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La tecnología de educación más importante en 200 años

Red Educa

Publicado el 13/02/2013 12:02

Los estudiantes en cualquier parte del mundo tienen acceso gratuito a educación en línea. ¿Cómo afectará esto al negocio de la educación, valorado en un billón de dólares?

Si te pidieran nombrar la innovación más importante dentro del transporte durante los últimos 200 años, podrías mencionar el motor de combustión, el transporte aéreo, la cadena de producción del Modelo T de Ford, o incluso la bicicleta. La lista es larga.

Probemos con otra pregunta: ¿cuál ha sido la innovación más grande dentro de la educación?

No te preocupes si no se te ocurre nada. La pregunta tiene truco y es una táctica utilizada por Anant Agarwal, un científico de computación nombrado este año para dirigir el edx, una iniciativa valorada en 60 millones de dólares (47 millones de euros) del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) y la Universidad de Harvard en Estados Unidos. La iniciativa tiene como objetivo que la educación universitaria se transmita a través de Internet de forma gratuita y a cualquier persona que quiera estudiar. La razón por la que no logramos dar respuesta a la pregunta es porque resulta raro ver grandes avances tecnológicos en la forma en que la gente estudia.

Agarwal cree que la educación está a punto de cambiar drásticamente. Dicho cambio tiene que ver con la potencia de Internet y sus tecnologías asociadas de cómputo de datos. Gracias a estos cambios, hoy día es posible transmitir vídeos de clases con sofisticados elementos interactivos, y los investigadores pueden recoger datos de los estudiantes que podrían ayudarles a hacer que la enseñanza fuera más eficaz. La tecnología es potente, bastante barata y global en su alcance. Edx afirma poder ofrecer educación a mil millones de estudiantes.

La educación en línea no es algo nuevo en EE.UU., donde más de 700.000 alumnos estudian hoy día en programas de 'educación a distancia'. Lo que resulta diferente es la escala de la tecnología aplicada por entidades líder, que mezclan objetivos de altas miras con modelos de negocio por Internet de bajo precio. En los artículos de la sección Business Report de este mes, MIT Technology Review hará un análisis del impacto de la educación en línea gratuita, en particular el de los 'enormes cursos abiertos en línea', o MOOC (por las siglas en inglés de 'massive open online courses'), ofrecidos por nuevas iniciativas educativas como edX, Coursera y Udacity, por nombrar las más prominentes.

Estas ideas afectan a mercados tan grandes que su valor es difícil de cuantificar. Solo hay que tener en cuenta que una cuarta parte de la población estadounidense, 80 millones de personas, está inscrita en educación primaria o secundaria, universitaria o de posgrado. Los gastos directos por parte del Gobierno ascienden a más de 800.000 millones de dólares (629.000 millones de euros). A esa cifra hay que añadir la formación privada y corporativa.

Puesto que la educación es económicamente importante pero su tecnología parece ineficiente y estática, a menudo es considerada (junto con la atención sanitaria) como la industria madura en la que se producirá el próximo cambio radical, o disrupción. Esta creencia ha sido promovida por Clayton Christensen, el influyente profesor de la Escuela de Negocios de Harvard que acuñó el término 'tecnología disruptiva'. En dos libros sobre educación, ha planteado un modelo de aprendizaje en línea: seguirá extendiéndose y mejorará, y con el tiempo cambiará muchas ideas sobre el modo en que enseñamos, y también posiblemente algunas instituciones.

Bajo el punto de vista de Christensen, las tecnologías disruptivas tendrán éxito inicial en los mercados "donde no haya alternativa". Esto explica por qué el aprendizaje en línea es ya importante dentro del mercado de la educación de adultos (por ejemplo, MBA de gama baja y titulaciones de enfermería). También explica el repentino ascenso de organizaciones como Khan Academy, una organización no lucrativa cuyos videos de matemáticas gratuitos en línea han logrado recibir financiación de Bill Gates y son idolatrados por los medios de comunicación. Los primeros seguidores de Khan fueron padres que no pueden permitirse pagar 125 dólares (100 euros) a la hora por un tutor de matemáticas privado. Para ellos, Salman Khan, el encantador narrador de los videos, es un sustituto plausible.

Los sencillos vídeos de Khan también generan críticas, que ponen en cuestión si sus tutoriales realmente logran enseñar matemáticas tan bien como parece. "Estamos 100 por cien de acuerdo en que no vamos a resolver los problemas de la educación", responde Khan. Pero señala que el punto a tener en cuenta es que, a nivel de tecnología, "estamos a la cabeza del movimiento inicial". Va a dedicar alrededor de 10 millones de dólares (7,5 millones de euros) al año en mejorar sus vídeos, que ya incluyen ejercicios y análisis que permiten a los profesores realizar un seguimiento de 50 o 100 estudiantes a la vez. Muy pronto, según me asegura Khan, sus contenidos gratuitos "serán tan buenos o mejores que cualquier contenido de pago".

La enseñanza digital se enfrenta a ciertos límites. Al estudiar por Internet no podemos oler una resistencia quemándose, o mojarnos las manos en un laboratorio de biología. Sin embargo, la economía de la distribución de la enseñanza a través de Internet es tan favorable que parece suponer una amenaza para cualquiera que quiera construir un campus o contratar maestros. En edX, Agarwal asegura que el mismo equipo de tres personas, compuesto por un profesor y sus asistentes, que solía enseñar diseño de circuitos analógicos a 400 estudiantes del MIT, ahora maneja 10.000 estudiantes en línea y podría atender a una cantidad cien veces mayor.

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