las grabaciones de cada uno de los alumnos de ambos tests, prestando atención a 3 errores de pronunciación expuestos por Monroy (2001). Estos errores escogidos se trataban de la Inserción de Vocal (VI), como, por ejemplo, en el caso de añadir una “e” al inicio de la palabra “school”; Sustitución de Vocal (VS) como, por ejemplo, al pronunciar la palabra “hurry” tal y como la leeríamos en español, pronunciando la “u”; y Omisión de Consonante (CO), al no pronunciar el sonido de la última “d” en la palabra “tidied”.

 

Finalmente, pude concluir que, tal y como arrojaban los resultados del análisis, los alumnos mejoraron considerablemente su pronunciación del inglés, ya que se redujo el número de errores de pronunciación que cometía cada uno de ellos tras haber trabajado mediante el uso de una canción. Asimismo, se pudo comprobar una mayor motivación por parte del alumnado debido al empleo de la música para el aprendizaje de esta segunda lengua. Estos, decidieron por su propia elección utilizar en el post-test los gestos que durante las sesiones habían aprendido para acompañar la canción. Se les preguntó el motivo de su elección y comentaron que las parecía mucho más divertido aprender inglés cantando y bailando.

 

Unos meses más tarde comencé la aventura de trabajar como profesora de inglés y español en un colegio en Varsovia (Polonia) con alumnos de entre 3 y 7 años. En el momento de afrontar las sesiones en inglés, supe desde un principio que quería utilizar las canciones infantiles para conseguir una buena pronunciación en el alumnado, de acuerdo a los resultados de mi estudio. Pero entonces, me planteé: ¿será posible ver estos buenos resultados también en las clases de español utilizando canciones en dicho idioma? Decidí ponerme manos a la obra y comenzar a usar distintas canciones para las diferentes rutinas en todas y cada una de las sesiones de español que impartía con mis alumnos. En un principio, al ser un idioma completamente nuevo para la mayoría de ellos, comprobé que les resultaba bastante más difícil seguir las canciones en comparación a las que trabajábamos en inglés (con las cuales reafirmé los resultados de mi anterior estudio). Sin embargo, tras tres meses trabajando a diario con ellos estas canciones, su pronunciación mejoró de una forma realmente sorprendente, tanto en los alumnos más pequeños como en los más mayores.

 

En conclusión, gracias a los resultados del estudio realizado durante mis últimas prácticas en un colegio y la experiencia que pude vivir en el centro educativo de Polonia, pude comprobar como en ocasiones nos aferramos a la idea de llevar al aula materiales muy innovadores para el alumnado que no llegan a ser exitosos. Sin embargo, fijándonos en aspectos tan comunes de nuestro día a día como puede ser la música y sus letras en otros idiomas, podemos ver cómo las ideas más increíbles con las que el alumnado llega a mejores resultados y con mayor motivación está al alcance de todos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

Castro-Carracedo, J. M. (2019). La motivación en la enseñanza y el aprendizaje de la pronunciación de lengua extranjera en educación primaria. Praxis, 15(1), 89-102. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7252851

 

Monroy, R. (2001). Profiling the Phonological Processes Shaping the Fossilised IL of Adult Spanish Learners of English As Foreign Language. Some Theoretical Implications. International Journal of English Studies, (1), 157-217. Recuperado de: https://revistas.um.es/ijes/article/view/47661/45871

 

Muñoz, A. (2013). Situación actual de la pronunciación del inglés en la etapa de Educación Primaria en España. (Trabajo Fin de Grado). Universidad Internacional de La Rioja. Recuperado de: https://reunir.unir.net/handle/123456789/2025

 

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