Durante la jornada de hoy, se ha nombrado a Emilio Lledó como Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades gracias a la relevancia internacional que posee el filósofo y por su gran trayectoria en el ámbito de las humanidades.

Emilio Lledó nació en Sevilla en 1927 durante toda su vida ha sido un gran defensor de la enseñanza de las humanidades y la memoria, el lenguaje y el libro. Así, se le premió hace unos meses con el Premio Nacional de las Letras  por “su delatada obra, que armoniza la filosofía del Logos, el valor estético y ético de la palabra, la defensa de la libertad y la reivindicación de la vocación docente”.

Este filosofo y filólogo clásico ha sido docente en la Universidad de Heidelberg, la Universidad de Madrid, La Laguna, Barcelona y en la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Emilio Lledó afirma que el pensamiento es libertad, y lo que es de obligada enseñanza tanto en las escuelas como en los medios de comunicación es la liberación de la mente. Para Emilio Lledó es esencial la globalización de la cultura así como la libertad y la capacidad de entender y querer a la vez que se erradica los fanatismos.

Durante estos últimos años son numerosos los premios que ha recibido Emilio Lledó, entre los que se encuentran el Premio Internacional Menéndez Pelayo, el Premio Fernando Lázaro Carreter, de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez o el premio María Zambrano.

Esta preocupación y este interés tanto por la educación como por las letras es la que le lleva en 1993 a ser elegido por la Real Academia Española de la Lengua como la letra l minúscula.

Estos días atrás hemos hablado de pensadores y pedagogos que luchaban por una educación eficaz, pero no debemos olvidar que hoy día sigue habiendo gente preocupada por la educación y sigue luchando por ella, como Emilio Lledó, gente que se merece un reconocimiento  y un lugar en la historia de la educación.