Anualmente se otorgan Premios Nacionales de Educación a instituciones que hacen grandes avances educativos en las aulas o a aquellas personas que actúan con personas con problemas de inserción social. Este año, los galardonados con dicho premio es la asociación “El Arca” de Nazaret, un pequeño barrio de Valencia que lucha porque los niños de ese barrio tengan un futuro mejor del que se espera de ellos.

Este Premio Nacional de Educación les ha sido concedido a El Arca en la modalidad Cultura Humanística gracias a su programa de expresión artística, en el que se llevan a cabo una serie de talleres que están dirigidos a niños que forman parte de familias en riesgo de exclusión.

Rocío Saborit, responsable del proyecto de El Arca, afirma que “si preguntas a estos niños qué quieren ser de mayores, no te saben decir qué quieren ser o en qué les gustaría convertirse, porque su entorno no les construye expectativas”.

Estamos acostumbrados a ver cómo en los colegios se trata de manera distinta a estos niños o como se baja el listón o las expectativas en ellos son más bajas que en el resto de niños lo que finalmente consigue que se acaben creando prejuicios y diferencias en clase.

Todo este proyecto de El Arca comenzó como un movimiento vecinal que se ha ido haciendo grande por momentos. Todo esto se lleva a cabo con espacios flexibles, recursos de animación  y con muchas ganas de desvivirse por esos niños. Entre estos muros, no son los niños los que se adaptan al ritmo de aprendizaje como estamos acostumbrados a ver en las aulas españolas, sino que el aprendizaje se adapta al niño.

¿Y a qué se debe el triunfo de este proyecto? A que realmente los niños, en El Arca, aprenden sin saber que aprenden. Es decir, los niños aprenden divirtiéndose y jugando, utilizando el arte como la herramienta para conseguir el objetivo. Si los niños no se ven obligados a realizar determinadas tareas y se divierten prendiendo estaremos crenado en ellos un aprendizaje efectivo, que perdurará.

Además, El Arca frece itinerarios de capacitación con formación para atención al público y un programa de inserción laboral para chicas, lo cual permite facilitar su inserción en el mundo laboral.

Y es que no hay arma más fuerte para luchar contra el clasismo y contra los prejuicios que la educación. Que El Arca sea un ejemplo para todos los centros educativos españoles.