Iván Illich fue un pensador crítico con las instituciones en el papel del progreso en la cultura moderna. Entre algunos temas criticados, podemos encontrar el trabajo no creador, el consumo voraz de energía, el desarrollo económico, la justicia social, y la educación escolar.

Uno de sus libros más populares ha sido “La sociedad desescolarizada” donde refleja una crítica a la educación, ya que considera que se basa en el consumismo y sin dejar al alumnado que puedan desarrollar su imaginación debido a la imposición de un curriculum obligatorio igual para todos.

Illich se mostraba favorable hacia el autoaprendizaje que estuviera apoyado en las relaciones sociales: “La búsqueda actual de nuevos embudos educacionales debe revertirse hacia […] tramas educaciones que aumenten la oportunidad para que cada momento de su vida en un momento de aprendizaje, de compartir, de interesarse”.

Cuando nos paramos a leer el libro, puede parecernos desfasado porque se centra en muchos ejemplos de la educación de la época, pero no hay ejemplo que no podamos aplicar a la educación de hoy día.

Otras de sus obras más emblemáticas es “La escuela: esa vieja y gorda vaca sagrada”. En ella, Illich hace críticas a la rigidez de la escuela pública, así como su centralización y las desigualdades que encubre.

Illich ha sido muy criticado  lo largo del tiempo debido a sus duras críticas en ocasiones radicales y a que no planteó ninguna alternativa realista que consiguiera que tuviera una gran cantidad de seguidores.

Pero esto no quita que Illich se haya convertido en uno de los grandes pensadores de los años 60 siendo un precedente en aquellos educadores que querían centrar sus fuerzas en atender las necesidades del entorno del alumnado, a su realidad haciendo así el aprendizaje efectivo.

Sea como sea, no nos cabe la menor duda de que Illich es un precedente a seguir, tanto en su tiempo como ahora, y que sus obras son libros que sin lugar a dudas, merecen un pequeño rincón en nuestra estantería.