El objetivo de 2015 es algo de lo que hemos estado hablando en antiguos post. En ellos siempre nos hemos centrado en las personas con menos recursos, especialmente económicos, pero no hemos tenido en cuenta que éstos no son los únicos que tienen dificultades a la hora de acceder al colegio o en el desarrollo social en el mismo.

Las personas con discapacidad representan, el 15 por ciento de la población mundial.  Según datos ofrecidos por la UNESCO, casi 93 millones de esos discapacitados son niños y el 90 por ciento de éstos no asiste a la escuela.

Con estas cifras se puede concluir que este colectivo constituye uno de los grupos con más exclusión social así como de pobreza crónica en el mundo y son quienes más veces se han enfrentado a algún tipo de discriminación en diferentes contextos geográficos y sociales.

La primera vez que pudimos ver recogido en un informe el termino de discapacidad fue en el informe de seguimiento de la educación para todos en el mundo publicado en el 2010, en el cual se realiza incluso una mención específica en el Objetivo 2 que cita “lograr la enseñanza primaria universal, dirigida a la educación de los niños y niñas con discapacidad que están fuera de la escuela”.

En este documento también se habla que el logro de los objetivos mínimos requerirá de una mayor atención a los más vulnerables, entre los que cuentan las personas con algún tipo de discapacidad. Estos objetivos mínimos pretenden garantizar una educación primaria y secundaria inclusiva, de calidad y gratuita y en igualdad de condiciones con los demás en la comunidad donde vivan.

Pero a pesar de todo esto, la discapacidad no ha sido el tema prioritario para los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) siendo muy característico el vínculo entre discapacidad y pobreza y siendo a su vez uno de los puntos más fuertes a resolver para cumplir con esos objetivos.

En Septiembre de este año se  va a celebrar una Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre discapacidad y desarrollo en el cual se espera que se desarrollen una serie de medidas para hacer converger las necesidades entre las personas con discapacidad y los objetivos del milenio.

Solo nos queda esperar y apostar por una intervención para lograr esos objetivos igualitarios para todos.